Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (VIII)
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Como en otras ocasiones, para
realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de
extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que
tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del
Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro,
capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la
información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
Dani
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TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA (1934)
“El trabajo de los Adeptos atlantes fue impresionar en la
conciencia del mundo la verdad de que Dios es Amor. Ésta es la expresión
simbólica de la verdad, como lo es el empleo de la palabra Dios. El trabajo de
los Adeptos arios consiste en plasmar en la conciencia del mundo, que Dios es
Voluntad. Para que redunde en bien de la familia humana, trabajan con el
intelecto a fin de controlarlo, subordinar otras formas a la mente y por medio
de ella revelar al hombre la visión de lo que es y será. De esta manera el
hombre se alinea con el centro coronario esotérico de la Vida una. En el reino
animal, por el desarrollo de la sensibilidad y el paralelo desenvolvimiento por
medio del dolor, se alinean esos tipos de formas con el centro cardíaco de la
naturaleza. Esta frase imparte una verdad que no puede ser expresada con mayor
claridad hasta que el hombre no sea más incluyente en su conciencia. Por medio
del color en el reino vegetal, esas formas de manifestación divina son también
puestas en contacto vibratorio con ese centro de fuerza en la naturaleza,
análogo al centro laríngeo del hombre.” (91)
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“Cada centro o chakra, se compone de tres ruedas o remolinos
concéntricos, que se entremezclan en el hombre espiritual que se halla en el
sendero de probación; se mueven lentamente en una sola dirección, pero
gradualmente aumentan su actividad a medida que se aproxima al portal del
sendero de iniciación. En la iniciación, hace contacto con el centro del chakra
(un punto de fuego latente), la rotación se intensifica y la actividad se hace
cuatridimensional. Es difícil expresar estas ideas en palabras comprensibles
para los no iniciados, pero el efecto podría describirse como un cambio de
girar acompasado, a otro de radiación rutilante, una "rueda que gira sobre
sí misma", según lo expresan las Antiguas Escrituras. De allí que por la
purificación, el cumplimiento de las reglas y una aspiración que no admite
obstáculos ni cesa ante el dolor, el aspirante ha hecho que palpiten y giren
sus centros; sólo entonces, el Maestro puede conducirlo a la Presencia del
Hierofante.” (92)
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“Para quienes luchan, perseveran y se esfuerzan, la alegría
es múltiple cuando llega la materialización. El contraste causa alegría, pues
conociendo el pasado de tinieblas, gozarán en la luz de la fructificación y
poseerán la alegría del compañerismo experimentado y probado; los años habrán
demostrado quiénes son los asociados elegidos, y en la comunidad del
sufrimiento se fortalecerá el vínculo; la alegría de la paz después de la
victoria será suya; para el cansado guerrero los frutos de la realización y el
descanso son doblemente dulces; obtendrán la alegría de participar en el plan
de los Maestros, y será correcto todo aquello que los asocie a Ellos más
estrechamente; la alegría de haber ayudado a consolar a un mundo necesitado, de
haber llevado luz a las almas ensombrecidas, de haber curado en alguna medida
las llagas del sufrimiento del mundo, les pertenecerá, y tener conciencia de
haber empleado bien los días y recibir la gratitud de las almas salvadas, trae
la mayor de todas las alegrías -la que experimenta un Maestro cuando sabe que
ha contribuido a elevar a un hermano un poco más en la escala de evolución.
Esta alegría les aguarda a ustedes, y no está muy lejana. De manera que, no
trabajen para la alegría, sino hacia ella; no por la recompensa, sino por la
necesidad interna de ayudar; no por la gratitud, sino por el impulso que
sobreviene al percibir la visión y comprender la parte que les corresponde
desempeñar para traer esa visión a la tierra.” (93)
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“Parece una trivialidad y una paradoja ocultista decir que
en medio de una profunda aflicción y desgracia de la personalidad, se puede
conocer y sentir la alegría del alma. Sin embargo es así, y tal debe ser la
meta del estudiante. Algunas personas son felices porque cierran los ojos a la
verdad o están autohipnotizadas, ocultándose detrás de una coraza de ilusión.
Pero el aspirante, por lo general, ha alcanzado la etapa en que sus ojos están
bien abiertos; ha aprendido a ser veraz consigo mismo y no ha construido
ninguna muralla que lo separe de sus semejantes. Está despierto y alerta; es
sensible y frecuentemente sufre. Se pregunta por qué lo han abandonado, en lo
que el mundo denomino felicidad y paz, y cuál será la consecuencia.” (94)
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“…Ofrendar todo lo que uno posee a los pies del Señor de la
Vida para poder avanzar en el trabajo de salvación mundial, eliminar de la vida
todos los obstáculos, dar todo lo que uno tiene, hasta el dolor de dar,
reglamentar la propia vida sobre la base del renunciamiento, interrogándose a
cada instante: ¿Qué renuncias debo hacer para poder ayudar más eficazmente?;
eso y aún mucho, queda ante todos aquellos que oyen el llamado y responden a la
necesidad y a la oportunidad.” (95)
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“…Para ti, aspirante en el camino de la vida, el camino de
construcción consciente no es aún la meta. El trabajo de limpiar la atmósfera
del pensamiento, cerrar para siempre las puertas al odio, al dolor, al temor, a
los celos y a los bajos deseos, debe preceder al trabajo consciente de
construcción (*). Cuida tu aura, oh caminante en el sendero.” (96)
(*) de Formas Mentales
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“Recordaremos ante todo que ningún aspirante está libre de
faltas, no importa cuán sincero y devoto sea. Si lo estuviera, sería un adepto.
Todos los aspirantes son aún egoístas, propensos al mal genio y a la irritabilidad,
a momentos de depresión y a veces hasta sentir odio. Con frecuencia ese mal
genio y odio puede ser despertado por lo que podríamos llamar causas justas.
Injusticias por parte de otros, crueldad hacia seres humanos o animales, odio y
depravación hacia los semejantes, hacen despertar en ellos las reacciones
correspondientes, ocasionándoles mucho sufrimiento y demora. Una cosa hay que
tener siempre en cuenta. Si un aspirante siente odio por un compañero, si
demuestra mal genio y encuentra aversión y antagonismo, es porque no es
totalmente inofensivo; hay en él todavía la simiente de las dificultades, pues
es ley de la naturaleza recibir lo que damos y producir reacciones de acuerdo a
nuestra actividad física, emocional o mental.” (97)
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“Actualmente existe una gran diferencia entre el método
científico de traer una persona a la encarnación y la forma completamente ciega
y frecuentemente atemorizada e ignorante con que la despedimos al salir de la
encarnación. Trato hoy de mostrar a Occidente un método nuevo y más científico
para dirigir el proceso de la muerte y permítanme dejar bien aclarado que lo
que tengo que decir, de ninguna manera abroga a la ciencia médica moderna, con
sus paliativos y pericia. Todo lo que alego es un acercamiento sensato a la
muerte; sólo trato de sugerir que cuando el debido sufrimiento ha terminado y
sobreviene el debilitamiento, se permita a la persona moribunda prepararse,
aunque esté aparentemente inconsciente, para la gran transición. No olviden que
requiere una fuerte y constante opresión sobre el sistema nervioso para
producir dolor. ¿Les resulta imposible concebir el momento en que el acto de
morir sea el triunfo final de la vida? ¿No pueden imaginarse que el tiempo
transcurrido en el lecho de muerte será el preludio de un retiro consciente?
¿Pueden imaginarse el momento en que el hombre llegue a desprenderse del
obstáculo de la envoltura física y sea para él y quienes lo rodean, la tan
esperada y feliz consumación? ¿No pueden visualizar el momento en que en vez de
lágrimas y temores, por no querer reconocer lo inevitable, la persona moribunda
y sus amigos se pongan de acuerdo respecto a la hora, y sólo la felicidad
caracterice el tránsito? ¿Que las mentes de los que quedan estén libres de
ideas funestas, y los lechos de muerte sean considerados como ocasiones más
felices que los nacimientos y casamientos? Les digo que dentro de poco tiempo
esto será ciertamente así para los inteligentes de la raza, y poco a poco para
todos.” (98)
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“Podría decirse que esta segunda categoría (*) incluye todas
las existencias, pero la línea de demarcación entre la limitación autoproducida
y la incomprendida adquisición de forma, se halla totalmente en el reino de la
conciencia. Algunas vidas son prisioneras y lo saben. Otras lo son y no lo
saben. La clave del sufrimiento reside precisamente en el reino de la mente.
Dolor y agonía, rebeldía e impulso consciente hacia algo mejor y cambio de
condiciones, sólo se encuentran donde está presente lo que llamamos
individualidad, donde el complejo del "yo" controla y donde la
entidad autoconsciente actúa. Existe, lógicamente, el equivalente del
sufrimiento en los reinos inferiores al humano, pero entran en otra
diferenciación. No están autorrelacionados. Las formas subhumanas de vida
sufren y padecen malestar y están sujetas a los estertores de la muerte, pero
carecen de memoria y previsión, y no poseen esa captación mental que les
permite relacionar el pasado y el presente y anticipar el futuro. Están exentas
de la agonía de la premonición. Todas sus reacciones, hacia lo que denominamos
condiciones malignas, son tan diferentes de las de la humanidad, que es difícil
captarlas. El Antiguo Comentario describe estos dos grupos en los siguientes
términos:
"Los hijos de Dios que conocen, ven y oyen (y
conociendo, saben que conocen), sufren el dolor de la limitación consciente. En
las más íntimas profundidades del ser consciente, su perdido estado de libertad
corroe como una gangrena. Dolor, enfermedad, pobreza y pérdida, son considerados
como tal, y contra ellos todo hijo de Dios se subleva. Sabe dentro de sí mismo
que, como él era antes de estar prisionero en la forma, no conocía el dolor.
Enfermedad y muerte, corrupción y malestar no lo afectaban. Las riquezas del
universo eran suyas, y desconocía las pérdidas.
"Las vidas que entran en la forma junto con las vidas
autoconscientes, y las vidas de los devas que construyeron las formas habitadas
por todos los Hijos de Dios, no conocen el dolor, las pérdidas o la pobreza. La
forma se corrompe, las otras formas se retiran y falta lo necesario para nutrir
y mantener fuerte lo externo. Pero faltando también la voluntad y la intención
planeada, no se exasperan ni sienten rebelión alguna".
Sería apropiada aquí una palabra respecto al dolor, aunque
nada tengo que comunicar de naturaleza abstracta respecto a la evolución de la
jerarquía humana por medio del dolor. Los devas no sufren como la humanidad. Su
grado rítmico es más constante, aunque está de acuerdo a la Ley. Aprenden por
el trabajo de construcción y por la incorporación en la forma de eso que es
construido. Crecen por la apreciación y el regocijo de las formas construidas y
el trabajo efectuado. Los devas construyen y la humanidad destruye, y mediante
el descontento el hombre aprende la destrucción de las formas. Así se logra el
consentimiento en el trabajo de los grandes Constructores. El dolor es ese
esfuerzo ascendente a través de la materia, que coloca al hombre a los Pies del
Logos; dolor es seguir la línea de mayor resistencia y por ese medio llegar a
la cima de la montaña; dolor es la destrucción de la forma y la obtención del
fuego interno; dolor es el frío de la soledad que conduce al calor del sol
central; dolor es arder en la hoguera a fin de conocer la frescura del agua de
la vida; dolor es viajar al país lejano, que trae como resultado la bienvenida
al hogar del Padre; dolor es la ilusión del desconocimiento del Padre, que
conduce al hijo pródigo al corazón del Padre; dolor es la cruz de la pérdida
completa, que trae de retorno las riquezas de la eterna generosidad; dolor es
el látigo que hostiga al esforzado constructor para llevar la construcción del
Templo a la completa perfección.
La utilidad del dolor es muy grande y conduce al alma humana
de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la liberación y de la agonía a la
paz. Esa paz, esa luz y esa liberación, más la ordenada armonía del cosmos, son
para todos los hijos de los hombres.” (99)
(*) Aquellas vidas que están limitadas por la forma, porque
no son autoconscientes, sino partes inconscientes que constituyen una forma más
grande. Todavía no han evolucionado hasta el punto de ser entidades
autoconscientes.
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“La crítica es una facultad de la mente inferior, por lo
tanto tiende a dañar y herir, y ningún hombre puede proseguir en el camino
mientras daña y causa dolor a sabiendas.” (100)
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“A medida que la vida alcanza una vibración acrecentadamente
elevada mediante la purificación y la disciplina, el fuego del alma, que
literalmente es el fuego de la mente, hace que los centros también acrecienten
su vibración, y esta acrecentada actividad provoca un contacto con las
protectoras "redes" o discos de energía pránica que están a cada
lado. Así, mediante la interacción, se desgastan gradualmente, de modo que con
el tiempo llegan a perforarse, si puedo utilizar un término tan inadecuado.
Muchos aspirantes tienen la convicción de haber despertado el fuego kundalini
en la base de la columna vertebral y que, por consiguiente, progresan
rápidamente, mientras que lo único que han logrado es quemar o "hacer
desaparecer por fricción" la red, en un punto de la columna vertebral. Una
sensación de quemadura o de dolor en cualquier parte de la columna vertebral,
cuando no se debe a causas fisiológicas en la mayoría de los casos, es
producida por la perforación de una de las redes, mediante la actividad de los
centros relacionados con ellas. Esto sucede muy frecuentemente en las mujeres
en conexión con el centro plexo solar, y en los hombres en conexión con el
centro sacro. Ambos centros -como resultado del desarrollo evolutivo- sumamente
activos y altamente organizados, son la expresión de la naturaleza física
creadora y del cuerpo emocional. Por lo tanto, una sensación de quemadura y
dolor en la espalda indica generalmente indebida actividad de un centro, que
produce resultados destructivos en el mecanismo protector, en vez de señalar
superioridad o verdadero desarrollo espiritual. Podría indicar esto último,
pero debería recordarse que donde hay verdadero progreso espiritual, el dolor y
el peligro son prácticamente eliminados.” (101)
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“Por lo antedicho se evidencia que no puedo dar
instrucciones específicas respecto al despertar de los centros, ni indicar cómo
quemar la red etérica que libera la energía. Tal información es demasiado
peligrosa y seductora para ponerla en manos del público en general, el cual
está impulsado por el deseo de algo nuevo y carece del correcto equilibrio y
del desarrollo mental necesario. Sin embargo, ha llegado el momento en que todo
el mundo debe reconocer el hecho de que existe un cuerpo de energía subyacente
en el sistema nervioso, que la naturaleza de los siete centros, su estructura y
ubicación, debería ser comprendida técnicamente, y que las leyes de su
desenvolvimiento deben ser ampliamente conocidas. Pero no puede darse nada más
que esto. La naturaleza intrincada de esta ciencia de los centros es demasiado
grande para ser de utilidad general. La enseñanza a impartirse en cualquier
caso particular y los métodos a aplicarse, dependen de muchos factores para que
puedan darse instrucciones y una regla general. Deben considerarse el rayo y el
tipo, el sexo y el grado de evolución, y también el equilibrio de los centros.
Con esto quiero significar que es necesario considerar el desarrollo excesivo
en un caso y el escaso desarrollo en otro; si tienen preponderancia las fuerzas
de abajo o de arriba del diafragma, o si la principal energía está concentrada
en esa distribuidora central, el plexo solar. Deben ser estudiadas la cualidad
y brillantez de la luz en la cabeza, porque indican la medida de control del
alma, y deben ser cuidadosamente tratadas la relativa pureza de los vehículos y
las diferentes "redes" etéricas, como también el grado de vibración
de la red y del centro. Deberá establecerse una sincronización, y esto es muy
difícil de realizar. Éstos son algunos puntos que el instructor debe observar
y, por lo tanto, es evidente que sólo un instructor que haya logrado visión
sintética y pueda ver a un hombre "en su totalidad", o como realmente
es, podrá dar esas instrucciones que invierten el antiguo ritmo de los centros,
destruyen sin dolor ni peligro las envolturas protectoras y elevan el fuego
kundalini desde la base de la columna vertebral hasta la salida de la cabeza.”
(102)
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“Su tarea es excesivamente difícil (*), más difícil que la
del primer grupo (**), y más aún que la del último (***), porque carece todavía
de ciertos poderes y experiencia necesaria. Su centro de conciencia es la
intuición y no el intelecto sintetizador, y su estado de percepción es amplio e
incluyente. Pueden sufrir más que la mayoría, pues la mayor parte de los que se
encuentran en esta etapa son muy sensibles a su propio bienestar y responden
demasiado a las vibraciones emanadas del aspecto forma en los tres mundos. Su
estado de desapego no es todavía completo. Sirven de puente, por lo tanto
soportan infinidad de problemas, y responden al dolor mundial. Ven demasiado,
si puedo expresarlo así, pero aún no tienen el privilegio de visualizar con
claridad la meta que se halla doscientos años adelante. Perciben la necesidad
actual. Responden a la nueva corriente de fuerza espiritual que está afluyendo.
Llevan el peso de la humanidad sobre sus hombros, y como están coordinados en
cierta medida, viven simultáneamente en los tres mundos, aunque pocos pueden
hacerlo. Perciben la urgencia de la oportunidad presente y también la apatía de
la mayoría, y por esas razones trabajan bajo una enorme presión.” (103)
(*) La de los comunicadores telepáticos del Nuevo Grupo de
Trabajadores del Mundo
(**) La de los Observadores Organizados del Nuevo Grupo de
Trabajadores del Mundo
(***) La de los miembros de la Jerarquía
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“A quienes guían a la raza humana no les preocupa
particularmente el éxito de las nuevas condiciones emergentes. Eso está
definitivamente asegurado y no puede ser detenido el crecimiento de la
comprensión humana y de la conciencia espiritual de la no separatividad. El
problema está en saber qué medios emplear para lograr estos fines deseados, de
tal manera que la naturaleza forma pueda ser excitada y preparada para manejar
sus nuevas responsabilidades y tratar con los nuevos conocimientos, sin
excesivos sufrimientos, penosas separaciones y horas de agonía, que atraen la
atención, más que el progreso sutil y constante de la percepción divina. Cada
vez que hay una tendencia a la síntesis y comprensión en el mundo; cada vez que
lo inferior es fusionado con lo superior, y la unidad es mezclada con el todo;
cada vez que los conceptos grandes y universales hacen su impacto sobre las
mentes de las masas, hay un consiguiente desastre y cataclismo y una
destrucción del aspecto forma y de lo que podría evitar que esos conceptos se
convirtieran en realidades en el plano físico. Este, por lo tanto, es el
problema de los trabajadores jerárquicos: cómo evitar el tan temido sufrimiento
y conducir al hombre, mientras la oleada de realización espiritual invade al
mundo y efectúa su necesario trabajo. De allí el presente llamado al servicio,
emitido como una clarinada para el oído atento de todos los discípulos.
Este llamado al servicio halla generalmente una respuesta,
pero una respuesta matizada por la personalidad del aspirante y por su orgullo
y ambición. La necesidad es verdaderamente comprendida. El deseo de satisfacer
esa necesidad es genuino y sincero; el anhelo de servir y elevarse es
verdadero. El estudiante da los pasos necesarios que lo capacitarán para
adaptarse al plan. Pero el inconveniente que debemos enfrentar forzosamente en
el aspecto interno es que, aun no existiendo duda alguna respecto a la voluntad
y deseo de servir, los caracteres y temperamentos son de tal índole, que se
presentan dificultades casi insuperables. Por medio de estos aspirantes tenemos
que hacer el trabajo, y con frecuencia el material que nos brindan da mucho que
hacer.
Estas características latentes, a menudo no aparecen hasta
después de haber emprendido el servicio. Los guías observadores pueden
sospechar su existencia, pero ni aun ellos tienen el derecho de negar la
oportunidad. Cuando tardan en aparecer, lo trágico es que otros sufren además
del aspirante. A medida que el elemento humano se hace sentir y se desprende de
la niebla del idealismo, de los hermosos planes y del demasiado hablar y
reajustar, muchos son atraídos por el idealismo sincronizado que se congrega en
torno al servidor. Cuando aparecen sus ocultas debilidades, esta gran mayoría
sufre conjuntamente con él. El método de los Grandes Seres, de buscar a quienes
se han entrenado en cierta medida para responder sensiblemente y trabajar por
medio de ellos, trae consigo ciertos peligros. El aspirante común, bien
intencionado, no se halla tan en peligro como el dis-cípulo más avanzado y
activo.” (104)
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(91) Regla Diez. La Construcción de Formas Mentales. La Era
Presente y el Futuro (pág. 262)
(92) Regla Diez. La Construcción de Formas Mentales. La Era
Presente y el Futuro (pág. 264)
(93) Regla Diez. La Construcción de Formas Mentales. La Era
Presente y el Futuro (pág. 268)
(94) Regla Diez. La Construcción de Formas Mentales. La Era
Presente y el Futuro (pág. 270)
(95) Regla Diez. La Construcción de Formas Mentales. El
Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo (pág. 312)
(96) Regla Once. Análisis de las Tres Fases (pág. 343)
(97) Regla Once. Análisis de las Tres Fases. La Liberación
de Nuestras Formas Mentales (pág. 350)
(98) Regla Once. Análisis de las Tres Fases. La Liberación
de la Muerte (pág. 362)
(99) Regla Doce. Los Intervalos y los Ciclos. Los
Prisioneros del Planeta (pág. 384 y 385)
(99) Regla Doce. Los Intervalos y los Ciclos. Los
Prisioneros del Planeta (pág. 384 y 385)
(100) Regla Trece. Los Cuaternarios que Deben Ser
Reconocidos. La Precipitación de Formas Mentales (pág. 404)
(101) Regla Cartorce. Los Centros y el Prana. El Despertar
de los Centros (pág. 425)
(102) Regla Cartorce. Los Centros y el Prana. El Despertar
de los Centros (pág. 427)
(103) Regla Quince. El Sentido Esotérico (pág. 434)
(104) Regla Quince. El Sentido Esotérico. Un Llamado al Servicio
(pág. 444 y 445)