Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XLV)
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Como en otras ocasiones, para
realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de
extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que
tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del
Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro,
capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la
información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
Dani
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De Belén al Calvario -AAB- (1937)
“…Cuando Buda recibió la
iluminación, "permitió entrar" una oleada de luz sobre la vida y
sobre nuestros problemas mundiales, y esta inteligente comprensión de las
causas de la angustia del mundo la formuló en las Cuatro Nobles Verdades, que
como bien se sabe son:
1. La existencia en el universo
fenoménico es inseparable del sufrimiento y la tristeza.
2. La causa del sufrimiento es el
deseo de vivir en el mundo de los fenómenos.
3. El cese del sufrimiento se
logra anulando todo deseo de vivir en este universo fenoménico.
4. El medio para lograr que cese
el sufrimiento es hollar el Noble Óctuple Sendero, en el cual se expresan la
recta creencia, las rectas intenciones, la recta palabra, las correctas
acciones, el recto vivir, el recto esfuerzo, el recto pensar y la correcta
concentración.” (472)
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“En la enseñanza del Buda tenemos
las tres maneras en que puede cambiarse la naturaleza inferior y prepararse
para ser una expresión consciente de la divinidad. Mediante el desapego el
hombre aprende a apartar su conciencia e interés de las cosas de los sentidos y
a desoir los llamados de la naturaleza inferior. El desapego impone un nuevo
ritmo al hombre. Mediante la lección del desapasionamiento se inmuniza del
sufrimiento de la naturaleza inferior, a medida que aparta su interés de las
cosas secundarias y de lo no esencial y lo centra en las realidades superiores.
Mediante la práctica del discernimiento, la mente aprende a seleccionar lo
bueno, lo bello y lo verdadero. Estas tres prácticas cambian la actitud hacia
la vida y la realidad, y cuando se efectúan sensatamente proporcionan la regla
de la sabiduría y preparan al discípulo para la vida crística.” (473)
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“Siempre han existido templos,
misterios y lugares sagrados, donde el verdadero aspirante podía hallar lo que
buscaba, y la necesaria instrucción sobre el camino que debía seguir. Un viejo
profeta dijo:
“... y habrá allí calzada y
camino y será llamado Camino de Santidad; el inmundo no pasará por él, sino que
estará con ellos; el que anduviere por este camino, por torpe que sea, no se
extraviará". (*)
Es un camino que va de afuera
adentro. Revela, paso a paso, la vida oculta velada por cada forma y símbolo.
Asigna al aspirante ciertas tareas que lo llevan a la comprensión, produciendo
una inclusividad y sabiduría que llenan las necesidades más sentidas. El
aspirante pasa la etapa de la búsqueda, o lo que los tibetanos llaman "el
conocimiento directo". En ese sendero, la visión y la esperanza dan lugar
al conocimiento. Se recibe una iniciación tras otra, llevando cada una al
iniciado, más cerca de la meta de la total unidad. Quienes trabajaron,
sufrieron y realizaron esto en el pasado, constituyen una larga cadena que se
extiende desde el pasado más remoto al presente, porque los iniciados están
todavía con nosotros y la puerta aún permanece abierta de par en par. Por
intermedio de esta jerarquía de realización los hombres son ascendidos paso a
paso por la larga escala que va de la tierra al cielo, para permanecer
oportunamente ante el Iniciador y en ese momento trascendental descubrir que
Cristo Mismo es quien Les da la bienvenida, el Amigo familiar que habiéndolos
preparado con el ejemplo y el precepto, los introduce en la presencia de Dios.
Tal ha sido la experiencia, la experiencia uniforme a través de las edades, de
todos los buscadores. Rebelándose en Oriente contra la rueda del renacimiento,
con su constante y reiterado sufrimiento y dolor, o en Occidente contra la
aparente y monstruosa injusticia de una vida dolorosa que el cristiano se
adjudica, por eso los hombres se han dirigido internamente para descubrir la
luz, la paz y la liberación, tan ardientemente deseadas.” (474)
(*) Is. 35:8.
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“La aspiración es un requisito
fundamental para el individuo y para la raza. Hoy la humanidad aspira a grandes
alturas y tal aspiración es responsable de los grandes movimientos nacionales
que se ven en tantos países. Al mismo tiempo los discípulos individuales están
esforzándose nuevamente por lograr la iluminación, incitados por su deseo de
llenar las necesidades del mundo. El egoísmo espiritual, característica de los
aspirantes del pasado, debe ser trascendido y trasmutado en amor al semejante y
en "participación de sus padecimientos".(*) El yo debe perderse de
vista en el servicio. El servicio se está convirtiendo rápidamente en la nota
clave de la época y en uno de los incentivos del esfuerzo racial. Enfrentar el
desastre y sufrir el doloroso experimento, siempre ha sido el sino del
discípulo individual. Evidentemente al discípulo mundial, la humanidad, se lo
considera digno de tal prueba. Esta universalidad de las dificultades en todo
sector de la vida humana, sin excluir grupo alguno, indica que la entera humanidad
está preparándose para la iniciación. Hay un propósito subyacente en todo lo
que ocurre. Los dolores de parto, del Cristo dentro de la raza, han comenzado y
el Cristo nacerá en "La Casa del Pan" (significado de la palabra
"Belén"). Las implicancias de los actuales dolores y sufrimientos
mundiales son tan evidentes que es innecesario dar mayores explicaciones. Hay
un propósito subyacente en todos los acontecimientos mundiales en la actualidad
y una recompensa al final del camino. Algún día, más pronto de lo que muchos
creen, se abrirán ampliamente, ante el sufriente discípulo mundial, los
portales de la iniciación (como se abrieron en el pasado para el individuo), la
humanidad entrará en un nuevo reino y permanecerá ante la misteriosa Presencia,
Cuya luz y sabiduría alumbraron al mundo por medio de la Persona de Cristo, y
Cuya voz Se oyó en cada una de las cinco crisis por las que pasó Cristo.
Entonces el género humano penetrará en el mundo de las causas y del
conocimiento. Habitaremos en el mundo interno de la realidad, y la apariencia
externa de la vida física se conocerá como símbolo de las condiciones y
acontecimientos internos. Entonces comenzaremos a trabajar y a vivir como los
iniciados de los misterios, y nuestras vidas se regularán desde el reino de la
realidad donde Cristo y Sus Discípulos, de todos los tiempos (la Iglesia
invisible), guían y controlan los acontecimientos humanos.
La meta que Ellos tienen en vista
y el fin hacia el que trabajan, ha sido sintetizado en un comentario referido a
una antigua escritura tibetana. El texto es el siguiente:
"Todo lo bello, todo lo
bueno, todo lo que promueve la erradicación del dolor y de la ignorancia en la
tierra, debe dedicarse a la Gran Consumación. Entonces, cuando los Señores de
Compasión hayan civilizado espiritualmente la tierra y hecho de ella un Cielo,
se revelará a los Peregrinos el Sendero Infinito que llega hasta el corazón del
universo. El hombre ya no será hombre, habrá trascendido la naturaleza, e
impersonalmente, aunque consciente, se unificará con todos los Seres
iluminados, y ayudará a cumplir la Ley de la Evolución Superior, de la cual el
Nirvana sólo es el comienzo”.” (**) (475)
(*) Fil. 3:10.
(**) Tibetan Yogas and Serret Doctrine, de W. Y. Evans-Wentz, pág. 12.
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“El hombre, el ser humano, alma
encarnada, está en vísperas de dar ese paso hacia adelante que producirá el
primero de los grandes desenvolvimientos, denominado "el nuevo
nacimiento". Una vez experimentado esto, la vida del Cristo-Niño se acrecentará
y el impulso establecido lo llevará hacia adelante por el Camino que va de una
cumbre elevada de realización a otra, hasta que él mismo se convierta en un
iluminado portador de Luz, y pueda alumbrar el camino de los demás. Los
iluminados siempre han llevado a la raza hacia adelante; los conocedores, los
místicos y los santos, siempre han revelado las cumbres de las posibilidades
individuales y raciales.
"Revelan a otros hombres lo
que el hombre puede ser; reducen el cuerpo a átomos y producen una llama
viviente en un cuerpo recién reconstruido; desentierran la oculta belleza de
los seres humanos que pasaron al más allá como desecho de la humanidad, y
enhebran en el hilo dorado del amor de Dios, virtudes cuya existencia era
apenas conocida y su combinación parecía imposible: fervor y paciencia,
humildad y poder, desapego y afecto, humilde esperanza y elevada humildad.
Pero, por sobre todo, los santos poseen el secreto de la paz, así como el
amante corresponde a los deseos de su corazón, y en esa realización algún gozo
cantó internamente, al cual respondieron todas sus facultades. Los santos no
son solitarios ni estoicos, conocen el dolor y comprenden la pena, pero
dondequiera vayan, los acompaña la claridad solar de la primavera."(*)."
(476)
(*) Mirage and Truth, de M. C. D'Arcy, S. J. pág. 29.
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“"En cuanto se alcanza la
conciencia superior, el goce de la existencia se entrelaza con el dolor, la
frustración, la privación y la tragedia. En medio de tanta belleza, heroísmo y
osadía transitorios, la Paz es la intuición de lo permanente. Conserva vívida
la sensibilidad de la tragedia, y la ve como un ser viviente, persuadiendo al
mundo para obtener lo sutil, más allá del desvanecido nivel de los hechos
circundantes. Cada tragedia es la revelación de un ideal -lo que debió haber
sido no fue lo que pudo ser. La tragedia no ocurrió en vano. Este poder de
sobrevivir de la fuerza motivadora, debido a la atracción de las reservas de la
Belleza, marca la diferencia entre el mal trágico y el mal denso. El sentimiento
interno que corresponde a esta captación del servicio que presta la tragedia,
es la Paz -la purificación de las emociones."
El Nacimiento en Belén marcó el
comienzo del largo camino de la tragedia del Salvador. Hizo de Él "varón
de dolores, experimentado en quebranto". (*) Fue el principio del
fin, señalando Su iniciación en los estados superiores de conciencia. Está
evidenciado en el Evangelio."(477)
(*) Is. 53:3.
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“Los discípulos del mundo de esta
época enfrentan estas posibles cumbres de realización. Así también se halla el
fatigado discípulo mundial, la conjunta humanidad, agotada y aturdida,
perpleja, e intranquila, aunque consciente de las divinas potencialidades y de
los grandes sueños, visiones e ideales, que evocan una esperanza y rechazan una
derrota, y son la garantía del éxito eventual. La voz de todos los Salvadores
del mundo y el ejemplo de Cristo, indican a la humanidad el Camino que debe
seguirse. Esto nos aparta de lo superficial y material y nos eleva del mundo
irreal al mundo de la realidad. "El hombre está harto de una vida separada
de su centro religioso y comenzará la búsqueda de un nuevo equilibrio
religioso, de una profundización espiritual; ninguna actividad puede llevarla a
cabo meramente en la superficie, llevando una vida puramente externa”. (*)
Lo profundo llama a lo profundo y de las tinieblas de esas honduras, por el
dolor y el sufrimiento, surgirá el Cristo-Niño, y la humanidad en conjunto
estará preparada para la gran transición hacia el reino de Dios. Herman Keyserling
(**)
dice lo mismo que el Dr. Berdyaev, señalando, además, que "la verdadera
historia del género humano en realidad recién comienza; el hombre sólo ha
alcanzado el grado de conciencia que le permitirá ser dueño de su
destino". Puede entrar ahora en el reino y comenzar la historia
espiritual. Hasta el presente, la historia ha sido preparatoria. Recién ahora,
por primera vez, la raza está en condiciones de dar el gran paso en el sendero
del discipulado y de la purificación, que precede al sendero de la iniciación.
Los individuos siempre han surgido de la masa y ascendieron al pináculo de la
realización, escalando la montaña de la iniciación. Actualmente, esto resulta
posible para la mayoría. La voz de los que se realiza-ron, la clarinada de los
que ya se han iniciado en los misterios del reino de Dios, posibilita el
siguiente paso. El momento es único y urgente. El llamado es para el individuo,
pero también, por primera vez en la historia, resuena en los oídos de la
multitud, porque la masa está preparada para responder.” (478)
(*) The End of Our Time, de Nicholas Berdyaev, pág. 59.
(**) The Recovery of Truth, pág. 68.
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“"De todos los grandes
conductores de la humanidad, el tipo supremo del genio, por aceptación
universal y para honra del género humano, ha sido: siempre el revelador de
nuevas formas de esa noble vida abundante, siendo a la vez santo, sabio y
artista, y sobre todo gran amante de la naturaleza y del hombre, un verdadero
representante de la vida en su plenitud y unidad, que visualiza el magno drama
de la vida del hombre en su totalidad y amplitud, movido a compasión por los
sufrimientos y necesidades de sus semejantes, absorbe, para bien de ellos, con
infinita paciencia, la cultura superior de su época y, después, basando sus
descubrimientos supremos en la humilde aceptación de la experiencia y la
investigación arriesgada, inyecta nueva vida a las grandes y antiguas
religiones, fundando sobre ellas una síntesis nueva y más amplia, a la luz de
la cual el arte poético-cósmico, antiguo y perdurable, del género humano, se
acrecienta, enriquece y purifica. Luego se abre una nueva era para todos los
seres vivientes, humanos o no." (*).” (479)
(*) Eros and Psyche, de Benchara Branford, pág. 250.
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“Luego tuvo lugar la segunda
iniciación, la del Bautismo. Cristo había llegado a la adultez y esta
realización fue seguida inmediatamente por un definido y consciente rechazo del
mal. El reconocimiento del trabajo a emprenderse debe ser seguido por la
purificación del que debe realizarlo y demostrar esa purificación y liberación
del mal. Cristo lo demostró al triunfar sobre las tres tentaciones. Sólo
después de esta evidente preparación leemos (*) que se dedicó a
enseñar.
El reconocimiento y la
preparación para participar en el Plan divino fueron seguidos por la dedicación
a ese Plan. Después de la Trasfiguración, Cristo comprendió totalmente lo que
tenía por delante y Lo definió claramente a Sus discípulos, cuando dijo:
“... que el Hijo del hombre
padezca muchas cosas y sea rechazado por los ancianos, los principales
sacerdotes y por los escribas, y sea muerto y resucite al tercer día.. . Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz cada día,
y sígame.” (**)
Más adelante, en el mismo
capítulo leemos que "Él volvió su rostro para ir" al lugar del
sufrimiento y del sacrificio.
Finalmente comprendió que había
cumplido lo que de Él se esperaba. Cumplió el Plan, cumplió los asuntos de Su
Padre y las “muchas cosas" emprendidas. Leemos que aún en la Cruz, el Plan
absorbía Su atención y con Su "consumado es” (***), pasó por los
portales de la muerte a una gozosa resurrección.
La revelación gradual del Plan y
el servicio al mismo, siempre acompañan al proceso iniciático; el individuo
aprende a subordinar su vida a la Voluntad del Padre y a transformarse (como lo
hizo Cristo) en el servidor de esa Voluntad. El proceso iniciático en sí es
sólo una parte del Plan general para la raza, y los senderos del discipulado y
de la iniciación sólo son las etapas finales en el sendero de la Evolución. Los
primeros pasos en el sendero conciernen a la vida y la experiencia humanas,
pero las etapas finales después del nuevo nacimiento, conciernen al
desenvolvimiento del espíritu.” (480)
(*) Lc. 4:14, 15.
(**) Lc. 9:22, 23.
(***) Jn. 19:30.
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(472) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 2 (pág. 22)
(473) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 2 (pág. 24)
(474) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 3 (pág. 29)
(475) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 3 (pág. 29)
(476) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 1 (pág.
46)
(477) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 1 (pág.
47)
(478) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 2 (pág.
53)
(479) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 2 (pág.
54)
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