viernes, 31 de mayo de 2019

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (XXXV) - Tratado de los Siete Rayos. VOL. 4 - Curación Esotérica (II)



Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXXIV)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 4 - CuraciónEsotérica (1953) 

“…Amarguras, disgustos, odios y un sentido de frustración pueden producir, y lo hacen, muchas de las prevalecientes condiciones tóxicas y un estado de intoxicación general y mala salud de que mucha gente habitualmente sufre. Su visión es más grande que sus realizaciones y esto causa sufrimiento emocional. La curación de esto reside en la sencilla palabra aceptación. No es un estado negativo de asentimiento a una sumisa vida inactiva, sino una positiva aceptación (en pensamiento y expresión prácticas) de una condición que parece, en el momento inevitable, lo cual conduce a evitar toda pérdida de tiempo al tratar de realizar lo imposible y a efectuar el correcto esfuerzo para llevar a cabo lo que es posible.” (354)

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“…El aspecto amor, se manifiesta a través del corazón, el sistema circulatorio y el sistema nervioso. Por muchas causas es muy importante que se comprenda esto, pues controla predominantemente el cuerpo etérico y su asimilación de prana o vitalidad. Este prana actúa por medio de la sangre y los nervios, pues la fuerza de la vida utiliza la corriente sanguínea, y la fuerza síquica actúa a través del sistema nervioso. Ambos sectores del organismo humano causan la mayor parte de las dolencias en la actualidad y las causarán en mayor medida en el futuro. La raza aprende por medio del sufrimiento, y sólo la extrema necesidad impulsa al hombre a buscar una solución y alivio.” (355)

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“…se observará que las enfermedades principales que sufre el discípulo (que son excepcionales y limitadas principalmente a la humanidad avanzada) pueden ser ocasionadas por la sobrestimulación o afluencia de energía a un centro determinado, produciendo excesiva perturbación en esa zona.” (356)

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“… La sangre es la vida, y el libre intercambio, la libre participación, la libre circulación de todo lo que se requiere para un correcto vivir humano, caracterizará al mundo futuro. Estas condiciones no existen, el cuerpo de la humanidad está enfermo y su vida interna desorganizada. En vez de la libre circulación del aspecto vida en todas partes, ha existido separación, congestión, estancamiento y canales obstruidos. Ha sido necesaria la terrible crisis actual para que la humanidad perciba esta condición enfermiza, la enorme extensión del mal y descubra que las enfermedades de la “sangre de la humanidad” (simbólicamente entendida) son tan graves que se requieren las más drásticas medidas -dolor, agonía, desesperación y terror- para lograr su curación.” (357)

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“Las enfermedades del sistema nervioso producidas por la afluencia de energía a todas las partes del cuerpo, ya sea dirigida por la personalidad, algún aspecto del yo inferior personal, o por el alma, vía el cerebro, son muchas, y se agudizan a medida que el discípulo se acerca a la iniciación o se convierte en un iniciado. Al margen de los males psicológicos que esto produce, existen otras numerosas condiciones, debidas a esta afluencia de fuerza. El discípulo, por ejemplo, llega a estar excesivamente estimulado y por consiguiente superactivo; sufre un desequilibrio y con esto no me refiero al desequilibrio mental (aunque puede ocurrir) sino al superdesarrollo e hiperexpresión de alguna parte de su naturaleza. Puede llegar a estar exageradamente superorganizado por medio de algún centro hiperactivo, o suborganizado e inactivo. Por lo tanto está sujeto al desequilibrio del sistema glandular, con todas las dificultades derivadas. La sobrestimulación o el subdesarrollo, en lo que concierne a los centros, generalmente afecta a las glándulas, y éstas a su vez producen las dificultades del carácter, que lógicamente también traen problemas ambientales, así como impedimentos de la personalidad.” (358)

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“LEY V

No existe nada más que energía, porque Dios es Vida. En el hombre se unen dos energías, pero hay otras cinco presentes. Para cada una se ha de encontrar un punto central de contacto. El conflicto de esas energías con las fuerzas, y de las fuerzas entre sí, producen los males corporales del hombre. El conflicto entre las primeras y las segundas persiste durante edades, hasta llegar a la cima de la montaña, la primera gran cima. La lucha entre las fuerzas produce todas las enfermedades, dolencias y dolores corporales que buscan la liberación en la muerte. Las dos, las cinco y también las siete, además de aquello que ellas producen, poseen el secreto. Ésta es la quinta Ley de Curación en el mundo de la forma.

Esta Ley comprende ciertas afirmaciones básicas clasificadas de la manera siguiente:

1. Vivimos en un mundo de energías y somos parte constituyente de ellas.

2. El vehículo físico es una fusión de dos energías y siete fuerzas,

3. La primer energía es la del alma o energía egoica. Es la que produce el conflicto cuando la energía del alma trata de controlar las fuerzas.

4. La segunda energía es la de la triple personalidad -el rayo de la personalidad se resiste a la energía superior.

5. Las fuerzas son las otras energías o potencias de rayo que controlan los siete centros, siendo dominadas por la energía de la personalidad o la del alma.

6. Por lo tanto, dos conflictos tienen lugar entre las dos principales energías y también entre otras energías, enfocadas a través de los siete rayos.

7. La interacción de estas energías produce buena o mala salud.” (359)

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“El objetivo que tiene ante sí el aspirante, o discípulo en probación consiste en transferir las fuerzas desde los centros ubicados abajo del diafragma, por intermedio del centro plexo solar, a los centros ubicados arriba del diafragma. La energía de la base de la columna vertebral debe ser transferida a la cabeza; la energía del centro sacro debe ser elevada a la garganta, mientras que la energía del plexo solar debe ser transferida al corazón. Esto se hace en respuesta a la “atracción” magnética del rayo del alma cuando comienza a dominar al rayo de la personalidad. Este proceso es largo y doloroso, abarcando muchas vidas y acarreando, como resultado, muchos males físicos.” (360)
           
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“Gran parte del malestar que siente la humanidad en los diferentes cuerpos, puede ser atribuido a este constante movimiento de los centros y a la continua afluencia de energías; la incapacidad de los centros para desarrollarse o responder, produce, en muchos casos, enfermedades y dificultades; en otros, su desenvolvimiento desequilibrado, desarrollo retardado y falta de respuesta, crea problemas, y aún en otros su desenvolvimiento prematuro e hiperactividad acarrea peligros; la causa de tantas dificultades reside en que el mecanismo físico no está a la altura del desarrollo interno. Así se podrá apreciar nuevamente la complejidad del tema. La etapa teórica es muy sencilla, excepto cuando se ponen en movimiento fuerzas que oportunamente conducen a dificultades. La etapa de reacción a la respuesta y de adaptación a la teoría también establece un ciclo de gran dificultad y complejidad, porque conduce a un ciclo de experimento y experiencia durante el cual el discípulo sufre mucho y aprende. Luego, a medida que va adquiriendo experiencia, sobreviene la etapa de expresión espiritual, y tiene lugar la anulación de los peligros, librándose de las dificultades y enfermedades. Así se restablece la simplicidad.” (361)

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“…la trasferencia de energías de los cinco centros, a lo largo de la columna vertebral a los centros de la cabeza, acarreará sus propios problemas. La estimulación del centro ajna por el enfoque de estas energías puede conducir a desastrosos problemas psicológicos. Un hombre puede convertirse temporariamente en un maniático egocéntrico (todo es temporario en la larga vida del alma) y llegar a ser un monstruo humano como Hitler y otros de su misma calaña, aunque en menor grado; también puede sufrir violentos ataques epilépticos o afectarle la vista y quedar ciego. Todos estos puntos merecen una cuidadosa reflexión.” (362)

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“En consecuencia deberá tenerse en cuenta que los cuerpos físicos que ahora ocupa la humanidad están construidos de sustancia muy antigua, la cual se halla contaminada o condicionada por la historia del pasado. A este concepto debemos agregar otros dos: Primero, esas almas que encarnan, atraen hacia sí el tipo de materia con la cual deben construir sus envolturas externas que responderán a algún aspecto de su naturaleza más sutil; por ejemplo, si las condiciona el deseo físico, la materia de su vehículo físico responderá en gran parte a este anhelo particular. Segundo, cada cuerpo físico lleva en sí la simiente de una inevitable retribución, si se abusa de sus funciones. El gran pecado original en tiempos de lemuria fue de naturaleza sexual, y no sólo se debía a las innatas tendencias sino a la extraordinariamente densa población de su civilización y a la estrecha relación con el reino animal. En esa época originaron las enfermedades sifilíticas.

Los ignorantes piensan ingenuamente que las razas primitivas están libres de ese tipo de contaminación y que muchas enfermedades sexuales y sus resultados, son preponderantemente enfermedades de la civilización. Esto no es así desde el punto de vista ocultista. El verdadero conocimiento comprueba ser lo contrario. En la infancia de la raza se produjeron erróneos apareamientos, promiscuidad y una serie de perversiones; de acuerdo a las palabras de algunos de los más antiguos libros, que existen en los Archivos de los Maestros, leemos: “La tierra cobró su tributo y la tierra lo hizo con la tierra, contaminada e impura, volviendo a la tierra; entonces la vida pecaminosa penetró en la prístina pureza de la antigua madre. En lo más profundo del suelo se halla el mal, emergiendo a la forma de vez en cuando; sólo el fuego y el sufrimiento pueden purificar el mal que la madre ha trasmitido a sus hijos”.” (363)

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“En el trascurso de las épocas la humanidad entró en la etapa atlante de desarrollo. El control consciente del cuerpo físico quedó bajo el umbral de la conciencia; el cuerpo etérico se hizo en consecuencia más poderoso (un hecho que frecuentemente no es considerado) y el cuerpo físico como un autómata reaccionó acrecentadamente a la impresión y orientación impuestas por la naturaleza deseo en constante desarrollo. El deseo se trasformó en algo más que una simple respuesta al impulso físico animal y a los instintos primitivos; se dirigió hacia objetos y objetivos extraños al cuerpo, hacia las posesiones materiales y aquello que (al ser visto y codiciado) podría poseer. Así como los principales pecados de la época lemuria (si se los puede llamar pecados en su verdadero sentido, teniendo en cuenta la poca inteligencia de la raza) se cometían por el abuso del sexo, análogamente el mayor pecado de los atlantes fue el latrocinio, muy difundido y general. Los gérmenes de la agresión y la adquisición personal comenzaron a manifestarse, culminando en la gran guerra (relatada en La Doctrina Secreta) entre los Señores de la Faz Luminosa y los Señores de la Faz Oscura. Para apoderarse de lo que codiciaban y creían necesario, los más evolucionados de esa raza comenzaron a practicar magia. Me resulta imposible delinear la naturaleza y las prácticas de la magia de los atlantes, ejerciendo control sobre los elementales y las formas de vida que ahora han sido obligadas a retroceder a su guarida, y son inaccesibles a la humanidad; tampoco puedo indicar los métodos especiales empleados para adquirir lo deseado, las palabras de poder pronunciadas y los rituales cuidadosamente planeados, seguidos por quienes buscaron enriquecerse y posesionarse de lo que deseaban, sin tener en cuenta a costa de quién lo hacían. Este trabajo mágico constituía la parodia de la magia blanca tan abiertamente utilizada en esos días, antes de la gran guerra, entre las Fuerzas de la Luz y las Fuerzas del Mal. La correcta magia era muy conocida por el pueblo atlante y utilizada por los Miembros de la Jerarquía, a quienes se les había confiado la orientación de la raza, y Ellos combatían el desenfrenado mal en las esferas superiores. Este mismo mal, nuevamente en son de guerra, está siendo combatido por los hombres de buena voluntad bajo la dirección de la Gran Logia Blanca. El colmo del lujo fue alcanzado en la Atlántida, de la cual nuestra jactanciosa civilización nada sabe ni nunca ha igualado. Algunos tenues indicios de ello nos han llegado de las leyendas del antiguo Egipto, de los descubrimientos arqueológicos y de los viejos cuentos de hadas. Se produjo un resurgimiento de la maldad y agravios puramente atlantes en los días de la decadencia del Imperio Romano. La vida fue mancillada por la miasma del egoísmo más abyecto, y las fuentes mismas de la vida fueron contaminadas. El hombre vivía y respiraba únicamente para poseer el máximo lujo y la mayor cantidad de cosas y bienes materiales. Fueron sofocados por el deseo y acicateados por la idea de no morir nunca, vivir eternamente y adquirir todas las cosas que deseaban.

Tuberculosis.

En la situación anteriormente mencionada hallamos el origen de la tuberculosis. Originó en los órganos que el hombre posee para respirar y vivir y fue impuesta como castigo por la Gran Logia Blanca; los Maestros promulgaron una nueva ley para el pueblo atlante cuando los vicios de lemuria y la codicia atlante llegaron al grado más despiadado. Esta ley puede ser traducida en los siguientes términos: “Quien sólo vive para los bienes materiales, quien sacrifica toda virtud con el fin de adquirir lo imperdurable, morirá en vida, encontrará que le falta el aliento y, sin embargo, rehusará pensar en la muerte hasta que le llegue el llamado.”

Resulta difícil en estos días apreciar o comprender el estado de conciencia de los atlantes. No existían procesos mentales, excepto entre los conductores de la raza; únicamente prevalecían los despiadados e insaciables deseos. Esta acción de la Gran Logia Blanca obligó la imposición de dos premisas y enfrentó a la raza con dos problemas hasta entonces incomprendidos. El primero fue que las actitudes psicológicas y los estados de conciencia pueden traer y traen condiciones fisiológicas, buenas y malas. El segundo, que por primera vez los pueblos debían reconocer el fenómeno de la muerte -muerte que ellos mismos produjeron en forma nueva y no únicamente por medios físicos. Esto tuvo que ser dramatizado en forma definidamente objetiva, porque aún las masas no respondían a la enseñanza verbal sino sólo a los eventos visuales. Cuando vieron que una persona particularmente inclinada al robo comenzaba a sufrir una horrenda enfermedad que parecía surgir de dentro de sí mismo y –mientras sufría- mantenía su amor por la vida (como lo hacen hoy los tuberculosos), enfrentaron otro aspecto o forma de la ley original (impuesta en tiempos de lemuria) que decía: “El alma que peca, morirá”. La muerte hasta entonces había sido aceptada sin protesta alguna, como el destino de todas las cosas vivientes, pero desde ese momento, por primera vez, la relación mental entre la acción individual y la muerte fue reconocida -aunque todavía en forma tenue y débil- y la conciencia humana dio un gran paso adelante. El instinto no pudo manejar esta situación.

La muerte es una grande y universal herencia; todas las formas mueren, porque esa es ley de la vida, hablando paradójicamente. Ha llegado el momento de enseñar a la raza que la muerte puede ser el fin de un ciclo y una automática respuesta a la Gran Ley de los Ciclos, que continuamente instituye lo nuevo y destruye lo viejo, o puede producirse por el abuso del cuerpo físico, por la mala aplicación de la energía y por la deliberada acción del hombre mismo. El hombre que deliberadamente peca y psicológicamente se equivoca en sus actitudes y consiguientes acciones, comete un suicidio, como el hombre que premeditadamente se hace volar los sesos. Pocas veces esto es comprendido, pero la verdad se irá haciendo cada vez más evidente.

Un mandato bíblico nos recuerda que los pecados de los padres se extenderán a los hijos, afirmación literal acerca de las enfermedades que la humanidad ha heredado de la raza lemuria y atlante. La sífilis y la tuberculosis han prevalecido ampliamente durante la primera mitad de la raza aria, en la cual nos hallamos, y hoy no sólo afectan a los órganos de la procreación o a los pulmones (tal como sucedió en las primeras etapas de su aparición), sino que han involucrado ahora la corriente sanguínea y en consecuencia todo el organismo humano.

Mucho se ha hecho durante los últimos cincuenta años para controlar la gran enfermedad atlante de la tuberculosis, por medio de una vida sencilla, alimentos sanos y abundantes y aire puro. Mucho se esta haciendo para controlar, finalmente, las enfermedades sifilíticas, y ambas serán eventualmente extirpadas, no sólo por el tratamiento sano y los descubrimientos de las ciencias médicas, sino porque la raza -a medida que se polariza más mentalmente- podrá encarar el problema desde el ángulo del sentido común, y decidirá que el pecado físico exige un castigo demasiado severo y que no vale la pena poseer lo que no se ha merecido ni se ha necesitado y en consecuencia no le pertenece.” (364)


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(354) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Tres. 3. Causas que se Inician en el Cuerpo Mental. B. Fanatismo Mental. El Dominio de las Formas Mentales. (pág. 76)
(355) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 3. Causas que se Inician en el Cuerpo Mental. Tres Leyes Mayores para la Salud. (pág. 86)
(356) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. A. Enfermedades de los místicos. (pág. 94)
(357) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. B. Enfermedades de los Discípulos. 1. Los Problemas Específicos de los Discípulos. (pág. 102)
(358) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. B. Enfermedades de los Discípulos. 1. Los Problemas Específicos de los Discípulos. (pág. 103)
(359) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. B. Enfermedades de los Discípulos. 2. Dificultades Incidentales al Contacto con el Alma. (pág. 108)
(360) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. B. Enfermedades de los Discípulos. 2. Dificultades Incidentales al Contacto con el Alma. (pág. 109)
(361) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. Los Siete Centros Principales. (pág. 127)
(362) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Cuatro. 4. Enfermedades Originadas en la Vida del Discipulado. Los Siete Centros Mayores (continuación). (pág. 136)
(363) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Segundo. Causas que Emanan de la Vida Grupal. Ley VII. Regla Cinco. 1. Enfermedades de la Humanidad, Heredadas del Pasado (pág. 173)
(364) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Segundo. Causas que Emanan de la Vida Grupal. Ley VII. Regla Cinco. 1. Enfermedades de la Humanidad, Heredadas del Pasado. A. Enfermedades venéreas y sifilíticas. (pág. 176)

viernes, 24 de mayo de 2019

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (XXXIV) - Tratado de los Siete Rayos. VOL. 4 - Curación Esotérica (I)



Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXXIII)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 4 - CuraciónEsotérica (1953) 

“El tema de la curación es tan antiguo como las mismas edades y ha sido siempre materia de investigación y de experimentación. Pero el correcto empleo de las fuerzas de curación y de la facultad de curar está en su infancia. Sólo en esta era y generación, es posible, por fin, impartir las leyes de la curación magnética e indicar las causas de esas enfermedades –originadas en los tres cuerpos internos- que hoy devastan la estructura humana, causan un sinfín de sufrimiento y dolor, y hacen que el hombre atraviese el portal que conduce al mundo de la existencia incorpórea. Recién ahora el hombre ha llegado a un grado de evolución de su conciencia en que puede comenzar a comprender el poder de los mundos subjetivos y la nueva y vasta ciencia de la Psicología es su respuesta a este creciente interés. Los procesos de adaptación, eliminación y curación constituyen la preocupación de las personas que piensan y sufren.”(342)

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“El cuerpo astral o de deseos (a veces denominado cuerpo emocional) es el efecto producido por la interacción del deseo y de la respuesta sensible sobre el yo que se halla en el centro, y el efecto resultante (en dicho cuerpo) se experimenta como emoción, dolor, placer y todos los pares de opuestos. En ambos cuerpos, el cuerpo etérico y el astral, reside el noventa por ciento de las causas de las enfermedades y dolencias físicas.” (343)

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“…Un ser humano es una parte integral de la humanidad; un organismo dentro de un organismo mayor. Las condiciones existentes en el todo serán reflejadas en la unidad-yo; y muchos de los males que el hombre sufre hoy, son efectos de las condiciones existentes en el cuarto reino de la naturaleza, no siendo el hombre responsable de ellas.” (344)

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“La desarmonía que produce lo que se denomina enfermedad, corre a través de los cuatro reinos de la naturaleza y trae esas condiciones que producen dolor (donde la sensibilidad es exquisita y está desarrollada) y en todas partes congestión, corrupción y muerte. Reflexionen sobre las palabras siguientes: Desarmonía, Enfermedad, Dolor, Congestión, Corrupción, Muerte, porque describen la condición general que rige la vida consciente de todas las formas, macro y microcósmicas. Ellas no constituyen las causas.” (345)
           
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“Métodos de curación y técnicas paliativas que son peculiares de la humanidad, resultantes de la actividad mental del hombre. Indican el latente poder que posee como creador, y que progresa hacia la liberación. Señalan su habilidad discriminativa para presentir la perfección, visualizar el objetivo y por ende trabajar hacia esa ultérrima liberación. En la actualidad su error consiste en:

a. Su incapacidad de ver el verdadero valor del dolor.

b. Su resentimiento por el sufrimiento.

c. Su incomprensión de la ley de no-resistencia.

d. Su excesivo énfasis puesto sobre la naturaleza forma.

e. Su actitud hacia la muerte y su sensación de que la desaparición de la vida, fuera de la percepción visual, por intermedio de la forma, y la consiguiente desintegración de esa forma, indican desastre.” (346)

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“La responsabilidad del niño por las condiciones de su vida es prácticamente nula, a no ser que se admita el karma como factor predisponente y el poder de producir esos reajustes que surgen del pasado y afectan el presente.

…/…

Sólo sugeriré que el temario de las enfermedades podría ser encarado desde el ángulo del karma, lo cual sería de valor definido y concluyente si se hubiera dado una correcta enseñanza sobre este abstruso tema, desde que fue impartido en Occidente pero la verdad tal como nos ha llegado de Oriente ha sido tan distorsionada por los teólogos orientales, como las doctrinas de la Expiación y del Nacimiento virginal han sido mal interpretadas y enseñadas por los teólogos occidentales. La genuina verdad tiene muy poca semejanza con nuestras formulaciones modernas. Por lo tanto me encuentro seriamente limitado cuando debo tratar el tema de las enfermedades desde el ángulo del karma. Me es difícil impartir algo de la verdad tal como realmente existe, debido a las ideas preconcebidas sobre la antigua Ley de Causa y Efecto, que necesariamente existen en su mente. Si les dijera que la doctrina de la Emergente Evolución y las teorías modernas acerca de la actuación de un catalizador sobre dos sustancias -que cuando son puestas en mutua relación bajo el efecto del catalizador produce una tercera y diferente sustancia- encierra mucha verdad sobre el karma, ¿me comprenderían? Lo dudo. Si les dijera que el énfasis puesto sobre la Ley de Karma, que explica aparentes injusticias y acentúa la aparición del dolor, la enfermedad los sufrimientos, es solo una presentación parcial de la verdad básicamente cósmica, ¿aclararía algo? Si señalara que la Ley de Karma, correctamente interpretada y manejada, puede traer aquello que produce más fácilmente la felicidad, el bien y la liberación del sufrimiento, que el dolor con su corolario de consecuencias, ¿creen que captarían el significado de lo que digo?” (347)

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“La tendencia a la crítica, las violentas antipatías y los odios basados en la crítica o un complejo de superioridad, producen en gran parte la acidez que sufre la mayoría de las personas. Quisiera agregar aquí que estoy generalizando. Cuánta gente está predispuesta a un complejo de inferioridad respecto a sí mismo, pero también a un complejo de superioridad en lo que concierne a sus relaciones con otras personas. Los efectos estomacales del plano físico están estrechamente vinculados con el aspecto deseo del cuerpo físico, que halla expresión en comer y beber lo que se desea, trayendo, en consecuencia, esos ataques de bilis a que están predispuestas tantas personas.” (348)

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“De las tres enfermedades principales heredadas del pasado podría decirse que la sífilis, o las denominadas enfermedades sociales, son remanentes de los excesos de la época lemuria, siendo de tan antiguo origen que hasta la misma tierra está saturada de los gérmenes de estas enfermedades -hecho totalmente desconocido por la ciencia moderna. En el transcurso de las épocas los hombres han sufrido esa serie de infecciones, y millones murieron y fueron enterrados, contribuyendo con su cuota infecciosa a la tierra. En la época lemuria, el énfasis de la fuerza vital fue puesto sobre el cuerpo físico, su desarrollo, empleo y control y también sobre su perpetuación o reproducción. En ese entonces se iniciaron las dificultades vinculadas con el abuso de la vida sexual; esto fue, en sentido peculiar, el mal esencial primitivo, y este hecho es mencionado en las antiguas leyendas e insinuaciones halladas en los anales y escritos más remotos. Existen muchos testimonios mal interpretados al respecto, y cuando los hombres puedan leer los anales con más exactitud e interpretarlos más correctamente, hallarán el camino de salida, pues verán con más claridad las causas subyacentes.” (349)

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“…cuando la raza haya logrado un correcto control emocional, desaparecerá gradualmente el fenómeno del cáncer. Dije correcto control emocional; la inhibición y la represión de los impulsos del deseo, por la fuerza de la voluntad, no es correcto control. Es interesante observar que aunque tanto los hombres como las mujeres sufren de cáncer, la causa general no es idéntica, pero sí lo es la causa básica (la reacción por una excesiva expresión de la vida sexual mediante el desarrollo de la naturaleza de deseo). Debido a los riesgos que corren las mujeres durante el embarazo por haber dirigido el énfasis de la vida al aspecto sexual de la misma, se han rebelado en gran escala (como hicieron los atlantes) contra este tipo de expresión de vida, y en esta línea –el sexo- se hallan sus principales inhibiciones. Ellas no sufren tanto la inhibición de la expresión emoción-deseo-sentimiento, pero sí el hombre, y tiene una tradición o marcada tendencia a poseer mayor control emocional que las mujeres en el manejo de la vida. Los hombres no requieren ni adquieren un control tan marcado del sexo. El campo de su tendencia vital inhibida es, por lo tanto, de mayor extensión y en consecuencia (si se puede confiar en las estadísticas) más hombres que mujeres sufren de cáncer, aunque todos le temen a esta terrible enfermedad.” (350)

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“…Gran parte o quizás la mayoría de las dolencias que el hombre común sufre, están basadas en causas astrales o en un deseo claramente definido. Un deseo formulado, halla expresión en alguna forma de actividad.

…/…

Las demás enfermedades que la humanidad ha heredado no son tan fáciles de aclarar ni de definir. El hombre o la mujer son víctimas, pero la causa de la enfermedad o la dificultad (física o psicológica) se oculta en el lejano pasado, que la víctima (debido a su limitado conocimiento) es incapaz de investigar, ni tampoco puede llegar a la causa que produce el efecto. Lo que podrá afirmarse es que, con toda probabilidad, el deseo fue el impulso iniciador. Lo que los seres humanos son hoy, y lo que sufren, es el resultado de su lejano pasado, y el pasado presupone largos y arraigados hábitos. Dichos hábitos
inevitablemente son el resultado de uno de los dos factores siguientes:

1. El deseo, que domina y controla la acción,

2. El control mental que sustituye al deseo, mediante una campaña planeada, contraría en muchos casos al deseo normalmente sentido y definido.

Por lo antedicho, quisiera que capten la importancia del cuerpo sensorio emocional y su poder para iniciar esas causas secundarias que en esta vida se manifiestan como enfermedad.” (351)

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“…Cuanto más avanzado esté el aspirante, habrá mayor probabilidad de que la enfermedad que sufre se agrave y manifieste más poderosamente, a causa de la afluencia, en mayor o menor grado, de la fuerza estimuladora del alma. …” (352)

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“Quisiera tratar brevemente la causa más común de las perturbaciones:

preocupación e irritabilidad. Hoy predominan más que nunca y por las razones siguientes:

1. La situación mundial es tal, y los problemas y la incertidumbre son tantos, que casi ninguna persona en el mundo está exenta de ellos. Más o menos todos están implicados en la situación planetaria.

2. La intercomunicación entre los pueblos ha aumentado mucho y los hombres viven en grupos colectivos -grandes o pequeños- que inevitablemente producen un efecto mutuo como no ha sucedido anteriormente, “Si un miembro sufre, todos los demás sufren con él”, es una enunciación de la verdad, antigua pero nueva en aplicación, y reconocida por primera vez.

3. La acrecentada sensibilidad del mecanismo humano es de tal naturaleza, que los hombres sintonizan recíprocamente sus condiciones emocionales y actitudes mentales en una forma más nueva y poderosa. A sus propias absorbentes incumbencias y preocupaciones agregan las de sus semejantes, con quienes están relacionados.

4. Telepáticamente y también con un desarrollado sentido de previsión, hoy los hombres suman a las dificultades de otros o de algún grupo de pensadores o de personas, las dificultades que pudieran existir, aunque no están seguros de que existan.

Dichos problemas demostrarán cuán intensamente difícil es para el hombre encarar la vida. Será obvio que los problemas de la preocupación e irritabilidad (llamados por el Maestro Morya “peligrosidad”) son numerosos y deben ser considerados.

¿Por qué las dificultades del cuerpo astral son tan “peligrosas” y tan serias? La preocupación y la irritabilidad son peligrosas porque:

1. Reducen la vitalidad del hombre a tal grado que llega a ser susceptible a la enfermedad. El azote de la influenza tiene sus raíces en el temor y la preocupación, y cuando el mundo logre liberarse de la “temible” condición actual, veremos desaparecer la enfermedad.

2. Son tan infecciosas desde el punto de vista astral, que hacen descender la presión atmosférica astral, haciendo que sea difícil a las personas, astralmente, respirar libremente.

3. El temor, la preocupación y la irritabilidad astrales están tan difundidos hoy que podrían considerarse epidémicos, en sentido planetario.

4. La irritabilidad (no hablo aquí de la preocupación) tiene efectos inflamatorios -y la inflamación es insoportable- y conduce a muchas dificultades. Es interesante observar que ciertas dolencias de los ojos se deben a esto.

5. La preocupación y la irritabilidad obstaculizan la verdadera visión. Tapan la vista. El hombre, víctima de estas condiciones, sólo ve la causa de sus dolencias, estando tan absorbido en la propia conmiseración y consideración o por una condición negativa enfocada, que restringe su visión y obstaculiza a su grupo. Recuerden que existe tanto el egoísmo grupal como el individual.” (353)

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(342) INTRODUCCIÓN (pág. 11)
(343) INTRODUCCIÓN (pág. 12)
(344) INTRODUCCIÓN. Ley I (pág. 14)
(345) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. El Entrenamiento del Curador. Ley I (pág. 19)
(346) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. El Entrenamiento del Curador. Ley I (pág. 20)
(347) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. El Entrenamiento del Curador. Ley I. Regla Uno (pág. 24)
(348) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley II. Regla Dos. 1.Causas Originadas en la Naturaleza Emocional-Deseo. A. Emoción Incontrolada y Mal Regulada. (pág. 38)
(349) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Tres. 1. Causas Originadas en la Naturaleza Emocional-Deseo. B. Deseo Reprimido o Prevaleciente (pág. 53)
(350) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Tres. 1. Causas Originadas en la Naturaleza Emocional-Deseo. B. Deseo Reprimido o Prevaleciente (pág. 55)
(351) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Tres. 1. Causas Originadas en la Naturaleza Emocional-Deseo. B. Deseo Reprimido o Prevaleciente (pág. 58)
(352) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Tres. 1. Causas Originadas en la Naturaleza Emocional-Deseo. B. Deseo Reprimido o Prevaleciente (pág. 59)
(353) PRIMERA PARTE. Las Causas Fundamentales de las Enfermedades. Capítulo Primero. Las Causas Psicológicas de las Enfermedades. Ley III. Regla Tres. 1. Causas Originadas en la Naturaleza Emocional-Deseo. C. Enfermedades Producidas por la Preocupación e Irritabilidad. (pág. 61)


  (CONTINUACIÓN)

viernes, 3 de mayo de 2019

DIOS: ¿SE LO PUEDE DEFINIR?



No se si habrá la suficiente paciencia por parte de quien lea el comentario como para leerlo hasta el final. Si realmente se está interesado en hacerlo, mejor de buscar un momento en el que se disponga de tiempo.

Quien me conoce, sabe que soy partidario de que la gente "se moje" y ofrezca su opinión respecto a los temas que se exponen. Quien cree en algo debería de exponer (aunque fuese de forma esporádica) en que se basa o que le induce a creerlo, y no a esconderse detrás de grandes citas, libros sagrados y grandes maestros. De ahí mi agradecimiento a quienes se atreven, no tan solo a divulgar información espiritual, sino también a opinar sobre la misma.

El aportar textos de libros sagrados, maestros, filosofías..., es importante puesto que son la fuente y referente a la que podemos dirigir nuestros pasos cuando creemos que ese tipo de creencia coincide completamente con nuestra manera de ser, pero también lo es (incluso a veces mas a mi entender) que se debata y comente sobre los mismos a los efectos de contrastar y obtener de esta manera una visión mas amplia que la propia (probablemente, la información extraída del conjunto de 1000 conciencias con sus puntos de vista diferentes, será superior a la de una de sola), por muy dispares, diferentes o erróneos que pudiesen ser el conjunto

Precisamente por ser amplios y extensos los argumentos relacionados con el tema de Dios (forzosamente han de serlo), difícilmente pueden ser tratados correctamente desde una simple opinión, pero aún así, voy a intentar exponer el tema desde un ángulo que no suele tratarse, pero no por ello pueda ser falto de verosimilitud.

Se suele tener miedo a tratar este tema, quizás porque pueda ser considerado como irreverente el hacerlo o, puesto que es incomprensible para la mente humana (cualquier cosa superior es incomprensible para una de inferior hasta que una expansión de conciencia permite que deje de serlo), se busca la fácil excusa de decir que no puede ser tratado con la mente desde una perspectiva razonada y lógica, olvidando que una de las máximas del Kybalion dice: "El Universo -es mental-". Existimos por existir mentalmente en la Mente de Dios.

Aún así y a riesgo de poder cometer errores, me parece mas acertado el conjeturar sobre estos temas que el aceptarlos al pie de la letra. Un error permite su rectificación y conlleva su consiguiente comprensión del problema y subsiguiente avance personal. El creer por el mero hecho de creer, no nos hará errar (en el supuesto de que esa creencia sea cierta) pero tampoco avanzar dado que no habremos podido asimilar ni comprender el problema al no experimentar sus consecuencias.

Es fácil definir lo que es una silla, pero... ¿qué es Dios?

Una palabra que define (intenta definir y probablemente mal) a todo aquello que el ser humano no comprende, no entiende o, simplemente, se niega a querer comprender. Por lo tanto, para un ser menos evolucionado que viva en un remoto lugar, quizás dios sea la madre tierra que lo alimenta o ese astro (el Sol) que lo calienta y le permite con su luz ver la realidad de todo lo que se encuentra a su alrededor. Para otro ser quizás mas evolucionado, dios signifique aquello a lo que hay que temer si no se actúa como lo que se supone que el quiere, siendo entonces muy parecido a lo que es un ser humano común. Otros le atribuirán una magnificencia y poder del cual nada puede abstraerse y, por tanto, aceptarán sin ningún tipo de razonamiento ni discernimiento lo que se encuentre escrito en algún texto o haya dicho algún sabio personaje que consideren como maestro,... pudiéndonos extender ilimitadamente con muchas interpretaciones hasta donde cada ser sea capaz de imaginar y comprender. En lo que sí se suele coincidir es en que, a medida que una persona se encuentra mas evolucionada, ve a Dios como algo mas parecido y próximo a él mismo, no tan lejano, distante y amenazador.

Antes de continuar quisiera aclarar por si alguien se lo plantea, que por mi parte no deseo parecer irreverente o falto de humildad. Nada mas lejos de la realidad. El cuestionarse, plantearse, analizar..., en otras palabras, el intentar filosofar sobre el tema, lo único que pretende es aportar una percepción y visión mas de la muchas que existen sobre un tema abstracto, abstruso y complejo, con la única finalidad de intentar captar (aunque sea muy superficial e incompletamente) el qué y el por qué, y aportar un punto de vista que puede ser tan válido o erróneo como el de cualquier otro. Es un punto de vista más, probablemente erróneo como erróneos deberían de serlo todos los que no hayan podido realizarse desde una Conciencia superior. No puede ser de otra manera cuando se intenta captar lo que se encuentra más allá de nuestra comprensión, pero siempre será quizás algo mejor, mas elaborado y con un poco mas de esfuerzo que el aceptar algo sin ni tan solo reflexionarlo.

Otra de las máximas del Kybalion es: "Como es arriba -es abajo-". Por tanto y siguiendo la Ley de Analogías, intentemos simplificar (simplificar no significa menospreciar ni rebajar) conceptos para que, desde nuestro nivel, podamos situarnos en una posición mas cómoda para de esta manera poder interactuar e intentar comprender mejor.

Para ello imaginemos que Dios es El Logos de nuestro planeta (que es el Ser al que el Maestro Tibetano suele referirse habitualmente con el término "Dios"). Imaginemos (imaginemos, no forzosamente que creamos) que todo lo es El (El Logos Planetario).

Una vez situados en un nivel mucho mas reducido y de mas fácil comprensión para nuestras limitadas mentes, puedo empezar a exponer, refiriéndome a partir de ahora siempre al Logos, como si Él fuese Dios.

El primer aspecto que a mi entender confunde es el hecho de que al Logos se los considera como algo ajeno a nosotros. Es decir, El nos crea y nos deja en algún lugar separado de El, supervisado pero separado de El. Lo imaginamos como Algo superior pero ajeno a nosotros, no como nosotros (o mejor dicho, nosotros como una parte de El mismo).

Probablemente el querer considerarlo Ajeno o Diferente a nosotros sea una muestra de reverencia y de humildad y para dejar constancia de Su superioridad y grandeza respecto a nosotros. Pero de esta manera lo único que conseguimos es situarlo en un punto lejano y alejarlo de nosotros (aspecto este que debería ser contrario a lo que en realidad perseguimos, es decir, unirnos a El).

Por otro lado, a medida que un ser se encuentra mas evolucionado, suele ser mas humilde, comprensivo, bondadoso, tolerante... (Cristo es un buen ejemplo), por lo que parece lógico pensar que, a un Ser tan superior a nosotros, no le moleste ni importe que elucubremos sobre El, y mas si nuestro objetivo final es de intentar comprenderlo y de acercarnos a Él.

Ese alejamiento que mencioné, conduce a pensar que fuera de El mismo, lo que queda, el resto, "no es Real", no existe, es pura fantasía (maya o espejismo según se lo denomina en algunas filosofías orientales). Pero, ¿qué sentido tiene que un Excelso Ser se dedique a confundir a sus creaciones? ¿Qué puede llegar a impulsar a una grandiosa Entidad a sumir en el caos de lo irreal a todo lo que El ha creado, si Sabe de antemano que no es verdadero? ¿Es lógico pensar que la Materialización de la Perfección Idéa y Concibe algo imperfecto?

Aquí empieza el primer problema. Si nos encontramos separados de El no podemos ser El. Somos forzosamente otra cosa, no Lo mismo.

Si por el contrario somos una parte de El (infinitesimalmente pequeña, pero una parte de El), también lo es nuestra vida "que es un fragmento de Su Vida", nuestro aliento "que es un fragmento de Su Aliento", nuestras emociones "que son un fragmento de las Suyas", nuestros pensamientos, conciencia, experiencias... todo, "que son todos fragmentos Suyos" por pequeños que estos sean.

Imagino que estaremos de acuerdo en que los seres humanos (y voy a intentar referirme exclusivamente a ellos aunque el concepto dios lo abarque todo para no complicar el tema en exceso) somos una parte de Dios, un fragmento de Sí mismo ¿no? Por tanto, somos, si El es, pero si El deja de ser, nosotros (que somos El) también dejamos de ser. Pero no al revés. Yo "no puedo" dejar de ser El, porqué "soy El" (una pequeña parte) mientras El exista (se manifieste).

Por consiguiente, teniendo en cuenta que somos una pequeñísima fracción de Sí mismo, nuestra vida, aliento, emociones, pensamientos, conciencia, experiencias... cualquier cosa nuestra "es Suya", y "lo Suyo", a un nivel muchísimo mas inferior "es nuestro". Somos una infinitésima fracción de El. "Yo soy Su Vida" (una fracción), Su Aliento (una fracción), Sus emociones, pensamientos, ..., etc. Lo que ocurre es que nosotros no tenemos suficientemente desarrollados nuestros cuerpos, vehículos o instrumentos (al menos la mayoría) que nos permitan "ser conscientes" de El, y de "Su Vida, "Su Aliento", "Sus Emociones", "Sus Pensamientos"..., etc. (que en realidad no dejan de ser la totalidad de todo lo que El ha creado y le ha dotado de Vida). Pero "en latencia" y en "potencia" somos "El", una simple y pequeña fracción, pero "El" (o Ella, por si alguien se siente ofendida, aunque en realidad no exista el género en los niveles espirituales).

Por tanto, cuando "yo soy", soy una pequeñísima porción de El, siendo imposible dejar de "ser yo" tanto de forma voluntaria como involuntaria, ya que implicaría dejar de ser una fracción de El. Implicaría separación.

Mientras "El sea", yo seré. Cuando "El deje de ser" yo dejaré de serlo también. Pretender que siempre existe un "Yo Soy" pero no siempre un "yo soy", a mi entender es como pretender que siempre existe un bosque pero no siempre sus árboles. El conjunto de árboles forman el bosque (Yo Soy) y cada árbol individualmente (yo soy) una pequeña fracción del mismo. Pero el "bosque" existe si existen sus árboles. Si no hay árboles, no hay bosque.

Análogamente, mientras yo viva, mis células vivirán. Cuando yo muera, también dejarán ellas de existir.

Sí, siguiendo las analogías y en vez de subir bajar, nosotros somos "dioses de nuestro propio universo". Somos el dios de nuestras células, de igual manera que nosotros somos unas células de lo que para nosotros consideramos el Logos.

Probablemente lo que pueda confundir no es el hecho de Ser o no ser, del Yo Soy o el yo soy, dado que como indiqué, no podemos desvincularnos del Origen, sino el hecho de "Manifestarse" (Manvántara) o "no Manifestarse" (Pralaya). Si El se manifiesta, nosotros nos manifestamos. Si El "no" se manifiesta, nosotros tampoco podemos hacerlo. Si el bosque se materializa, sus árboles lo hacen también (el conjunto forman el bosque). Si el bosque no se materializa, tampoco pueden hacerlo sus árboles.

Aquí podríamos añadir una de las famosas frases del Baghavad Gita explicando lo anterior: "Habiendo compenetrado el Universo entero con un fragmento de Mi mismo, Yo permanezco". Es decir, Se manifieste o no, el Existe, pero nosotros (manifestados o no) también existimos en El. No tenemos porque dejar de ser siendo nosotros mismos El, seamos visibles o no visibles, manifestados o no manifestados, conscientes o inconscientes... En cualquier tipo de circunstancia, "siempre seremos El" (una pequeña parte).

¿Pueden nuestras células ser conscientes de nosotros? No, como nosotros no somos conscientes del Logos al no encontrarnos lo suficientemente desarrollados como para poder serlo.

¿Es el Logos consciente de nosotros, teniendo en cuenta que somos "simples células" de Su cuerpo de Manifestación? Si Lo desea puede serlo, aunque posiblemente nos encontremos por debajo del umbral de Su Conciencia. ¿Qué quiero decir?

¿Alguien de los que están leyendo estas lineas en este preciso instante "es consciente de que respira"? No, ¿verdad? (aunque justo ahora que lo habéis leído seguro que vuestra consciencia, al haber sido motivada por el texto, sí lo será). La respiración (en el ser humano al menos) se encuentra por debajo de nuestro nivel de conciencia. Es decir, no somos conscientes de la misma a no ser que voluntariamente nos propongamos centrar nuestra atención en ella, o un factor incidental (asfixia, falta de aire) nos lo recuerde. Lo mismo ocurriría con el Logos. Su conciencia se encuentra enfocada en niveles infinitamente superiores a los nuestros por lo que, a no ser que El de forma voluntaria centre Su conciencia en nosotros, nosotros nos encontramos por debajo del umbral de Su conciencia. Eso no quiere decir que se encuentre desvinculado de nosotros. Como es de suponer, tiene sus intermediarios (como pueden ser los ángeles, devas, seres mas evolucionados que nosotros pero menos que El, etc.) que le permiten, si Lo desea, ser consciente en cualquier momento de nosotros, de igual manera que nosotros tenemos nuestros mecanismos para ser conscientes de nuestras vidas inferiores como los diferentes órganos del cuerpo físico (intermediarios entre nuestra conciencia y la de las células), etc.

Respecto a los dos mundos o mundos paralelos que conviven juntos y son independientes según algunas filosofías dicen (el nuestro e irreal y el Suyo y real), uno mutable según nuestras circunstancias y el otro inmutable e inamovible verdadero y real, entiendo que mas que convivan dos mundos y uno sea ajeno del otro (si es ajeno conlleva separatividad), yo diría que son un único mundo con infinidad de interpretaciones y matices según sean las vivencias y experiencias de quien las vive.

Todas esas diferentes y "únicas" experiencias de todo ser humano (células del Logos), en su conjunto, otorgan la suficiente información como para que El pueda utilizarla si Lo precisa, contribuyendo de esta manera, aunque sea en una pequeña parte, a evolucionar, mejorarSe y alcanzar Su Propósito (desconocido por nosotros).

Probablemente muchos opinen que es imposible, que El es perfecto, y así humildemente Lo considero a nuestro nivel, pero ¿Lo es en el Suyo? Alguien dirá que no hay nada por encima de El, que El lo es Todo (recordemos que el concepto "todo" ya es de por sí un límite, por lo tanto si Lo es todo, tiene límites, lo cual no puede ser para un Ser Ilimitado). Siendo así y si ya Es perfecto, ¿qué sentido tiene nuestra existencia (recordemos que somos una fracción de El) si ya todo es perfecto e inmejorable? ¿Acaso ha de demostrarse a Sí mismo por medio de Su creación que El es perfecto? ¿Realmente creemos que el mundo que nos envuelve con el sufrimiento, dolor, penurias y muchas cosas mas, no son mejorables? No parece muy lógico a no ser que Su creación (y nosotros como parte de la misma) le sirva para poder evolucionar, mejorar y alcanzar un estado de perfección superior aún a la que Posee (aunque para nosotros y a nuestro nivel imaginemos que es imposible de mejorar).

El Universo es movimiento y el movimiento es evolución. Intentar poner a un Gran Ser un "límite de perfección "es reducir su grandiosidad como Ser y negarLe la posibilidad de que:

Primero, que exista Algo superior a El, Su referente, Su modelo a seguir y de alcance de Perfección.

Segundo, que no exista posibilidad de superación ni de mejora puesto que todo ya está hecho. Que somos simples marionetas de un destino ya premeditado y arbitrario. Arbitrario puesto que unos son felices y otros desgraciados; a unos les toca disfrutar y a otros sufrir; unos nacen en condiciones favorables y otros no... Por otro lado, si fuese ya trazado todo destino humano, la palabra libre albedrío que tanto se asocia al ser humano sería entonces una fantasía, al igual que la de la Ley del Karma, puesto que estando todo ya predestinado, no es necesaria una ley correctora o equilibradora, dado que lo que pase es inexorable y habrá de pasar. No es necesario equilibrar esa mala acción de tal personaje puesto que ya estaba predestinado a que fuese así y ese era su papel a ejecutar. ¿Para qué el Karma entonces? Si todo es inamovible y predestinado es totalmente innecesario.

Por la misma lógica, ese papel que toca interpretar lo habrá de interpretar también toda Existencia por elevada que Esta sea, ¿no?, surgiendo de inmediato la siguiente pregunta: ¿para qué el Universo ha de interpretar un papel si ya es sabido de antemano su resultado por quien Lo ha creado?

No me parece una idea muy divina. Mas me lo parece el hecho que se idee un plan, se intente llevarlo a la practica y a medida que este evoluciona, junto con sus aciertos y fracasos (quizás previstos, quizás no) vaya evolucionando y perfeccionándose a medida que transcurre de forma infinita.

Por otro lado, y respecto a otro aspecto que se comenta, aunque en cierta manera podamos ser responsables y cocreadores de nuestro futuro (por nuestro karma), quizás, al ser nosotros una parte y pequeña fracción del Logos mismo (una copia, minúscula pero idéntica de El), a Su nivel, también seamos receptores y herederos nosotros de Sus responsabilidades (y digo herederos, no responsables). ¿Injusto? También lo sería, por ejemplo, que nuestras células sufran las consecuencias de nuestro maltrato (bebida, tabaco, vicios, pasiones etc.) sin ser merecedoras ni responsables de las mismas, ¿no?

Para poder encontrar una lógica y equilibrio a este, entre comillas desequilibrio, podríamos decir que, por la misma regla de tres, todo lo bueno que heredamos de El aunque no lo merezcamos porque no nos lo hayamos ganado al no haberlo (aún) desarrollado, no por ello dejamos de recibirlo, ¿no? (el Amor, la Bondad, la Belleza, la Armonía la Paz... y un largo etc.).

Por lo tanto, podemos estar tranquilos que de buen seguro que de ese supuesto "desequilibrio en la balanza" del Logos, recibimos mas de positivo que de negativo (tratándose de un Ser Superior no podría ser de otro modo).

A estas supuestas imperfecciones del Logos Blavatsky en su doctrina secreta lo denomina "dioses imperfectos," o lo que es lo mismo, planetas no sagrados.

Respecto al Amor, libertad, alegría... son temas lo suficientemente interesantes, amplios y complejos como para tratarlos en otro tema. En otro momento si surge la oportunidad puede hablarse sobre el mismo.

Creo que ya va siendo hora de que el ser humano empiece a colaborar con el Plan Divino, no porqué se nos imponga, porqué lo diga una religión, filosofía, Maestro..., sino porqué hemos de ser conscientes y responsables de nuestro papel en el mismo.

Si intentamos comprender "que somos El" (aunque en mucha menor escala) y no "algo ajeno" a El; si intentamos entender que a mas nos identifiquemos con el mismo mas familiar y cercano lo sentiremos en nosotros, nos será más fácil comprender la necesidad de trabajar en la misma dirección que El, aunque en un principio, y por encontrarnos en un nivel evolutivo y de conciencia inferior, no podamos entender ese Plan. Pero colaborando y ayudando, por insignificante que pueda parecer por nuestra parte, poco a poco iremos alcanzando mayor comprensión y adquiriendo mayores expansiones de conciencia que, unidas a nuestro desarrollo espiritual, nos permitirán ir entendiendo primero y comprendiendo después, ese Maravilloso Plan que el Universo entero espera.

Finalmente y a modo de epilogo:

Como ejemplo y en toda esta disertación, he asociado al Logos Terrestre el papel de Dios, pero...¿realmente es lo que la mayoría entendemos por Dios? Imagino que no, puesto que por encima de El se encuentra el Logos Solar. Entonces, ¿Lo es El? Probablemente tampoco dado que el Logos Solar y su sistema no deja de ser uno de los 7 Logos Solares que conforman el cuerpo de manifestación de un Logos Cósmico (Aquel de Quien Nada Puede Decirse, como se suele referir el Maestro D.K.). ¿Es esa Excelsísima Entidad de la que nada puede decirse dado que ni los propios Maestros disponen de suficiente información, comprensión y experiencia sobre Ella, Dios? Por lógica (la mía al menos) parecería que no, ya que si observamos la bóveda celeste en una noche estrellada, veremos que existen infinidad de agrupaciones solares (constelaciones), las cuales forman parte de alguna galaxia, la cual no deja de ser una ínfima y discreta mota de polvo en medio del Universo, del cual, como dice D.K., El Universo mismo "Es una Entidad", pudiendo deducir entonces que, deben de existir "otros" Universos y "Algo" que los agrupe...

¿Lo dejamos aquí? Yo me veo incapacitado de ir más allá y, el mero hecho de tan solo intentar imaginarme tales magnitudes cósmicas, me produce vértigo.

Quizás en vez de especular e intentar comprender lo que nos es imposible, lo mas fácil sería entender que tenemos "siempre" como referente "a alguien o a algo superior a nosotros", que "es nuestro modelo a seguir y meta a alcanzar", y que, una vez alcanzada "por nuestros esfuerzos y méritos propios", "ese referente sera otro de mayor y esa meta otra de superior". Lo anterior, a mi entender, podría ser una definición bien válida de lo que es Dios.

Siempre hay algo superior "a" y modelo o referente "de" hasta... ¿el infinito?

Quizás esta última idea pudiese ser una definición de lo que significa "Eternidad".


Dani