Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXXI)
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Como en otras ocasiones, para
realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de
extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que
tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del
Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro,
capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la
información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
Dani
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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 3 - Astrología Esotérica (1951)
"1a Jerarquía.
Emana del Corazón del Sol central espiritual. Es el Hijo de Dios, el
Primogénito en sentido cósmico, así como Cristo fue el “Hermano mayor de una
vasta familia” y la “primera flor de la planta humana”. El símbolo de esta
Jerarquía es el Loto dorado con sus doce pétalos cerrados.
La Doctrina Secreta, T. 1., págs. 235-50; T. VI, págs. 199-200.
Deben recordar que esta Jerarquía es la sexta, pues ya han desaparecido
cinco, las cuales fueron producto del sistema anterior, donde el objetivo era
la Inteligencia o Manas. Las cinco Jerarquías liberadas son la suma total de
manas. En el orden es la quinta Jerarquía, y se dice que está en proceso de
lograr la liberación final o recibir la cuarta Iniciación, y es la causa de
ciertos fenómenos en nuestro planeta, por eso ha merecido ser llamada la
“Estrella del Sufrimiento”. Existe un vínculo kármico entre el reino animal y
la quinta Jerarquía Creadora del sistema anterior, que se expresa en el hombre
como la necesidad de crucificar la naturaleza física animal, especialmente en
la línea sexual. Debe recordarse que las Jerarquías actúan bajo la Ley de
Atracción, Ley de los Constructores.
Esta primera (sexta) Jerarquía tiene el primer aspecto del sexto tipo
de electricidad cósmica como tipo de energía, y maneja por lo tanto un poder
especial, conjuntamente con el fuego inferior o “fuego por fricción”, a medida
que se expresa en el sexto plano. Dichas vidas son llamadas “los ardientes
Hijos del deseo” y fueron “los Hijos de la necesidad”. El Antiguo Comentario
refiriéndose a ellos dice:
“Ardían por saber. Se lanzaron hacia las esferas. Son el anhelo del
Padre por la Madre. Sufren por ello, arden y anhelan, por medio de la sexta
esfera de sensación”.” (315)
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“Por el efecto que produce la energía que afluye de los signos
zodiacales, el hombre se prepara para la “crisis de orientación”, en la cual,
lenta y gradualmente, invierte su modo de progresar en la rueda de la vida y
conscientemente comienza el viaje de retorno a su fuente de origen. Entonces va
de Aries a Piscis vía Tauro, Escorpio y Capricornio, en vez de pasar de Aries a
Tauro vía Sagitario, Leo y Cáncer. La triplicidad de las constelaciones
mencionadas en estas dos grandes rutas alrededor del zodíaco, tiene un efecto
definido y trascendente y se la denomina “los signos trascendentales de
influencia.”. Durante este proceso se desarrolla el principio mental, la mente
discriminadora, y en esta específica conexión (no en forma general), el énfasis
se pone sobre la influencia que ejercen Aries, Géminis y Libra. Bajo esta
influencia, el hombre aprende a vencer el deseo, comprobando y experimentando
todo tipo de deseo e impulso egoísta. Así, gradualmente y con infinito dolor,
el alma humana aprende a actuar primeramente como miembro de la familia humana
y después como entidad espiritual, el alma divina.” (316)
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“… Esotérica y exotéricamente, Escorpio es el signo de la muerte y de
la inhumación en la tierra, del descenso a las profundidades, para ascender
nuevamente a las cumbres (la cima de la montaña en Capricornio). En algunos
libros muy antiguos se dice que “el calor de la tierra, la madre, y la picadura
del escorpión, son los dones benéficos que la rueda al girar proporciona al
hombre al comenzar y al finalizar”. Cuando estos dones son aceptados y utilizados
conducen al hombre a la liberación y oportunamente lo liberan del control y el
sufrimiento de la Cruz Fija.” (317)
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“Primero, Capricornio es un signo terrestre, y expresa el punto más
denso de materialización concreta de que es capaz el alma humana. El hombre es
entonces “de la tierra, terrestre”, y lo que El Nuevo Testamento llama “el
primer Adán”. En este sentido Capricornio contiene en sí mismo la simiente de
la muerte y del fin -la muerte final, que oportunamente tiene lugar en Piscis.
Reflexionen sobre esto. Cuando la cristalización ha llegado a cierto grado de
densidad y obtenido lo que se denomina dureza, es destruida y desintegrada
fácilmente, y el hombre nacido en Capricornio lleva a cabo su propia
destrucción, lo cual se debe a su naturaleza fundamentalmente materialista y a
los “golpes del destino”, que son la actuación de la ley del karma. Una y otra
vez se logra cierto grado de concreción, para sufrir nuevamente la destrucción,
previa a la liberación de la vida y a la reconstrucción de la forma.
Segundo. Capricornio es siempre el signo de la finalización, y su
símbolo es frecuentemente (aunque no siempre) la cima de la montaña, porque
marca el punto más allá del cual no se puede ascender, en algún ciclo
determinado de vida. Por eso Capricornio es el signo que esotéricamente ha sido
denominado “detención periódica”. El progreso llega a ser imposible bajo las
formas existentes y debe descender al valle del dolor, de la desesperación y la
muerte, antes de iniciar un nuevo intento de escalar las cumbres. El intento
actual de trepar al monte Everest es asombrosamente simbólico, y la Jerarquía
lo observa con mucho interés, porque en este esfuerzo vemos el intento de la
humanidad por llegar a la cumbre de la montaña, cuya cima, hasta ahora, vio
frustrado todo esfuerzo. Ésta es una cuestión de gran importancia e interés,
pero cuando la humanidad emerja a la luz y a la relativa gloria de la nueva
civilización, conquistará al mismo tiempo la última cima. Lo que representa el
más denso materialismo y la culminación de la grandeza terrena permanecerá,
pero estará bajo los pies de la humanidad.
Tercero, Capricornio, como consecuencia de lo anterior, es el signo
donde se inaugura un nuevo ciclo de esfuerzo, en lo que respecta al hombre
común o al iniciado. Esfuerzo, tensión, lucha y contienda, contra las fuerzas
naturales del bajo mundo, o las difíciles condiciones vinculadas a las pruebas
del discipulado o la iniciación, son las características de la experiencia en
Capricornio.” (318)
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“Los temas de la sangre y de la muerte, del sufrimiento y de las
exigentes pruebas del discípulo, del valor del conflicto individual y de ser
consciente de las penurias de la existencia, se deben básicamente a las
influencias combinadas de Escorpio y Marte que han regido durante tanto tiempo
al cristianismo, y sólo ahora empiezan a perder algo de su influencia.” (319)
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“Las pruebas, las dificultades y los sufrimientos de esta era son
síntomas e indicios de que “está viniendo a la manifestación” una nueva
civilización y cultura. Presagian el nacimiento de una nueva era que todo el
mundo aguarda. Ello ocurrirá si -hablando esotéricamente- la energía de sexto
rayo de Marte, se trasmuta en energía de sexto Rayo de Neptuno, el primero es
“objetivo y está harto de sangre” y el segundo es “subjetivo y está pletórico
de vida”.” (320)
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“Por ser Cáncer la puerta hacia la encarnación, está estrechamente
relacionada a Escorpio, por medio de Neptuno y Marte, y ambos expresan la
energía de sexto Rayo. En Cáncer tenemos la devoción del alma, desarrollada en
tal medida que el anhelo de manifestarse sobrepasa a todos los demás anhelos,
obligando al alma a cumplir con los procesos de encarnación. En Escorpio, ese
mismo espíritu de devoción (que está basado en el sentido de la dualidad y en
la necesidad de ir hacia aquello que no es el Yo) va en dirección contraria, y
el anhelo de liberarse y de hollar el Sendero de Retorno llega a ser tan fuerte
que el discípulo se somete a las pruebas, invierte -a costa de enorme dolor- su
posición en la rueda de la vida y asume la actitud del Observador, en
contradicción con la del Experimentador.” (321)
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“Pero deben ser captadas oportunamente en las etapas finales del
proceso evolutivo, la conciencia y la comprensión de un propósito mayor que
está detrás de la intención más exotérica del desenvolvimiento de la conciencia
en este sistema solar, en el planeta y en el hombre. Cuando el hombre
desarrolla esta comprensión se convierte en un iniciado, abandona su posición
en la Cruz Fija y empieza el relativamente lento proceso de ascender a la Cruz
Cardinal. Luego se convierte en un colaborador del gran proceso y propósito
creador. Empieza a crear su propio cuerpo de expresión en la Cruz Cardinal y a
sentir el impulso de Aries, pero aún no lo comprende. Manifiesta
conscientemente en el mundo lo que trata de llevar a cabo, revelándole Cáncer
los secretos de dicho mundo. Se convierte en su propio legislador, rigiendo su
conducta inteligentemente, controlando sus impulsos intelectualmente y después
Libra lo capacita para equilibrar las leyes materiales y espirituales. Cuando
ha realizado esto descubre que está preparado para iniciar nuevos y más
profundos experimentos (¿debería llamarlos experiencias?) y, como participante
en el plan divino y colaborador en el propósito divino, llega entonces a ser su
propio iniciador, y así está preparado para recibir la iniciación. Tales son
las paradojas de la vida espiritual. El secreto de la Cruz Cardinal es revelado
únicamente al hombre que ha ascendido a la Cruz Fija y ha sufrido su cuádruple
experiencia. No puedo decir más de lo que ya he dicho.” (322)
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“Virgo simboliza profundidad, oscuridad, calma y calor; es el valle de
la experiencia profunda, donde los secretos son descubiertos y, oportunamente,
“traídos a la luz”; es el lugar de la lenta y suave, aunque poderosa crisis y
periódicos desarrollos que tienen lugar en la oscuridad, aunque conducen a la
luz. Es la “etapa ciega” que se encuentra en los rituales masónicos, y que
precede siempre al don de la luz. Virgo representa “la matriz del tiempo” donde
el plan de Dios (el misterio y el secreto de las edades) madura lentamente y
-con dolor y malestar por medio de la lucha y el conflicto- es llevado a la
manifestación al finalizar el tiempo señalado. Parecería que hoy (curiosa y
convincentemente) estamos entrando en el octavo mes del período de gestación;
literalmente, es el caso que concierne a la humanidad porque contando de Virgo
a Acuario, signo en el cual estamos ahora entrando, vemos que existen
exactamente ocho signos: Virgo, Leo, Cáncer, Géminis, Tauro, Aries, Piscis y
Acuario, y que seguramente garantizan el inevitable nacimiento de la nueva era,
de la nueva conciencia y de la nueva civilización y cultura.” (323)
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“Respecto a los decanatos señalaré lo que constantemente subyace en
este tratado, que los astrólogos deben estudiar el horóscopo de un individuo,
teniendo en cuenta el lugar que ocupa en la rueda del zodíaco y considerar
hacia qué dirección va. ¿ Progresa alrededor de la rueda como personalidad, o
va adelante como alma? El conflicto que enfrentan todos los discípulos puede
atribuirse al hecho de que la vida de la forma del discípulo está influida, de
una manera por la rueda, y de otra por el aspecto conciencia o en dirección
contraria. El discípulo entra en el signo bajo la influencia de ese decanato
que constituye para él el primero, pero el tercero para el hombre común. Esto
está ejemplificado en forma interesante y práctica, por la constelación en la
cual estamos entrando ahora. Los tres decanatos de Acuario son, desde el ángulo
del discípulo: Saturno, Mercurio y Venus. En este orden lo afectan y llevan por
el camino deseado, ofreciéndole la oportunidad, por medio del conflicto, la
iluminación de la mente y, oportunamente, por el amor fraterno, que es
sabiduría. Comúnmente hablando, la masa humana pasará a través del signo por
conducto de Venus, Mercurio y Saturno, porque el hombre no evolucionado está
influido por esas cualidades que pueden ser mejor descritas como mente
instintiva o afectividad (Venus), amor fraternal en embrión; por el lento
desarrollo de la mente a través de la actividad de Mercurio, finalmente, como
resultado de este desenvolvimiento, sobreviene el conflicto y Saturno ofrece la
oportunidad de sufrir y, a través del sufrimiento, se aprende a elegir, a
analizar y a decidir correctamente los valores superiores. Estos puntos deben
ser cuidadosamente considerados por los astrólogos. Pero actualmente estamos en
un punto de crisis y el problema tiene amplias implicaciones, pues, por primera
vez en su historia, la humanidad comienza a ascender la Cruz Fija del
discípulo, invirtiendo así su progreso en el círculo zodiacal. Toda la
humanidad -debido al gran porcentaje de aspirantes e idealistas que piensan-
está entrando en Acuario a través de la puerta abierta de Saturno. Al mismo
tiempo un gran número de personas se halla en la etapa instintiva e
irreflexiva, y su conciencia es predominantemente atlante. Éstos entran a
través de Venus, y de allí el conflicto.” (324)
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“La Cruz Fija es la Cruz de la Luz. Y actuando continuamente a través
de esta Cruz, emanando desde Leo, se hallan “los fuegos de Dios” -cósmico,
solar y planetario-, purificando, intensificando la luz, haciendo oportunamente
una revelación al hombre purificado que se halla en la luz. De Aries proviene
el fuego cósmico, de Sagitario el fuego planetario y de Leo el fuego solar.
Cada uno de estos fuegos “limpia el camino, quemando”, para expresar los tres
aspectos divinos: espíritu (Aries), alma (Leo) y cuerpo (Sagitario). Tal es la
base científica de la yoga del fuego, aplicada por el hombre plenamente
autoconsciente para reflejar los tres aspectos divinos en los tres mundos, tres
modos de expresión divina en ellos. Este hecho tiene tal significación que se
descubrirá que ante el Portal de la Iniciación se halla la tierra ardiente que
debe atravesar todo discípulo e iniciado. El sujeto de Leo atraviesa esta
tierra ardiente con voluntad y olvido de sí mismo. Cuando ha alcanzado la plena
autoconciencia y la integración mental, y obtenido una personalidad efectiva,
entonces la atraviesa sin que lo detenga el sufrimiento.” (325)
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“Hércules captó el verdadero significado de la Cruz Mutable y, con
pleno conocimiento, ascendió a la Cruz Fija con todo su corolario de
dificultades y trabajos. El Buddha comprendió por medio de la total
iluminación, el significado de las Cruces Mutable y Fija, porque poseyó el
secreto de la revelación en Tauro, así como el secreto de la energía dirigida
en Escorpio fue el origen de la fuerza de Hércules. Pero el Cristo, conociendo
ambos secretos, comprendió con viviente compenetración el misterio de la Cruz
Cardinal, porque la luz de la Transfiguración (sufrida en Capricornio) le
reveló la gloria y el misterio trascendental.” (326)
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“Neptuno, develado, no relaciona a Cáncer con ninguna otra constelación
o signo; este hecho es de gran importancia porque indica que cuando un hombre
es un iniciado, no reacciona a la emoción y al sentimiento comunes o a las
relaciones de la personalidad, que se expresan por el placer o el dolor. Todas
son vencidas, superadas y, oportunamente, la vida acuosa de las reacciones
emocionales es sustituida por la vida del amor verdadero e incluyente.
Esotéricamente, el control egoico “hace desaparecer” a la Luna y todo vestigio
de la vida neptuniana. Al iniciado no lo rige ya la Madre de las Formas o el
Dios de las Aguas. Cuando “las aguas se desbordan y dispersan”, la Madre da a
luz al Hijo, y esa entidad espiritual individual queda entonces liberada.”
(327)
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(315) CAPÍTULO PRIMERO. El Zodíaco y los Rayos. 2. Las Jerarquías
Creadoras. 1a Jerarquía. (pág. 41)
(316) CAPÍTULO PRIMERO. El Zodíaco y los Rayos. 2. Las Jerarquías
Creadoras. 6a y 7a Jerarquía. (pág. 51)
(317) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Aries, El Carnero (pág. 82)
(318) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Capricornio, La Cabra (pág. 127)
(319) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Escorpio, El Escorpión (pág. 165)
(320) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Escorpio, El Escorpión (pág. 168)
(321) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Escorpio, El Escorpión (pág. 170)
(322) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Libra, La Balanza (pág. 185)
(323) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Virgo, La Virgen (pág. 199)
(324) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Virgo, La Virgen (pág. 215)
(325) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Leo, El León (pág. 223)
(326) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Cáncer, El Cangrejo (pág. 239)
(327) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la
Astrología Esotérica. Cáncer, El Cangrejo (pág. 244)
(CONTINUACION)