Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XVIII)
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Como en otras ocasiones, para
realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de
extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que
tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del
Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro,
capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la
información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
Dani
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LA EXTERIORIZACIÓN DE LA JERARQUÍA (1957)
(CONTINUACIÓN)
“Ante todo debe tenerse presente
que la mediumnidad y el psiquismo negativo e ignorante, reducen a sus
exponentes al nivel de un autómata; es peligroso y no aconsejable, porque priva
al hombre de su libre albedrío y su positivismo, y milita en contra de su
actuación como ser humano libre e inteligente. El hombre, en estos casos, no
actúa como canal de su propia alma, es algo mejor que un animal instintivo, si
literalmente no es un cascarón vacío, el cual puede ser ocupado y utilizado por
una entidad obsesora. Al hablar así me refiero al tipo más bajo de mediumnidad
animal que existe en exceso en estos días y preocupa a las mejores mentes de
los movimientos que fomentan la mediumnidad. La mediumnidad puede ser buena y
correcta cuando se adopta una actitud enfocada, plenamente consciente, donde el
médium, a sabiendas e inteligentemente, desocupa su cuerpo para dar entrada a
una entidad de la cual es plenamente consciente y que se posesiona de él,
permitiéndole conscientemente servir a algún fin espiritual y ayudar a sus
semejantes. Pero ¿cuántas veces se ve este tipo de mediumnidad? Muy pocos
médium conocen la técnica que rige la entrada y salida de una entidad
animadora, ni saben cómo llevar a cabo este trabajo, de modo de no dejar en
ningún momento de ser conscientes de lo que están haciendo y del propósito de
su actividad. Con definida intención ceden momentáneamente su cuerpo a otra
alma, para que preste servicio, conservando su propia integridad todo el
tiempo. La expresión más elevada de este tipo de actividad fue la cesión de su
cuerpo por el discípulo Jesús para ser empleado por el Cristo. En la palabra
servicio está contenida toda la historia y protección. Cuando esta verdadera
mediumnidad sea mejor comprendida, el médium entrará y saldrá de su cuerpo en plena
conciencia vigílica a través del orificio situado en la cima de la cabeza y no
como sucede ahora, en la mayoría de los casos, a través del plexo solar, sin
tener conocimiento de la transacción ni recuerdo de lo transcurrido.
Entonces entrará momentáneamente
el nuevo ocupante mediante la vibración sincronizada a través del orificio de
la cabeza y el consiguiente empleo del instrumento, facilitado para prestar
algún tipo de servicio. Pero este procedimiento nunca deberá seguirse para
satisfacer la vana curiosidad o un sufrimiento análogamente vano, basado en la
soledad y en la autoconmiseración personales. En la actualidad muchos de los
médium de tipo inferior son explotados por el público curioso o infeliz, y por
esos peculiares seres humanos cuya conciencia está centrada totalmente abajo
del diafragma y cuyo plexo solar es en realidad su cerebro (como lo es el del
animal), viéndose obligados a actuar como médium para satisfacer el amor a la
sensación o el ansia de consuelo de sus semejantes, igualmente ignorantes.”
(198)
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“…Les llamaré enfáticamente la
atención sobre este hecho. La nueva era está sobre nosotros y presenciamos los
dolores del parto de las nuevas cultura y civilización, y esto se está llevando
a cabo. Lo viejo e indeseable debe desaparecer y, de estas cosas desagradables,
el odio y el espíritu de separación deben ser los primeros.
Anteriormente dije que los
accidentes que sufren los individuos son por lo general resultado de una
explosión de fuerza, y que estas explosiones son causadas por los odios, los
pensamientos malévolos y las palabras de censura, de quienes están involucrados
en el accidente. La situación mundial actual no es causada por las ambiciones
de determinada persona o raza, por el materialismo, la agresión o el orgullo de
alguna nación. Tampoco es básicamente el resultado de las condiciones
económicas erróneas existentes en el mundo en la actualidad; la causa reside en
la difusión del odio en el mundo –odio, de pueblos, razas, individuos y de
quienes están en el poder o ejercen influencia, y odian las ideas y creencias
religiosas. Fundamentalmente se debe a las actitudes separatistas de todos los
pueblos y razas que, a través de los siglos y también hoy, se han odiado
recíprocamente y amado a sí mismos. Es causada por los pueblos de todos los
países que trataron de culpar a otros por las condiciones del mundo, excepto a
sí mismos, y buscaron diligentemente víctimas propiciatorias para poder
sentirse inmunes personalmente por su participación mediante el pensamiento, la
palabra y la acción erróneas.” (199)
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“El efervescente desorden en que
viven hoy las masas y la aparición de una o dos personas clave en cada nación,
están estrechamente relacionados. Estas personas clave hacen oír sus voces y
llaman la atención; sus ideas son seguidas, correcta o erróneamente, con
atención, simpatía o desconfianza. La formación lenta y cuidadosa del nuevo
grupo de servidores del mundo indica la crisis. Sus miembros supervisan o
introducen la nueva era y son testigos de los dolores del nacimiento de la
nueva civilización y la llegada a la manifestación de una nueva raza, una nueva
cultura y una nueva perspectiva mundial. El trabajo es necesariamente lento, y
a quienes están sumergidos en los problemas y los sufrimientos, les resulta
difícil mirar el futuro con confianza o interpretar el presente con claridad.”
(200)
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“Los que tratan de servir a la
humanidad y unirse al esfuerzo jerárquico para curar a un mundo dolorido, deben
aprender a penetrar detrás de las apariencias, de los métodos y esquemas, de
los resultados y efectos, en el plano físico, y tratar de establecer contacto
con las fuerzas de Shamballa o de la Jerarquía, y con la necesidad humana que
ha producido estas expresiones, y considerarlas por lo que son -no como
sistemas caducos y esfuerzos infantiles para mejorar, sino planes embrionarios
por los cuales, oportunamente, podrá llegar la liberación, la cultura y la
civilización de la nueva era. Si tratan de llevar la iluminación a los lugares
oscuros de la Tierra (es decir, a las mentes de los hombres), entonces deberán
ver con claridad y relacionar lo abstracto y lo concreto, de manera que pueda
verse en sus propias vidas un idealismo actuante; sólo así podrá verse también
un idealismo activo de carácter nacional, racial y humano. Debe emplearse tanto
la cabeza como el corazón, y esto muchas personas vehementes tienden a
olvidarlo. Al realizar este esfuerzo ¿podrían trabajar a alta tensión -tensión
producida por la interrelación de la cabeza y el corazón, actuando en forma
creadora por intermedio del centro laríngeo esotéricamente entendido? En esta
última frase he expresado para los discípulos, la índole del esfuerzo que deben
realizar.
La mejor manera de servir, de
parte de los pensadores del mundo y el nuevo grupo de servidores del mundo, es
reconociendo lo que le sucede al género humano como un todo y lo que ocurre
detrás de la escena; lo de mayor importancia es el desarrollo de la conciencia
humana, en respuesta a las condiciones presentes en cualquier país o países;
recién ahora el "estado mental humano" está comenzando a centrarse en
las cosas importantes y a expresarse en forma viviente. Los pensadores y
servidores deben aprender a concentrarse en la conciencia que empieza a
despertar, y no en los movimientos superficiales. Este despertar avanza
satisfactoriamente y a grandes pasos hermanos míos. La forma o formas podrán
sufrir, pero la percepción intrínseca del hombre está llegando a ser en este
siglo expresivamente divina.” (201)
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“…Lo otro que deberían recordar
es que el género humano ha ido constantemente adelante, pasando de un estado de
ciega ignorancia e inconsciencia, a otro de preocupación inteligente por la
vida y a un creciente sentido de responsabilidad. Este sentido de
responsabilidad, que va despertándose en todos ustedes, es –en su actual gran
escala- relativamente nuevo y uno de los factores que aumentan definidamente la
aflicción y el dolor que todos sienten. Quizás se pregunten dónde, como raza,
hemos fracasado y qué podemos hacer para rectificar nuestros errores. No
obstante, a pesar de todo, los hombres han ido de una etapa a otra de
desenvolvimiento inteligente y espiritual y, sin tener en cuenta cuáles hayan
sido o puedan ser los sucesos externos, la raza ha hecho un progreso real. No
ha habido retroceso alguno y no lo habrá. La humanidad ha capeado muchos
temporales y sobrevivido a muchas dificultades; los hombres han salido mejores
y más fuertes, de períodos de crisis, purificados “como por el fuego”
acercándose definidamente más a la meta.” (202)
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"Haré ahora otra consideración
vital. Si miran retrospectivamente hacia sus vidas individuales se darán cuenta
que los puntos de crisis y los ciclos de tensión les brindaron las mayores
oportunidades y momentos para seguir adelante, oportunidades que algunos
aprovecharon y otros descuidaron, fracasando momentáneamente. Este mismo factor
crítico (si puedo llamarlo así) actúa también en el mundo de los hombres, en
los grupos y en las masas; puede observarse hoy en una situación así, un punto
de tensión para la humanidad, similar al punto de tensión existente en la vida
individual. La Jerarquía se halla también en un punto de máxima y científica
tensión -científica por estar inducida y dirigida-, y pueden imaginarse a ambos
grupos uno frente al otro. La Jerarquía percibe la necesidad y el propósito de
la tensión dual y desea llevar esta tensión a una "crisis de
precipitación" tal, que hará inevitable la fusión de los dos grupos,
mientras que el otro grupo, la humanidad, generalmente inconsciente de las
implicancias de la situación, sufre anonadado y atemorizado.…” (203)
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“…El Gran Acercamiento por parte
de la humanidad se está llevando a cabo ahora, y la tensión a que esto induce,
aumenta momentáneamente e irá acrecentándose con mayor rapidez y tensión hasta
1942, en que se habrá efectuado en la Tierra la primera etapa de fusión,
resultando la amplia difusión de la buena voluntad y comprensión mundiales, o
su postergación -con penosos resultados para la familia humana y la inevitable
interrupción de la tensión en una forma que causará mucho sufrimiento y un gran
desastre, el cual puede producirse de diversas maneras, pero sobre ellas no
especularemos, excepto comprender la urgencia y la necesidad de la acción
inmediata que tal momento exige.” (204)
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“…No obstante la guerra y la
separatividad, la crueldad, las pasiones y el egoísmo desenfrenados, existe hoy
más real comprensión, más buena voluntad y más expresión de amor que en
cualquier época anterior en la historia de la raza. Digo esto deliberadamente y
porque dispongo del conocimiento jerárquico. Por lo tanto, no se dejen engañar
por el clamor externo de la guerra. Sostengo que los corazones de los hombres
de todas partes son compasivos, tanto para sí como para los demás; el largo
alcance y la vasta extensión del conflicto indican una unidad interna y una interrelación
subjetiva, de las cuales todos son
algo conscientes, y el conflicto
mismo no lo niega. ¿Son duras estas palabras? Esto les indicará la verdad
básica de lo que expongo, si reflexionan con mente abierta. La tarea de los
aspirantes y hombres de buena voluntad de todas partes es procurar que este
prolongado sufrimiento no mine las actitudes actuales, correctas y esenciales,
y que el caos y el clamor no apaguen la respuesta a la voz del alma que ha
estado hablando con creciente claridad durante los últimos catorce años. El
estímulo establecido y la luz que se permitió infiltrar del último cónclave
jerárquico, en 1925, han sido reales y efectivos. …"(205)
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Vuelvo a repetir que aún la misma
Jerarquía, con todo su conocimiento, visión y comprensión, y con todos sus
recursos, no puede ejercer coerción ni predecir lo que hará el género humano.
Puede estimular y estimula la recta acción; puede indicar e indica la
posibilidad y la responsabilidad; puede enviar y envía sus instructores y
discípulos para educar y conducir a la raza; pero en ningún momento ni
situación da órdenes o asume el control. Puede extraer el bien del mal, y lo
hace iluminando situaciones e indicando la solución de un problema, pero la
Jerarquía no puede ir más allá de esto. Si asumiera un control autoritario, se
desarrollaría una raza de autómatas y no una raza de hombres responsables,
autodirigidos y con aspiraciones. Esto debe ser seguramente evidente para
ustedes y puede servir para responder preguntas en las mentes de los
irreflexivos estudiantes ocultistas de hoy. ¿Por qué la Jerarquía no pudo
impedir esta catástrofe? Indudablemente los Maestros de Sabiduría, que poseen
el conocimiento y el control de las fuerzas, podrían haber interferido, pero al
hacerlo hubieran quebrantado una ley oculta y obstaculizado el verdadero
desarrollo del género humano. Esto nunca lo harán. A cualquier precio el hombre
debe aprender a permanecer y a actuar solo. En vez de eso, habiendo los
Maestros realizado todo lo que se Les permitía, ahora permanecen al lado de la
humanidad sufriente y desorientada y -con la más profunda compasión y amor
ayudarán a los hombres a corregir los errores que iniciaron, a aprender las
lecciones necesarias y a salir de esta crisis (que ellos mismos precipitaron)
enriquecidos y purificados en los fuegos de la adversidad. Éstas no son
trivialidades, sino eternas verdades.
Esta crisis mundial, con todo su
horror y sufrimiento es -en último análisis- el resultado de los procesos
evolutivos exitosos. Estamos dispuestos a reconocer que cuando ha transcurrido
el ciclo de vida de un hombre y ha aprendido las lecciones que la experiencia
de cualquier vida particular tuvo como fin enseñarle, su cuerpo físico y los
aspectos de la forma interna (suma total de la expresión de su personalidad),
empezarán a deteriorarse; los agentes destructores dentro de la forma misma
entrarán en actividad y oportunamente la muerte tendrá lugar, dando por resultado
la liberación de la vida que mora en lo interno, a fin de que una nueva y mejor
forma pueda ser construida. Aceptamos lógicamente esto, ciega o
inteligentemente, considerándolo como un proceso natural e ineludible, pero
normal e inevitable. Sin embargo, nos inclinamos a olvidar que lo que atañe al
individuo atañe también a la humanidad. Ciclos de civilización como el que
llamamos nuestra civilización moderna, son análogos a una particular e
individual encarnación humana, con su comienzo, progreso y crecimiento, su útil
madurez y su resultante deterioración y la consiguiente muerte o desaparición
de la forma.
Las formas están siempre abiertas
al ataque. Una fuerte vida subjetiva y un desapego espiritual, son las dos
protecciones. Allí donde la forma es más poderosa que la vida, -el peligro es
inminente; allí donde el apego al aspecto u organización material prevalece, se
pierden los valores espirituales.
Asistimos hoy a la muerte de una
civilización o cielo de encarnación de la humanidad. En todos los campos de la
expresión humana se ha establecido la cristalización y deterioración. Dogmas
religiosos caducos y el aferramiento de la teología y las iglesias ortodoxas,
ya no son suficientes para reclamar la lealtad de la potente vida espiritual
interna; la humanidad es profundamente espiritual e innatamente religiosa, pero
necesita una nueva forma con la cual revestir las antiguas verdades. Las viejas
escuelas políticas son consideradas inadecuadas y las nuevas ideologías
testimonian la fortaleza de la vida que va en busca de una expresión más
propicia; los sistemas educativos, habiendo servido su propósito, son
reconocidos rápidamente como inadecuados para satisfacer la necesidad de la
exigente vida de la raza; en todas partes surge la demanda de cambios y de esas
nuevas formas, en la vida religiosa, política, educativa y económica de la
raza, que permitirá una expresión espiritual más libre y mejor. Tal cambio va
llegando rápidamente y algunos lo ven como la muerte -terrible y que debe
evitarse si es posible. En efecto, es la muerte, pero una muerte
benéfica y necesaria. Esta
comprensión de la desaparición de una civilización que da lugar a la constante
y presagiante exclamación: "Esto es la muerte de la civilización, y no
debe ser". "Esto es el fin del orden, y el antiguo orden debe ser
salvado", "Esto es la destrucción de los antiguos y apreciados
valores, y no debe permitirse".
En efecto, es verdad que la
humanidad está creando este imperioso cambio en forma innecesariamente cruel y
dolorosa, así como lo es también que los seres humanos, por sus pensamientos
erróneos, insensatos hábitos de vida física y actitudes emocionales
indeseables, precipitan ciertamente un derrumbe físico final, y eventualmente
la muerte. Sin embargo, para el progreso del alma del individuo y de la
humanidad, la muerte es inevitable, buena y necesaria; es además una práctica
con la cual estamos todos familiarizados por nuestra propia experiencia y por
observarla en los demás. Pero es necesario recordar que la peor muerte de todas
(en lo que a la humanidad concierne) sería si una forma de civilización, o un
cuerpo, llegara a ser estática y eterna, si el antiguo orden nunca se alterara
y si los antiguos valores no se trasmutaran en superiores y mejores, eso sería
realmente un desastre.
Debe recordarse también que las
fuerzas de la destrucción o muerte, son duales: primero, la vida que surge y se
desarrolla rápidamente, demandando más espacio para una mayor expresión y
experiencia, y su aspiración espiritual para el cambio y progreso; segundo, las
fuerzas reaccionarias y las actitudes conservadoras que se adhieren a lo bien
conocido y familiar y detestan lo nuevo, incomprobado y desconocido. Ambas
producen la gran divina transición del pasado al futuro y de lo viejo a lo
nuevo, de la experiencia a la fructificación y luego, nuevamente, a la
experiencia. Las realidades son eternas e imperecederas; las formas, efímeras y
temporarias; el alma es persistente e inmortal; la forma, mutable y está
condenada a morir. Los procesos de la evolución demostraron tener éxito en el
pasado y lo tendrán en el futuro para que las formas nazcan, maduren y mueran.
Pero (y éste es un punto
interesante y significativo) por primera vez, la humanidad es consciente del
proceso. Por primera vez ha decidido inteligentemente observar lo que está
sucediendo y relacionarlo con la experiencia y el medio ambiente. Esto en sí
indica una etapa de verdadero desarrollo y muy deseable. El razonamiento, el
análisis y la presentación de distintos puntos de vista, están teniendo lugar
en todos los países en gran escala, con variados resultados, basados en
diferentes temperamentos de tradición, desarrollo y entrenamiento.
Esta etapa de muerte y nacimiento
(pues ambos tienen lugar simultáneamente) puede ser fácilmente comprendida por
el esoterista al estudiar la guerra mundial en sus dos períodos
característicos: 1914-1918 y 1939-1942. La primera etapa (si pudieran ver la
situación tal como realmente es) fue muy definidamente la etapa de la muerte;
la segunda etapa, en la que nos encontramos ahora, es literalmente la etapa del
nacimiento, o los dolores del parto del nuevo orden y de la nueva civilización,
mediante los cuales puede expresarse el sentido de la vida de la humanidad. La
madre muere para que el niño pueda vivir; la forma es sacrificada a la vida.
Pero el aspecto forma, la Madre o el aspecto materia, está muriendo
conscientemente y así, tan conscientemente, el niño, la infantil civilización,
está viniendo hoy a la existencia. Esto es lo nuevo, en lo cual todos
participamos. Es la muerte de la personalidad de la humanidad y la llegada del
alma.
Una muerte así es siempre un
proceso penoso. El dolor ha sido siempre el agente purificador, empleado por
los Señores del Destino, para traer la liberación. El dolor acumulado de la
guerra actual y el heredado de la etapa anterior (comenzó en 1914), está
produciendo una saludable y mutable conciencia mundial. El Señor del Dolor ha
descendido de Su trono y huella hoy los caminos de la Tierra, trayendo
angustia, agonía y terror, a quienes no pueden interpretar Sus fines, pero
también vuelve a estimular el instinto de la autoconservación que -en su
aspecto superior- es el instinto hacia la inmortalidad; tiende a enfocar la
atención de la humanidad en el aspecto vida y no en la forma. Los nombres de
los Señores del Karma significan simbólicamente y desde el ángulo de su
significado interno: Relación, Iluminación, Dolor y Retorno. Reflexionen sobre
esto. Ahora Ellos están particularmente activos, y en Su actividad reside la
esperanza de la humanidad.” (206)
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“…En el futuro, el hombre
desarrollará esa actitud mental que considerará las causas como de mayor
importancia que los efectos; entonces aprenderá a considerar cuidadosamente los
primeros pasos al iniciar cualquier línea de acción, meditando sobre la misma y
deduciendo los efectos probables antes de dedicarse a cualquier acto
específico. Sólo por el dolor, el error y el consiguiente castigo, se llegará a
esta saludable etapa.” (207)
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“Hasta la fecha y a pesar de las
apariencias, las Fuerzas de la Luz son victoriosas y mantienen definidamente
firmes los asuntos. Por esta razón no ha podido ser extinguido el espíritu de
buena voluntad ni el entendimiento comprensivo que existe entre los pueblos de
las naciones, sin excluir a Alemania, la cual fue la característica
significativa y sobresaliente del conflicto actual. Existe allí poco odio o
espíritu de venganza, y este hecho constituye la diferencia entre esta guerra y
la de 1914. Indica un triunfo para las Fuerzas de la Luz, y en ello reside la
esperanza del futuro. Sin embargo, aquí es donde debe considerarse el factor
tiempo, pues una guerra prolongada puede causar un cambio en esta actitud
deseable, y una experiencia muy drástica producirá cambios psicológicos
profundos e inevitables en el pensamiento y la acción humanos. Esto debe ser
neutralizado conscientemente. Aunque no ha sucedido todavía, podría suceder, y
si ocurre causará mucho dolor, terror, terrible anticipación y sufrimiento, y
la agonía producida por el espectáculo del sufrimiento podría eventualmente
trasformar esta buena voluntad en un espíritu dinámico de odio y revancha, a no
ser que sea contrarrestado definida y conscientemente. Los grupos que se
adhieren a los principios de las Fuerzas de la Luz, que dedican todo esfuerzo a
poner fin al espíritu de agresión y a librar al mundo de los puntos focales de
la influencia y el poder materiales, deben llevar todavía a cabo la tarea de
unir a los hombres y mujeres de todas las naciones con espíritu de comprensión
amorosa y deben servir de intérpretes entre las naciones, en términos de
hermandad y del nuevo orden.” (208)
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“Les recordaré que para
desarrollar la voluntad y la libertad de acción humanas, motivadas por la conciencia
grupal, la Jerarquía trata de producir los desarrollos y cambios deseados en el
plano físico, sólo por intermedio de una humanidad consciente y despierta. Una
humanidad así (y ya está llegando rápidamente a este estado de percepción
mediante el dolor y el sufrimiento conjunto) será impresionada por el
pensamiento dirigido de los Hermanos Mayores que guían a la raza, y responderá
al mismo, pero en todo momento tendrá libertad para rechazar esa impresión y
proceder como personalmente decida. La Jerarquía no asume control alguno
autoritario sobre las mentes de los hombres; todos los aspirantes y discípulos
tienen libertad para seguir un camino distinto del sugerido si así lo
prefieren, o si no están convencidos de lo aconsejable del método de trabajo indicado,
o temen la ardua tarea de llevar a cabo la etapa designada del plan, o tratan
de esquivar la disciplina señalada y requerida por quienes hacen al hombre
correctamente responsivo al contacto y la enseñanza espirituales, y así
interpretar correctamente la intención de la Jerarquía.” (209)
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“…Gran parte de esta invocación
del principio crístico la llevan a cabo los verdaderos creyentes de todos los
países (cristianos o no) que se dirigen al Cristo, cualquiera sea el nombre con
que Lo reconozcan, y al sentir amor por Él y sus semejantes, tratan de
mejorar las condiciones mundiales,
terminar con el odio y el sufrimiento y demostrar buena voluntad en todas
partes. Esto constituye la primera etapa de evocación de la respuesta al amor y
a la comprensión latente que existe en los corazones y las mentes humanas, como
resultado de la invocación a Cristo y al principio crístico. …” (210)
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“El resultado principal del
empleo correcto de la Gran Invocación (en lo que a la humanidad concierne) es
la aceleración de los acontecimientos. Como ya señalé, tal aceleración lleva
consigo sus propios riesgos y, en consecuencia, aparecieron problemas
verdaderamente difíciles y los terribles acontecimientos que durante muchos
años abrumaron a los aspirantes y discípulos. Mediante este proceso, ellos
aprenden a trabajar para salvar a la humanidad, capacitándose gradualmente para
ocupar el lugar del salvador del mundo y ser quienes absorban el mal karma.
Quizás digan que hoy todo el mundo padece y que en los últimos veinticinco años
se ha sufrido un penoso y general karma mundial. ¿En qué reside la diferencia
entre el dolor y el sufrimiento del mundo en general y el de los aspirantes y
discípulos en particular? Diré que los aspirantes y discípulos son conscientes
de este karma y de sus resultados en los tres vehículos simultáneamente en la
mente y también en el cuerpo emocional, con las resultantes reacciones físicas.
Esto produce intensificación, retrospección y anticipación, que no registra el
grupo mayor e involucra a toda la personalidad. A esto debe agregarse, en el
caso del discípulo en particular, la sensibilidad, así como la capacidad de
sintonizar y absorber el dolor del mundo y las reacciones y condiciones
mundiales, aumentado notablemente lo que ellos deben soportar a nivel
individual. La capacidad de registrar y hacerse cargo del dolor grupal, como
también soportar su propio karma personal, agrava grandemente la tarea del
discípulo.
Por lo tanto, cuando exhorto a
los aspirantes y discípulos mundiales a emplear la Gran Invocación, los
exhorto, además, a "fraternizar con los sufrimientos de Cristo"; esto
es siempre preliminar a la resurrección o a la liberación de la conciencia
humana hacia reinos superiores de la percepción espiritual. …” (211)
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(198) Primera Parte. Observaciones de Introducción. El Período de
Transición. Marzo de 1934. I. El Entrenamiento de los Psíquicos (pág.15)
(199) Primera Parte. La Tarea Inmediata. Septiembre de 1938 (pág.57)
(200) Segunda Parte. Situación General del Mundo. Las Causas de la
Dificultad Mundial. Septiembre de 1938 (pág.63)
(201) Segunda Parte. La Causa Oculta del Desorden Externo. Enero de 1939
(pág.66)
(202) Segunda Parte. La Tendencia Espiritual del Destino Humano. Wesak,
mayo de 1939 (pág.72)
(203) Segunda Parte. El Conflicto entre las Fuerzas de Origen Antiguo.
Agosto de 1939 (pág.85)
(204) Segunda Parte. El Conflicto entre las Fuerzas de Origen Antiguo.
Agosto de 1939 (pág.86)
(205) Segunda Parte. La Crisis Mundial. Septiembre de 1939 (pág.92)
(206) Segunda Parte. La Crisis Mundial. Septiembre de 1939. La Causa de la Crisis Actual
(pág.98)
(207) Segunda Parte. La Crisis Mundial. Septiembre de 1939. Antiguos Acontecimientos
Kármicos (pág.102)
(208) Segunda Parte. La Crisis Mundial. Septiembre de 1939. Preparación para la Buena Voluntad
Mundial (pág.118)
(209) Segunda Parte. La Crisis Mundial. La Gran Invocación. Estrofa Uno.
Octubre de 1939 (pág.126)
(210) Segunda Parte. La Crisis Mundial. La Gran Invocación. Estrofa Uno.
Octubre de 1939 (pág.128) (211) Segunda
Parte. La Crisis Mundial. La Gran
Invocación. Estrofa Uno. Octubre de 1939 (pág.129)
(CONTINUACIÓN)
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