martes, 26 de marzo de 2019

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (XXXII) - Tratado de los Siete Rayos. VOL. 3 - Astrología Esotérica (I)



Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXXI)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 3 - Astrología Esotérica (1951)


"1a Jerarquía.

Emana del Corazón del Sol central espiritual. Es el Hijo de Dios, el Primogénito en sentido cósmico, así como Cristo fue el “Hermano mayor de una vasta familia” y la “primera flor de la planta humana”. El símbolo de esta Jerarquía es el Loto dorado con sus doce pétalos cerrados.
La Doctrina Secreta, T. 1., págs. 235-50; T. VI, págs. 199-200.

Deben recordar que esta Jerarquía es la sexta, pues ya han desaparecido cinco, las cuales fueron producto del sistema anterior, donde el objetivo era la Inteligencia o Manas. Las cinco Jerarquías liberadas son la suma total de manas. En el orden es la quinta Jerarquía, y se dice que está en proceso de lograr la liberación final o recibir la cuarta Iniciación, y es la causa de ciertos fenómenos en nuestro planeta, por eso ha merecido ser llamada la “Estrella del Sufrimiento”. Existe un vínculo kármico entre el reino animal y la quinta Jerarquía Creadora del sistema anterior, que se expresa en el hombre como la necesidad de crucificar la naturaleza física animal, especialmente en la línea sexual. Debe recordarse que las Jerarquías actúan bajo la Ley de Atracción, Ley de los Constructores.

Esta primera (sexta) Jerarquía tiene el primer aspecto del sexto tipo de electricidad cósmica como tipo de energía, y maneja por lo tanto un poder especial, conjuntamente con el fuego inferior o “fuego por fricción”, a medida que se expresa en el sexto plano. Dichas vidas son llamadas “los ardientes Hijos del deseo” y fueron “los Hijos de la necesidad”. El Antiguo Comentario refiriéndose a ellos dice:

“Ardían por saber. Se lanzaron hacia las esferas. Son el anhelo del Padre por la Madre. Sufren por ello, arden y anhelan, por medio de la sexta esfera de sensación”.” (315)

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“Por el efecto que produce la energía que afluye de los signos zodiacales, el hombre se prepara para la “crisis de orientación”, en la cual, lenta y gradualmente, invierte su modo de progresar en la rueda de la vida y conscientemente comienza el viaje de retorno a su fuente de origen. Entonces va de Aries a Piscis vía Tauro, Escorpio y Capricornio, en vez de pasar de Aries a Tauro vía Sagitario, Leo y Cáncer. La triplicidad de las constelaciones mencionadas en estas dos grandes rutas alrededor del zodíaco, tiene un efecto definido y trascendente y se la denomina “los signos trascendentales de influencia.”. Durante este proceso se desarrolla el principio mental, la mente discriminadora, y en esta específica conexión (no en forma general), el énfasis se pone sobre la influencia que ejercen Aries, Géminis y Libra. Bajo esta influencia, el hombre aprende a vencer el deseo, comprobando y experimentando todo tipo de deseo e impulso egoísta. Así, gradualmente y con infinito dolor, el alma humana aprende a actuar primeramente como miembro de la familia humana y después como entidad espiritual, el alma divina.” (316)

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“… Esotérica y exotéricamente, Escorpio es el signo de la muerte y de la inhumación en la tierra, del descenso a las profundidades, para ascender nuevamente a las cumbres (la cima de la montaña en Capricornio). En algunos libros muy antiguos se dice que “el calor de la tierra, la madre, y la picadura del escorpión, son los dones benéficos que la rueda al girar proporciona al hombre al comenzar y al finalizar”. Cuando estos dones son aceptados y utilizados conducen al hombre a la liberación y oportunamente lo liberan del control y el sufrimiento de la Cruz Fija.” (317)

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“Primero, Capricornio es un signo terrestre, y expresa el punto más denso de materialización concreta de que es capaz el alma humana. El hombre es entonces “de la tierra, terrestre”, y lo que El Nuevo Testamento llama “el primer Adán”. En este sentido Capricornio contiene en sí mismo la simiente de la muerte y del fin -la muerte final, que oportunamente tiene lugar en Piscis. Reflexionen sobre esto. Cuando la cristalización ha llegado a cierto grado de densidad y obtenido lo que se denomina dureza, es destruida y desintegrada fácilmente, y el hombre nacido en Capricornio lleva a cabo su propia destrucción, lo cual se debe a su naturaleza fundamentalmente materialista y a los “golpes del destino”, que son la actuación de la ley del karma. Una y otra vez se logra cierto grado de concreción, para sufrir nuevamente la destrucción, previa a la liberación de la vida y a la reconstrucción de la forma.

Segundo. Capricornio es siempre el signo de la finalización, y su símbolo es frecuentemente (aunque no siempre) la cima de la montaña, porque marca el punto más allá del cual no se puede ascender, en algún ciclo determinado de vida. Por eso Capricornio es el signo que esotéricamente ha sido denominado “detención periódica”. El progreso llega a ser imposible bajo las formas existentes y debe descender al valle del dolor, de la desesperación y la muerte, antes de iniciar un nuevo intento de escalar las cumbres. El intento actual de trepar al monte Everest es asombrosamente simbólico, y la Jerarquía lo observa con mucho interés, porque en este esfuerzo vemos el intento de la humanidad por llegar a la cumbre de la montaña, cuya cima, hasta ahora, vio frustrado todo esfuerzo. Ésta es una cuestión de gran importancia e interés, pero cuando la humanidad emerja a la luz y a la relativa gloria de la nueva civilización, conquistará al mismo tiempo la última cima. Lo que representa el más denso materialismo y la culminación de la grandeza terrena permanecerá, pero estará bajo los pies de la humanidad.

Tercero, Capricornio, como consecuencia de lo anterior, es el signo donde se inaugura un nuevo ciclo de esfuerzo, en lo que respecta al hombre común o al iniciado. Esfuerzo, tensión, lucha y contienda, contra las fuerzas naturales del bajo mundo, o las difíciles condiciones vinculadas a las pruebas del discipulado o la iniciación, son las características de la experiencia en Capricornio.” (318)
           
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“Los temas de la sangre y de la muerte, del sufrimiento y de las exigentes pruebas del discípulo, del valor del conflicto individual y de ser consciente de las penurias de la existencia, se deben básicamente a las influencias combinadas de Escorpio y Marte que han regido durante tanto tiempo al cristianismo, y sólo ahora empiezan a perder algo de su influencia.” (319)

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“Las pruebas, las dificultades y los sufrimientos de esta era son síntomas e indicios de que “está viniendo a la manifestación” una nueva civilización y cultura. Presagian el nacimiento de una nueva era que todo el mundo aguarda. Ello ocurrirá si -hablando esotéricamente- la energía de sexto rayo de Marte, se trasmuta en energía de sexto Rayo de Neptuno, el primero es “objetivo y está harto de sangre” y el segundo es “subjetivo y está pletórico de vida”.” (320)

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“Por ser Cáncer la puerta hacia la encarnación, está estrechamente relacionada a Escorpio, por medio de Neptuno y Marte, y ambos expresan la energía de sexto Rayo. En Cáncer tenemos la devoción del alma, desarrollada en tal medida que el anhelo de manifestarse sobrepasa a todos los demás anhelos, obligando al alma a cumplir con los procesos de encarnación. En Escorpio, ese mismo espíritu de devoción (que está basado en el sentido de la dualidad y en la necesidad de ir hacia aquello que no es el Yo) va en dirección contraria, y el anhelo de liberarse y de hollar el Sendero de Retorno llega a ser tan fuerte que el discípulo se somete a las pruebas, invierte -a costa de enorme dolor- su posición en la rueda de la vida y asume la actitud del Observador, en contradicción con la del Experimentador.” (321)

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“Pero deben ser captadas oportunamente en las etapas finales del proceso evolutivo, la conciencia y la comprensión de un propósito mayor que está detrás de la intención más exotérica del desenvolvimiento de la conciencia en este sistema solar, en el planeta y en el hombre. Cuando el hombre desarrolla esta comprensión se convierte en un iniciado, abandona su posición en la Cruz Fija y empieza el relativamente lento proceso de ascender a la Cruz Cardinal. Luego se convierte en un colaborador del gran proceso y propósito creador. Empieza a crear su propio cuerpo de expresión en la Cruz Cardinal y a sentir el impulso de Aries, pero aún no lo comprende. Manifiesta conscientemente en el mundo lo que trata de llevar a cabo, revelándole Cáncer los secretos de dicho mundo. Se convierte en su propio legislador, rigiendo su conducta inteligentemente, controlando sus impulsos intelectualmente y después Libra lo capacita para equilibrar las leyes materiales y espirituales. Cuando ha realizado esto descubre que está preparado para iniciar nuevos y más profundos experimentos (¿debería llamarlos experiencias?) y, como participante en el plan divino y colaborador en el propósito divino, llega entonces a ser su propio iniciador, y así está preparado para recibir la iniciación. Tales son las paradojas de la vida espiritual. El secreto de la Cruz Cardinal es revelado únicamente al hombre que ha ascendido a la Cruz Fija y ha sufrido su cuádruple experiencia. No puedo decir más de lo que ya he dicho.” (322)

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“Virgo simboliza profundidad, oscuridad, calma y calor; es el valle de la experiencia profunda, donde los secretos son descubiertos y, oportunamente, “traídos a la luz”; es el lugar de la lenta y suave, aunque poderosa crisis y periódicos desarrollos que tienen lugar en la oscuridad, aunque conducen a la luz. Es la “etapa ciega” que se encuentra en los rituales masónicos, y que precede siempre al don de la luz. Virgo representa “la matriz del tiempo” donde el plan de Dios (el misterio y el secreto de las edades) madura lentamente y -con dolor y malestar por medio de la lucha y el conflicto- es llevado a la manifestación al finalizar el tiempo señalado. Parecería que hoy (curiosa y convincentemente) estamos entrando en el octavo mes del período de gestación; literalmente, es el caso que concierne a la humanidad porque contando de Virgo a Acuario, signo en el cual estamos ahora entrando, vemos que existen exactamente ocho signos: Virgo, Leo, Cáncer, Géminis, Tauro, Aries, Piscis y Acuario, y que seguramente garantizan el inevitable nacimiento de la nueva era, de la nueva conciencia y de la nueva civilización y cultura.” (323)

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“Respecto a los decanatos señalaré lo que constantemente subyace en este tratado, que los astrólogos deben estudiar el horóscopo de un individuo, teniendo en cuenta el lugar que ocupa en la rueda del zodíaco y considerar hacia qué dirección va. ¿ Progresa alrededor de la rueda como personalidad, o va adelante como alma? El conflicto que enfrentan todos los discípulos puede atribuirse al hecho de que la vida de la forma del discípulo está influida, de una manera por la rueda, y de otra por el aspecto conciencia o en dirección contraria. El discípulo entra en el signo bajo la influencia de ese decanato que constituye para él el primero, pero el tercero para el hombre común. Esto está ejemplificado en forma interesante y práctica, por la constelación en la cual estamos entrando ahora. Los tres decanatos de Acuario son, desde el ángulo del discípulo: Saturno, Mercurio y Venus. En este orden lo afectan y llevan por el camino deseado, ofreciéndole la oportunidad, por medio del conflicto, la iluminación de la mente y, oportunamente, por el amor fraterno, que es sabiduría. Comúnmente hablando, la masa humana pasará a través del signo por conducto de Venus, Mercurio y Saturno, porque el hombre no evolucionado está influido por esas cualidades que pueden ser mejor descritas como mente instintiva o afectividad (Venus), amor fraternal en embrión; por el lento desarrollo de la mente a través de la actividad de Mercurio, finalmente, como resultado de este desenvolvimiento, sobreviene el conflicto y Saturno ofrece la oportunidad de sufrir y, a través del sufrimiento, se aprende a elegir, a analizar y a decidir correctamente los valores superiores. Estos puntos deben ser cuidadosamente considerados por los astrólogos. Pero actualmente estamos en un punto de crisis y el problema tiene amplias implicaciones, pues, por primera vez en su historia, la humanidad comienza a ascender la Cruz Fija del discípulo, invirtiendo así su progreso en el círculo zodiacal. Toda la humanidad -debido al gran porcentaje de aspirantes e idealistas que piensan- está entrando en Acuario a través de la puerta abierta de Saturno. Al mismo tiempo un gran número de personas se halla en la etapa instintiva e irreflexiva, y su conciencia es predominantemente atlante. Éstos entran a través de Venus, y de allí el conflicto.” (324)

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“La Cruz Fija es la Cruz de la Luz. Y actuando continuamente a través de esta Cruz, emanando desde Leo, se hallan “los fuegos de Dios” -cósmico, solar y planetario-, purificando, intensificando la luz, haciendo oportunamente una revelación al hombre purificado que se halla en la luz. De Aries proviene el fuego cósmico, de Sagitario el fuego planetario y de Leo el fuego solar. Cada uno de estos fuegos “limpia el camino, quemando”, para expresar los tres aspectos divinos: espíritu (Aries), alma (Leo) y cuerpo (Sagitario). Tal es la base científica de la yoga del fuego, aplicada por el hombre plenamente autoconsciente para reflejar los tres aspectos divinos en los tres mundos, tres modos de expresión divina en ellos. Este hecho tiene tal significación que se descubrirá que ante el Portal de la Iniciación se halla la tierra ardiente que debe atravesar todo discípulo e iniciado. El sujeto de Leo atraviesa esta tierra ardiente con voluntad y olvido de sí mismo. Cuando ha alcanzado la plena autoconciencia y la integración mental, y obtenido una personalidad efectiva, entonces la atraviesa sin que lo detenga el sufrimiento.” (325)

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“Hércules captó el verdadero significado de la Cruz Mutable y, con pleno conocimiento, ascendió a la Cruz Fija con todo su corolario de dificultades y trabajos. El Buddha comprendió por medio de la total iluminación, el significado de las Cruces Mutable y Fija, porque poseyó el secreto de la revelación en Tauro, así como el secreto de la energía dirigida en Escorpio fue el origen de la fuerza de Hércules. Pero el Cristo, conociendo ambos secretos, comprendió con viviente compenetración el misterio de la Cruz Cardinal, porque la luz de la Transfiguración (sufrida en Capricornio) le reveló la gloria y el misterio trascendental.” (326)

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“Neptuno, develado, no relaciona a Cáncer con ninguna otra constelación o signo; este hecho es de gran importancia porque indica que cuando un hombre es un iniciado, no reacciona a la emoción y al sentimiento comunes o a las relaciones de la personalidad, que se expresan por el placer o el dolor. Todas son vencidas, superadas y, oportunamente, la vida acuosa de las reacciones emocionales es sustituida por la vida del amor verdadero e incluyente. Esotéricamente, el control egoico “hace desaparecer” a la Luna y todo vestigio de la vida neptuniana. Al iniciado no lo rige ya la Madre de las Formas o el Dios de las Aguas. Cuando “las aguas se desbordan y dispersan”, la Madre da a luz al Hijo, y esa entidad espiritual individual queda entonces liberada.” (327)

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(315) CAPÍTULO PRIMERO. El Zodíaco y los Rayos. 2. Las Jerarquías Creadoras. 1a Jerarquía. (pág. 41)
(316) CAPÍTULO PRIMERO. El Zodíaco y los Rayos. 2. Las Jerarquías Creadoras. 6a y 7a Jerarquía. (pág. 51)
(317) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Aries, El Carnero (pág. 82)
(318) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Capricornio, La Cabra (pág. 127)
(319) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Escorpio, El Escorpión (pág. 165)
(320) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Escorpio, El Escorpión (pág. 168)
(321) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Escorpio, El Escorpión (pág. 170)
(322) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Libra, La Balanza (pág. 185)
(323) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Virgo, La Virgen (pág. 199)
(324) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Virgo, La Virgen (pág. 215)
(325) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Leo, El León (pág. 223)
(326) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Cáncer, El Cangrejo (pág. 239)
(327) CAPÍTULO SEGUNDO. EL ZODÍACO Y LOS RAYOS. La Naturaleza de la Astrología Esotérica. Cáncer, El Cangrejo (pág. 244)


(CONTINUACION)

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