martes, 12 de noviembre de 2019

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (XLVI) - De Belén al Calvario (AAB) - (I)



Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XLV)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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De Belén al Calvario -AAB- (1937)


“…Cuando Buda recibió la iluminación, "permitió entrar" una oleada de luz sobre la vida y sobre nuestros problemas mundiales, y esta inteligente comprensión de las causas de la angustia del mundo la formuló en las Cuatro Nobles Verdades, que como bien se sabe son:

1. La existencia en el universo fenoménico es inseparable del sufrimiento y la tristeza.



2. La causa del sufrimiento es el deseo de vivir en el mundo de los fenómenos.



3. El cese del sufrimiento se logra anulando todo deseo de vivir en este universo fenoménico.



4. El medio para lograr que cese el sufrimiento es hollar el Noble Óctuple Sendero, en el cual se expresan la recta creencia, las rectas intenciones, la recta palabra, las correctas acciones, el recto vivir, el recto esfuerzo, el recto pensar y la correcta concentración.” (472)



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“En la enseñanza del Buda tenemos las tres maneras en que puede cambiarse la naturaleza inferior y prepararse para ser una expresión consciente de la divinidad. Mediante el desapego el hombre aprende a apartar su conciencia e interés de las cosas de los sentidos y a desoir los llamados de la naturaleza inferior. El desapego impone un nuevo ritmo al hombre. Mediante la lección del desapasionamiento se inmuniza del sufrimiento de la naturaleza inferior, a medida que aparta su interés de las cosas secundarias y de lo no esencial y lo centra en las realidades superiores. Mediante la práctica del discernimiento, la mente aprende a seleccionar lo bueno, lo bello y lo verdadero. Estas tres prácticas cambian la actitud hacia la vida y la realidad, y cuando se efectúan sensatamente proporcionan la regla de la sabiduría y preparan al discípulo para la vida crística.” (473)



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“Siempre han existido templos, misterios y lugares sagrados, donde el verdadero aspirante podía hallar lo que buscaba, y la necesaria instrucción sobre el camino que debía seguir. Un viejo profeta dijo:



“... y habrá allí calzada y camino y será llamado Camino de Santidad; el inmundo no pasará por él, sino que estará con ellos; el que anduviere por este camino, por torpe que sea, no se extraviará". (*)



Es un camino que va de afuera adentro. Revela, paso a paso, la vida oculta velada por cada forma y símbolo. Asigna al aspirante ciertas tareas que lo llevan a la comprensión, produciendo una inclusividad y sabiduría que llenan las necesidades más sentidas. El aspirante pasa la etapa de la búsqueda, o lo que los tibetanos llaman "el conocimiento directo". En ese sendero, la visión y la esperanza dan lugar al conocimiento. Se recibe una iniciación tras otra, llevando cada una al iniciado, más cerca de la meta de la total unidad. Quienes trabajaron, sufrieron y realizaron esto en el pasado, constituyen una larga cadena que se extiende desde el pasado más remoto al presente, porque los iniciados están todavía con nosotros y la puerta aún permanece abierta de par en par. Por intermedio de esta jerarquía de realización los hombres son ascendidos paso a paso por la larga escala que va de la tierra al cielo, para permanecer oportunamente ante el Iniciador y en ese momento trascendental descubrir que Cristo Mismo es quien Les da la bienvenida, el Amigo familiar que habiéndolos preparado con el ejemplo y el precepto, los introduce en la presencia de Dios. Tal ha sido la experiencia, la experiencia uniforme a través de las edades, de todos los buscadores. Rebelándose en Oriente contra la rueda del renacimiento, con su constante y reiterado sufrimiento y dolor, o en Occidente contra la aparente y monstruosa injusticia de una vida dolorosa que el cristiano se adjudica, por eso los hombres se han dirigido internamente para descubrir la luz, la paz y la liberación, tan ardientemente deseadas.” (474)



(*) Is. 35:8.



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“La aspiración es un requisito fundamental para el individuo y para la raza. Hoy la humanidad aspira a grandes alturas y tal aspiración es responsable de los grandes movimientos nacionales que se ven en tantos países. Al mismo tiempo los discípulos individuales están esforzándose nuevamente por lograr la iluminación, incitados por su deseo de llenar las necesidades del mundo. El egoísmo espiritual, característica de los aspirantes del pasado, debe ser trascendido y trasmutado en amor al semejante y en "participación de sus padecimientos".(*) El yo debe perderse de vista en el servicio. El servicio se está convirtiendo rápidamente en la nota clave de la época y en uno de los incentivos del esfuerzo racial. Enfrentar el desastre y sufrir el doloroso experimento, siempre ha sido el sino del discípulo individual. Evidentemente al discípulo mundial, la humanidad, se lo considera digno de tal prueba. Esta universalidad de las dificultades en todo sector de la vida humana, sin excluir grupo alguno, indica que la entera humanidad está preparándose para la iniciación. Hay un propósito subyacente en todo lo que ocurre. Los dolores de parto, del Cristo dentro de la raza, han comenzado y el Cristo nacerá en "La Casa del Pan" (significado de la palabra "Belén"). Las implicancias de los actuales dolores y sufrimientos mundiales son tan evidentes que es innecesario dar mayores explicaciones. Hay un propósito subyacente en todos los acontecimientos mundiales en la actualidad y una recompensa al final del camino. Algún día, más pronto de lo que muchos creen, se abrirán ampliamente, ante el sufriente discípulo mundial, los portales de la iniciación (como se abrieron en el pasado para el individuo), la humanidad entrará en un nuevo reino y permanecerá ante la misteriosa Presencia, Cuya luz y sabiduría alumbraron al mundo por medio de la Persona de Cristo, y Cuya voz Se oyó en cada una de las cinco crisis por las que pasó Cristo. Entonces el género humano penetrará en el mundo de las causas y del conocimiento. Habitaremos en el mundo interno de la realidad, y la apariencia externa de la vida física se conocerá como símbolo de las condiciones y acontecimientos internos. Entonces comenzaremos a trabajar y a vivir como los iniciados de los misterios, y nuestras vidas se regularán desde el reino de la realidad donde Cristo y Sus Discípulos, de todos los tiempos (la Iglesia invisible), guían y controlan los acontecimientos humanos.



La meta que Ellos tienen en vista y el fin hacia el que trabajan, ha sido sintetizado en un comentario referido a una antigua escritura tibetana. El texto es el siguiente:



"Todo lo bello, todo lo bueno, todo lo que promueve la erradicación del dolor y de la ignorancia en la tierra, debe dedicarse a la Gran Consumación. Entonces, cuando los Señores de Compasión hayan civilizado espiritualmente la tierra y hecho de ella un Cielo, se revelará a los Peregrinos el Sendero Infinito que llega hasta el corazón del universo. El hombre ya no será hombre, habrá trascendido la naturaleza, e impersonalmente, aunque consciente, se unificará con todos los Seres iluminados, y ayudará a cumplir la Ley de la Evolución Superior, de la cual el Nirvana sólo es el comienzo”.” (**) (475)



(*) Fil. 3:10.

(**) Tibetan Yogas and Serret Doctrine, de W. Y. Evans-Wentz, pág. 12.



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“El hombre, el ser humano, alma encarnada, está en vísperas de dar ese paso hacia adelante que producirá el primero de los grandes desenvolvimientos, denominado "el nuevo nacimiento". Una vez experimentado esto, la vida del Cristo-Niño se acrecentará y el impulso establecido lo llevará hacia adelante por el Camino que va de una cumbre elevada de realización a otra, hasta que él mismo se convierta en un iluminado portador de Luz, y pueda alumbrar el camino de los demás. Los iluminados siempre han llevado a la raza hacia adelante; los conocedores, los místicos y los santos, siempre han revelado las cumbres de las posibilidades individuales y raciales.



"Revelan a otros hombres lo que el hombre puede ser; reducen el cuerpo a átomos y producen una llama viviente en un cuerpo recién reconstruido; desentierran la oculta belleza de los seres humanos que pasaron al más allá como desecho de la humanidad, y enhebran en el hilo dorado del amor de Dios, virtudes cuya existencia era apenas conocida y su combinación parecía imposible: fervor y paciencia, humildad y poder, desapego y afecto, humilde esperanza y elevada humildad. Pero, por sobre todo, los santos poseen el secreto de la paz, así como el amante corresponde a los deseos de su corazón, y en esa realización algún gozo cantó internamente, al cual respondieron todas sus facultades. Los santos no son solitarios ni estoicos, conocen el dolor y comprenden la pena, pero dondequiera vayan, los acompaña la claridad solar de la primavera."(*)." (476)



(*) Mirage and Truth, de M. C. D'Arcy, S. J. pág. 29.



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“"En cuanto se alcanza la conciencia superior, el goce de la existencia se entrelaza con el dolor, la frustración, la privación y la tragedia. En medio de tanta belleza, heroísmo y osadía transitorios, la Paz es la intuición de lo permanente. Conserva vívida la sensibilidad de la tragedia, y la ve como un ser viviente, persuadiendo al mundo para obtener lo sutil, más allá del desvanecido nivel de los hechos circundantes. Cada tragedia es la revelación de un ideal -lo que debió haber sido no fue lo que pudo ser. La tragedia no ocurrió en vano. Este poder de sobrevivir de la fuerza motivadora, debido a la atracción de las reservas de la Belleza, marca la diferencia entre el mal trágico y el mal denso. El sentimiento interno que corresponde a esta captación del servicio que presta la tragedia, es la Paz -la purificación de las emociones."



El Nacimiento en Belén marcó el comienzo del largo camino de la tragedia del Salvador. Hizo de Él "varón de dolores, experimentado en quebranto". (*) Fue el principio del fin, señalando Su iniciación en los estados superiores de conciencia. Está evidenciado en el Evangelio."(477)



(*) Is. 53:3.



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“Los discípulos del mundo de esta época enfrentan estas posibles cumbres de realización. Así también se halla el fatigado discípulo mundial, la conjunta humanidad, agotada y aturdida, perpleja, e intranquila, aunque consciente de las divinas potencialidades y de los grandes sueños, visiones e ideales, que evocan una esperanza y rechazan una derrota, y son la garantía del éxito eventual. La voz de todos los Salvadores del mundo y el ejemplo de Cristo, indican a la humanidad el Camino que debe seguirse. Esto nos aparta de lo superficial y material y nos eleva del mundo irreal al mundo de la realidad. "El hombre está harto de una vida separada de su centro religioso y comenzará la búsqueda de un nuevo equilibrio religioso, de una profundización espiritual; ninguna actividad puede llevarla a cabo meramente en la superficie, llevando una vida puramente externa”. (*) Lo profundo llama a lo profundo y de las tinieblas de esas honduras, por el dolor y el sufrimiento, surgirá el Cristo-Niño, y la humanidad en conjunto estará preparada para la gran transición hacia el reino de Dios. Herman Keyserling (**) dice lo mismo que el Dr. Berdyaev, señalando, además, que "la verdadera historia del género humano en realidad recién comienza; el hombre sólo ha alcanzado el grado de conciencia que le permitirá ser dueño de su destino". Puede entrar ahora en el reino y comenzar la historia espiritual. Hasta el presente, la historia ha sido preparatoria. Recién ahora, por primera vez, la raza está en condiciones de dar el gran paso en el sendero del discipulado y de la purificación, que precede al sendero de la iniciación. Los individuos siempre han surgido de la masa y ascendieron al pináculo de la realización, escalando la montaña de la iniciación. Actualmente, esto resulta posible para la mayoría. La voz de los que se realiza-ron, la clarinada de los que ya se han iniciado en los misterios del reino de Dios, posibilita el siguiente paso. El momento es único y urgente. El llamado es para el individuo, pero también, por primera vez en la historia, resuena en los oídos de la multitud, porque la masa está preparada para responder.” (478)



(*) The End of Our Time, de Nicholas Berdyaev, pág. 59.

(**) The Recovery of Truth, pág. 68.



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“"De todos los grandes conductores de la humanidad, el tipo supremo del genio, por aceptación universal y para honra del género humano, ha sido: siempre el revelador de nuevas formas de esa noble vida abundante, siendo a la vez santo, sabio y artista, y sobre todo gran amante de la naturaleza y del hombre, un verdadero representante de la vida en su plenitud y unidad, que visualiza el magno drama de la vida del hombre en su totalidad y amplitud, movido a compasión por los sufrimientos y necesidades de sus semejantes, absorbe, para bien de ellos, con infinita paciencia, la cultura superior de su época y, después, basando sus descubrimientos supremos en la humilde aceptación de la experiencia y la investigación arriesgada, inyecta nueva vida a las grandes y antiguas religiones, fundando sobre ellas una síntesis nueva y más amplia, a la luz de la cual el arte poético-cósmico, antiguo y perdurable, del género humano, se acrecienta, enriquece y purifica. Luego se abre una nueva era para todos los seres vivientes, humanos o no." (*).” (479)



(*) Eros and Psyche, de Benchara Branford, pág. 250.



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“Luego tuvo lugar la segunda iniciación, la del Bautismo. Cristo había llegado a la adultez y esta realización fue seguida inmediatamente por un definido y consciente rechazo del mal. El reconocimiento del trabajo a emprenderse debe ser seguido por la purificación del que debe realizarlo y demostrar esa purificación y liberación del mal. Cristo lo demostró al triunfar sobre las tres tentaciones. Sólo después de esta evidente preparación leemos (*) que se dedicó a enseñar.



El reconocimiento y la preparación para participar en el Plan divino fueron seguidos por la dedicación a ese Plan. Después de la Trasfiguración, Cristo comprendió totalmente lo que tenía por delante y Lo definió claramente a Sus discípulos, cuando dijo:



“... que el Hijo del hombre padezca muchas cosas y sea rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y por los escribas, y sea muerto y resucite al tercer día.. . Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz cada día, y sígame.” (**)



Más adelante, en el mismo capítulo leemos que "Él volvió su rostro para ir" al lugar del sufrimiento y del sacrificio.



Finalmente comprendió que había cumplido lo que de Él se esperaba. Cumplió el Plan, cumplió los asuntos de Su Padre y las “muchas cosas" emprendidas. Leemos que aún en la Cruz, el Plan absorbía Su atención y con Su "consumado es” (***), pasó por los portales de la muerte a una gozosa resurrección.



La revelación gradual del Plan y el servicio al mismo, siempre acompañan al proceso iniciático; el individuo aprende a subordinar su vida a la Voluntad del Padre y a transformarse (como lo hizo Cristo) en el servidor de esa Voluntad. El proceso iniciático en sí es sólo una parte del Plan general para la raza, y los senderos del discipulado y de la iniciación sólo son las etapas finales en el sendero de la Evolución. Los primeros pasos en el sendero conciernen a la vida y la experiencia humanas, pero las etapas finales después del nuevo nacimiento, conciernen al desenvolvimiento del espíritu.” (480)



(*) Lc. 4:14, 15.

(**) Lc. 9:22, 23.

(***) Jn. 19:30.


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(472) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 2 (pág. 22)
(473) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 2 (pág. 24)
(474) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 3 (pág. 29)
(475) CAPITULO I. Notas Preliminares sobre la Iniciación. 3 (pág. 29)
(476) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 1 (pág. 46)
(477) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 1 (pág. 47)
(478) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 2 (pág. 53)
(479) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 2 (pág. 54)
(480) CAPITULO II. La Primera Iniciación... El Nacimiento en Belén. 2 (pág. 55)


(CONTINUACIÓN

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