domingo, 3 de junio de 2018

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (X) - El Discipulado en la Nueva Era Vol. I


Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (IX)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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EL DISCIPULADO EN LA NUEVA ERA – VOL. I (1944)



“Quienes se preparan para la iniciación deben aprender a actuar conscientemente con el espejismo; tienen que trabajar eficazmente con la verdad presentada, ignorando cualquier dolor o sufrimiento o dudas mentales, incidentales a la rebeldía y a la limitación de la personalidad, y deben cultivar esa "indiferencia divina" hacia las consideraciones personales característica del iniciado entrenado.” (105)

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“…¿Cuándo aprenderá el discípulo que esa condición en que se adopta la actitud de "no me importa" y una especie de indiferencia, es uno de los medios más rápidos para liberar al yo de las demandas de la personalidad? Esta actitud de "no me importa" no afectará la disposición del discípulo hacia otras personas. Es la actitud que adopta la personalidad reflexiva e integrada del discípulo hacia el cuerpo astral o emocional, llevándolo a asumir la posición de que nada que produzca reacción, dolor o angustia al cuerpo emocional, tiene importancia. Estas reacciones son simplemente reconocidas, vividas y toleradas, pero no se permite que constituyan una limitación. Todos los discípulos deberían reflexionar sobre lo que acabo de decir. El proceso se basa en la creencia profundamente arraigada de la supervivencia del Ser inmortal dentro del alma y la personalidad.” (106)

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“Les recomiendo, por lo tanto, eliminar de sus mentes toda censura y mal pensamiento, para que puedan alcanzar una actitud de divina indiferencia hacia las efímeras y pasajeras personalidades y el caos existente en todas partes, esforzándose por sintonizar la actitud de la Jerarquía. Esto implica acentuar el aspecto conciencia y observar cuidadosamente todo lo que ocurre bajo la superficie -procurando despertar y estimular a las masas, hasta ahora inconscientes, para que entren en una actividad mental más pronunciada. Los acontecimientos que tienen lugar en todos los países lo están logrando con gran rapidez; la humanidad se está vivificando, y su conciencia se está despertando acerca de los valores subjetivos. La Jerarquía se ve en apuros para satisfacer la creciente necesidad que tiene la humanidad de ser guiada. La sensibilidad de la raza humana (como resultado de la insuficiencia económica de la guerra, la ansiedad y el dolor) se está haciendo tan aguda, que quienes trabajamos en el aspecto interno debemos apresurarnos a plasmar la correcta impresión en los síquicos sensitivos y despiertos. De allí nuestro esfuerzo para crear estos grupos y utilizar a personas como ustedes que, teóricamente, son inofensivas, aunque en realidad están llenas de prejuicios y juzgan ligeramente. Pero debemos utilizar el material que tenemos a mano y eso nos entorpece grandemente en todo momento.” (107)

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 “…El correcto empleo de las siete energías pránicas eliminará con toda seguridad la enfermedad y los males corporales y aliviará los dolores del vehículo físico humano.” (108)

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 “La nueva era está muy cerca y somos testigos de los dolores del parto de una nueva cultura y civilización. Lo viejo e indeseable debe eliminarse, y de estas cosas indeseables, los primeros que deben desaparecer son el odio y el espíritu de separatividad.” (109)

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Podría enumerar otras cosas de naturaleza más individuales, pero deseo poner el énfasis sobre las aceptaciones que motivaron o debieran motivar sus actitudes, pidiéndoles no dar tanta importancia a la idea de ser "aceptados por un Maestro". Esta idea y la enseñanza de muchos grupos esotéricos ha ocasionado grandes errores, malos entendidos, sufrimientos y desilusiones. Al discípulo se lo entrena sobre ciertos factores muy importantes, y no sobre su relación con el Maestro….” (110)

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“A quienes se encuentran en medio de la hoguera del dolor (y son legión), de la agonía, la ansiedad y la angustia -y la ven en todas partes y tratan de mantenerse firmes en medio de todo- les digo: Las apariencias no siempre representan lo que verdaderamente son; lo que rompe y perturba la vida de la personalidad es con frecuencia el agente liberador, si es correctamente comprendido; lo que surja cuando las Fuerzas de la Luz disipen la oscuridad del mundo, demostrará la naturaleza inmortal del espíritu humano.



…/…



No somos ciegos ni nos despreocupamos. Sabemos, no obstante, que hay males peores que la muerte y el dolor. Sabemos que éste es el momento de mayor oportunidad para la humanidad, y que si los hombres pasan triunfalmente a través de ellos y (por la fuerza de sus propias almas) superan el actual mal, entonces la evolución de la humanidad se acelerará más allá de lo que se creyó posible, lo cual constituirá la liberación alcanzada e iniciada por la humanidad misma. Esto tiene tanta importancia en la vida del género humano como en la vida del discípulo individual. Al hombre no se le debe privar de la ocasión ni de la oportunidad; los valores espirituales y eternos que ha adquirido tienen mucha más importancia que su momentánea agonía.



Cuando piensan que Nosotros estamos en los denominados seguros retiros, quizás no lleguen a comprender que la capacidad de identificarse con todo cuanto hoy implica dolor en el mundo, más la sensibilidad de Quienes están vinculados con la Jerarquía, respecto a las desafortunadas condiciones de la humanidad, constituye para Ellos una suprema agonía espiritual permanecer inactivos.” (111)

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“…El discipulado implica responsabilidad, y que se desarrolla a su vez mediante el sufrimiento. Esto lleva inevitablemente al desapego.…” (112)

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“El sendero de los Salvadores del Mundo es siempre arduo; el camino de los Sensitivos Divinos está lleno de sufrimiento y dolor.” (113)

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 “…el sendero de los Salvadores del Mundo es arduo, debido principalmente al poder de sufrir que posee el tipo de segundo rayo. Esto lógicamente es en sí mismo el principio de la manifestación y contiene la clave de la existencia. De allí la capacidad que posee la persona que pertenece a este rayo de "sufrir para alcanzar la meta, soportar la carga del mundo, aprender -identificándose con los demás- el desapego, el cual neutraliza el dolor a medida que pasa el tiempo".” (114)

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“…La tendencia del ser humano es padecer y sufrir y eventualmente esto debe ser anulado, siendo uno de los problemas que la Jerarquía enfrenta cuando, en la actualidad, trata arduamente de sacar al género humano del pantano en que se encuentra. La "tendencia al sufrimiento", que tiene como fundamento una actitud mental, es un hábito tan antiguo que al hombre le resulta inconcebible que exista un punto de vista distinto y una reacción totalmente diferente hacia los asuntos de la vida. …” (115)

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“…Todo sufrimiento debido a la supersensibilidad indica autocentralización….” (116)

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“Poco podemos hacer cuando las pruebas, el profundo dolor y la ansiedad, abruman al discípulo, excepto permanecer a su lado con amor, enviarle pensamientos curativos y evocar la fortaleza interna del alma para que puedan emplearse los vehículos.” (117)

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“EL DISCIPULADO Y EL DOLOR



Los hijos de Dios, que saben, ven y oyen (y sabiendo, saben que saben), sufren el dolor de la limitación consciente. En las más recónditas honduras del ser consciente, corroe profundamente el encono por la libertad perdida. Dolor, enfermedad, pobreza y pérdida son vistos tal como son, por lo cual se revela todo hijo de Dios. Sabe que en sí mismo, antes de ser prisionero en la forma, no conocía el dolor. Enfermedad y muerte, corrupción y dolor no le llegaban. Las riquezas del universo eran suyas, no sabía de pérdidas.



"Las vidas que entran en la forma juntamente con las vidas autoconscientes, las vidas dévicas que construyen las formas habitadas por todos los hijos de Dios, no conocen dolor, pérdida o pobreza. Una forma se descompone, otras formas se retiran y carecen de lo necesario para nutrir y mantener fuerte lo externo. Pero al carecer de voluntad e intención planificada, no se sienten incómodos ni demuestran una definida rebeldía“.



Cabe aquí una palabra respecto al dolor, aunque nada abstruso diré sobre la evolución de la jerarquía humana a través del dolor. Los devas no sienten el dolor como el género humano. La frecuencia de su ritmo es más constante, aunque está de acuerdo a la ley. Aprenden dedicándose al trabajo de construcción, incorporándose a la forma de lo que construyen. Crecen apreciando las formas construidas, y gozan de ellas y del trabajo realizado. Los devas construyen y la humanidad destruye, y en el descontento el hombre aprende mediante la destrucción de las formas. Así llega a conocer el trabajo de los grandes Constructores. El dolor de la lucha ascendente, a través de la materia, conduce al hombre hasta los Pies del Logos; el dolor se produce cuando sigue la línea de mayor resistencia, alcanzando así la cima de la montaña; el dolor es la destrucción de la forma y la obtención del fuego interno; el dolor es el frío del aislamiento que conduce al calor del Sol central; el dolor es quemarse en la hoguera para conocer finalmente la frescura del agua de la vida; el dolor es el viaje al país lejano, que da por resultado la bienvenida al Hogar del Padre; el dolor es la ilusión de haber sido desheredado por el Padre, que impele al Hijo Pródigo directamente al corazón del Padre; el dolor es la cruz de la pérdida total que devuelve las riquezas de la abundancia eterna; el dolor es el acicate que impele al esforzado constructor a llevar la construcción del Templo a la total perfección.



El dolor se aplica de muchas maneras y conduce al alma humana de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la liberación, de la agonía a la paz. Esa paz, esa luz y esa liberación, dentro de la armonía ordenada del cosmos, pertenecen a todos los hijos de los hombres.” (118)

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“EXTRAÍDO DEL ANTIGUO COMENTARIO



"Las sedantes aguas refrescan. Lentamente traen alivio, abstrayendo la forma de todo lo que puede ser tocado. El calor febril estremecedor del deseo largamente reprimido, cede al fresco trago. El agua y el dolor se anulan recíprocamente. Largo es el trago refrescante.



"El fuego ardiente libera de todo lo que obstruye el camino de la vida. Llega la bienaventuranza, le sigue el fuego, como fuego sobre las aguas. El agua y el fuego se mezclan y producen la gran Ilusión. La niebla es el producto de la bruma, y el vapor y el ruido, que velan la luz, ocultan la verdad e interceptan al Sol.



"El fuego arde vorazmente. Desaparecen el dolor y las aguas. Aparecen el frío, el calor, la luz del día, la radiación del sol naciente y el perfecto conocimiento de la Verdad.



"Éste es el sendero para todos los que buscan la Luz. Ante todo, la forma y todos sus anhelos. Luego el dolor. Después las aguas sedantes y el surgimiento de un pequeño fuego. Aumenta el fuego, el calor está activo y dentro de la pequeña esfera realiza su ígneo trabajo. También se ve la humedad; a la densa niebla y al dolor se añade una penosa confusión, porque quienes emplean el fuego de la mente durante la primera etapa, están perdidos dentro de una luz ilusoria.



"Aumenta terriblemente el calor; luego se pierde la capacidad de sufrir. Cuando se trasciende esta etapa llega directamente el brillo del Sol y la clara y brillante luz de la Verdad. Éste es el sendero de retorno hacia el centro oculto.



"Aplica el dolor. Pide fuego, oh Peregrino, en un país extraño y desconocido. Las aguas limpian el barro y el limo de la naturaleza. Los fuegos consumen las formas obstaculizadoras que tratan de retener al peregrino, trayendo la liberación. Como si fuera un río, las aguas vivientes arrastran al peregrino hacia el Corazón del Padre. El fuego destruye el velo que oculta el Rostro del Padre".” (119)

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“La visión que muchos tienen de la influencia y el trabajo del Avatar, es la de una Gran Aparición que daría fin a toda contienda, inauguraría una nueva era de paz y buena voluntad, apaciguaría los corazones de los pueblos y conduciría al género humano a los reinos de la belleza y la felicidad. También culminarían los anhelantes deseos de innumerables mentes en el transcurso de las épocas y sería el consuelo para una humanidad atribulada; amaría y trataría dulcemente a Su propio pueblo; expulsaría a los malhechores de la faz de la Tierra, para evitar que éstos alteren nuevamente la paz del mundo.



Debo decirles que ésta no es una visión de la realidad, sino que se basa en las interpretaciones teológicas y en el egoísmo humano y se funda en el sufrimiento del género humano como también en el fracaso de los discípulos y aspirantes de todas partes en captar la verdadera naturaleza del amor y la visión real del Plan jerárquico.



Él traerá el Fuego del Amor y emitirá el mensaje del fuego purificador; no impartirá enseñanza sobre las aguas purificadoras, como sucedió hasta ahora, respecto a esta verdad simbólicamente impartida; propagará el fuego que consume y destruye todas las barreras en la naturaleza humana y todas las vallas separatistas entre individuos, grupos y naciones.” (120)

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“La tarea del Maestro consiste en estimular al mayor número posible de los que pertenecen a Su grupo, a fin de que trabajen firmemente en los niveles de actividad espiritual, donde el fuego de la voluntad de amar anima y predomina. Parte del ashrama se halla aún en las primeras etapas, luchando por comprender los fuegos de la mente, que deben ser primeramente captados y luego aplicada su esencia ígnea, antes de que el fuego de la voluntad de amar pueda afluir a través del discípulo.



Debe comprenderse que el trabajo del ashrama sigue su curso y que los discípulos e iniciados (de fervorosos corazones) continúan trabajando sin impedimentos. Esto abarca la reacción individual de los miembros de un ashrama. Pero cuando todo el grupo con vehemente amor vive como almas, entonces el ashrama se convierte en un centro vital o vórtice de fuerza dinámicamente efectivo. Los Maestros que trabajan aplicando el método de formar ashramas, se esfuerzan por lograr, lo más rápidamente posible, esta unidad de amor e intención (voluntad). Sólo el principiante se preocupa de su efecto individual en un ashrama. El discípulo entrenado y liberado se preocupa del esfuerzo que debe realizar y la tarea que debe llevar a cabo. La personalidad de un discípulo individual sufre si sus hermanos de grupo no comprenden ni detienen la fogosidad de sus mentes, pero continúa firmemente con su trabajo, manteniendo incólume su eficacia personal, como unidad servidora. Sabe que algún día todos se liberarán de sí mismos. Mientras tanto trabaja para neutralizar su influencia, y en ese sentido su tarea es más pesada, pero sabe también que están en camino de comprenderlo y que por el momento no pueden evitar ver en él y hasta en su Maestro, los mismos defectos que predominan en ellos, pues, hermano mío, vemos en otros, aunque no exista. Los discípulos deben aprender a diferenciar entre la verdadera percepción analítica y lo que se denomina crítica. Un Maestro no critica a los miembros de Su ashrama. Procura analizar los puntos que pueden obstaculizar la utilidad del servicio que presta el ashrama. Existe una diferencia fundamental entre esta ayuda constructiva y la crítica basada en un sentido de superioridad personal y en el hábito de buscar defectos.” (121)

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“El Maestro también espera un esfuerzo por parte de Sus discípulos, y a fin de trabajar generosamente en escala mayor, respecto a Su trabajo en el mundo de los hombres, les permite trabajar como desean, pero ciertamente espera que el esfuerzo se haga en las líneas de la actividad específica que constituye Su intención. Para lograr este esfuerzo vital y enérgico debe existir la facilidad de enfocarse en el trabajo y sus necesidades y desarrollar el poder de colaborar con quienes están empeñados en una tarea similar. Esto involucra además impersonalidad y correcto enfoque. Actualmente el Maestro busca a quienes se consagran a las necesidades de la humanidad en estos días de agonía humana, lo cual implica sensibilidad al dolor mundial, a medida que se manifiesta día tras día en los asuntos mundiales; requiere también una "divina indiferencia" a los acontecimientos externos de la vida del pequeño yo, y un sentido de proporción que permita al discípulo ver sus pequeños asuntos personales -físicos, emocionales y mentales- en términos de la totalidad. Así nuevamente llegamos a la impersonalidad –esta vez la impersonalidad hacia las propias reacciones del hombre.” (122)

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“Un Maestro, y en mayor grado el Cristo, sufre mucho más por quienes están en Su propia morada que por los que están en el mundo externo; los aspirantes avanzados obstaculizan más Su trabajo que los pensadores inteligentes. Tengan esto bien presente. No fue la crueldad de los hombres en el mundo externo, lo que causó el profundo dolor del Cristo cuando estuvo en la Tierra; fueron Sus propios discípulos, además del dolor masivo -distribuido en todo el ciclo de vida, pasado, presente y futuro- de la humanidad.” (123)

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“…Es tan grande la integración humana, que hoy una persona o grupo no puede aislarse de las actividades y del bienestar humano. Tampoco es adecuada una actitud negativa para la solución de la presente crisis mundial. Los que se niegan a participar en el karma y el sufrimiento mundiales, hallarán inevitablemente que su progreso se demora, por apartarse de la gran marea de la fuerza espiritual que actualmente afluye en corrientes regeneradoras a través del mundo de los hombres….” (124)

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“…el nuevo ciclo que vendrá al finalizar la guerra (*) –la realidad de la existencia de la Jerarquía y el trabajo de los Maestros por intermedio de Sus discípulos—, debe ser llevado a conocimiento del público. Los discípulos de todas partes presentarán al mundo, acrecentadamente, el plan jerárquico para lograr la fraternidad, la vida y la inclusividad espirituales. Esto no lo realizarán apoyándose en las frases (tan prevalecientes entre los tontos), "el Maestro me ha elegido a mí”, o "el Maestro apoya mis esfuerzos”, o "soy el representante de la Jerarquía” sino mediante una vida de servicio, recalcando que los Maestros existen y que son conocidos por muchas personas; que el Plan consiste en el desarrollo evolutivo y el progreso educativo hacia una meta espiritual inteligente; que la humanidad no está sola y que la Jerarquía existe; que Cristo está con Su pueblo; que el mundo está lleno de discípulos ignorados, debido a que trabajan silenciosamente; que existe el nuevo grupo de servidores del mundo; que los hombres y mujeres de buena voluntad se hallan en todas partes; que a los Maestros no les interesa absolutamente las personalidades, sino que utilizan a hombres y mujeres pertenecientes a todas las tendencias, creencias y nacionalidades, siempre que los aliente el amor, sean inteligentes, tengan mentes entrenadas y posean además influencia magnética y radiante, lo cual atraerá a las personas hacia la verdad y la bondad, pero no hacia el individuo, ya sea Maestro o discípulo. Los Maestros no se preocupan, en absoluto, por la lealtad personal; están exclusivamente dedicados a aliviar el sufrimiento, a promover la evolución de la humanidad y a indicar los objetivos espirituales. Ellos no esperan el reconocimiento de Su trabajo ni la alabanza de Sus contemporáneos, sino sólo el acrecentamiento de la luz en el mundo y el desenvolvimiento de la conciencia humana.” (125)

(*) El libro fue escrito en 1944

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(105) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Tercera Parte (pág. 40)

(106) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Sexta Parte (pág. 67)

(107) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Séptima Parte (pág. 75)

(108) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Séptima Parte (pág. 78)

(109) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Octava Parte (pág. 82)

(110) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Octava Parte (pág. 90)

(111) Sección Uno. Charlas a los Discípulos. Novena Parte (pág. 106)

(112) Sección Dos. Instrucciones Personales a los Discípulos. B.S.D. Junio de 1936 (pág. 121)

(113) Sección Dos. Instrucciones Personales a los Discípulos. F.C.D. Julio de 1935 (pág. 148)

(114) Sección Dos. Instrucciones Personales a los Discípulos. F.C.D. Junio de 1936 (pág. 149)

(115) Sección Dos. Instrucciones Personales a los Discípulos. D.P.R. Septiembre de 1937 (pág. 372)

(116) Sección Dos. Instrucciones Personales a los Discípulos. S.R.D. Marzo de 1937 (pág. 517)

(117) Sección Dos. Instrucciones Personales a los Discípulos. S.R.D. Junio de 1938 (pág. 518)

(118) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Notas de Introducción. El Discipulado y el Dolor (pág. 620)

(119) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Notas de Introducción. Extraído del Antiguo Comentario (pág. 621)

(120) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Quinta Parte. Etapa II. El Discípulo que está en la Luz (pág. 661)

(121) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Quinta Parte. Etapa II. El Discípulo que está en la Luz (pág. 668)

(122) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Sexta Parte. Etapa III. El Discipulado Aceptado (pág. 676)

(123) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Octava Parte. Etapa VI. Discípulo dentro del Aura (pág. 697)

(124) Sección Tres. Las Seis Etapas del Discipulado. Novena Parte. Etapa VI. El Discípulo dentro del Corazón del Maestro (pág. 707)

(125) Sección Cuatro. Resumen del Trabajo del Tibetano (1919 -1943). El Entrenamiento Personal (pág. 720)


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