martes, 1 de mayo de 2018

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (VII) - Tratado sobre Magia Blanca - (1)


Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (VI)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA (1934)

“…Así como en el pasado el instrumento y su relación con el mundo externo constituyó el principal hecho en la experiencia del hombre espiritual, así ahora es posible efectuar un reajuste donde el hombre espiritual, el ángel solar o alma, constituirá el hecho sobresaliente. También se comprenderá que su relación será (por medio del aspecto forma) con los mundos interno y externo. El hombre ha incluido en su relación sólo el aspecto forma del campo de la evolución humana común.

Ha utilizado la forma y ha sido dominado por ésta. Ha sufrido por ello, y con el tiempo se ha rebelado, pues se ha saciado de todo lo que pertenece al mundo material. Insatisfacción, hastío, desagrado y profunda fatiga, son características muy frecuentes de quienes están al borde del discipulado. Y ¿qué es un discípulo? Es quien trata de aprender un nuevo ritmo, entrar en un nuevo campo de experiencia y seguir los pasos de esa humanidad avanzada que antes que él ha hollado el sendero que conduce de la oscuridad a la luz y de lo irreal a lo real. Ha saboreado las alegrías de la vida en el mundo de la ilusión y ha aprendido que son impotentes para satisfacerlo y retenerlo. Ahora se encuentra en una etapa de transición entre los nuevos y los viejos estados del ser. Vibra entre la condición de la percepción del alma y la percepción de la forma. Por lo tanto, ve "doble".”
(69)

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“…Consiste en el énfasis puesto en Occidente sobre el aspecto material de las cosas, dando por resultado una triple situación. Primero, que el mundo del espíritu o el amorfo mundo abstracto, el de la conciencia subjetiva, no es reconocido científicamente, aunque sí en forma innata, por los de temperamento místico y por quienes son capaces de estudiar la historia subjetiva de los hombres y las razas; pero la ciencia no reconoce este aspecto de la manifestación, ni los científicos en su totalidad, creen en un mundo de esfuerzo superfísico. Todo lo que en las razas primitivas tenía un lugar prominente en las vidas y los pensamientos de los pueblos, ahora es visto con escepticismo, y las discusiones van precedidas de un interrogante. Pero ha habido progreso y mucho ha surgido de la guerra. Por ejemplo, está cambiando rápidamente la pregunta de que “¿existe la vida después de la muerte?" por "¿de qué naturaleza es la vida futura?", y esto es portentosamente alentador.

Segundo, las masas sufren por la represión y los efectos de la inhibición. La ciencia ha dicho: No existe Dios ni hay espíritu en el hombre. La religión ha dicho: Debe haber un Dios, pero ¿dónde puede ser hallado? Las masas dicen: No queremos un Dios construido por el cerebro de los teólogos. Por lo tanto, la verdadera comprensión interna no encuentra lugar para su expansión, y la actividad que debería encontrar su legítima expresión en la aspiración superior, se orienta hacia la deificación de las cosas -cosas que pertenecen a la carne, relacionadas con las emociones o la mente.”
(70)

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"…A través de los procesos de meditación que creciente y gradualmente se van sintetizando, llevados a cabo por el alma en su propio plano y en el del aspirante, el hombre manifiesta (en el cerebro físico) un punto de luz que se ha encendido ocultamente en el plano de la mente. La luz significa siempre dos cosas, la energía y su manifestación en la forma, porque luz y materia son términos sinónimos. El pensamiento del hombre y la idea del alma han encontrado un punto de contacto y ha venido a la existencia el germen de una forma mental. Cuando esta forma mental se complete, incorporará esa parte del gran Plan (en el que está trabajando la Jerarquía) que el hombre puede visualizar, captar e incluir en el plano mental. Esto es lo que se comprende por la palabra "servicio", en las primeras etapas de la aspiración del hombre, en sus primeros pasos en el sendero del discipulado y en las dos primeras iniciaciones. Al principio capta a tientas la idea de la unidad de la Vida y su manifestación, como Hermandad, existente entre todas las formas de esa Vida divina. Este ideal subjetivo conduce paulatinamente a la apreciación de la forma en que esta relación esencial puede desarrollarse prácticamente. Puede observarse su expresión en los grandes esfuerzos humanitarios, en las organizaciones destinadas al alivio del sufrimiento humano y animal, y en los esfuerzos mundiales para el mejoramiento de las relaciones internas de naciones, religiones y grupos.” (71)

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“…La estimulación del aspecto espiritual que se expresa como alma en todas las formas, tales como la de un mineral, una flor o un animal. El aspecto positivo de la energía en todas estas formas se hará más fuerte, produciendo por ejemplo, acrecentada irradiación en el reino mineral. He aquí un indicio de la naturaleza del proceso que pondrá término a nuestra propia existencia planetaria y, finalmente, a nuestro sistema solar. En el reino vegetal traerá una acrecentada belleza y diversidad, y la evolución de nuevas especies con una finalidad inexplicable para quienes aún no son iniciados. Uno de los resultados será la producción de formas nutritivas que servirán a las necesidades de los ángeles y devas menores.


En el reino animal su efecto será la eliminación del dolor y el sufrimiento, y un retorno a las condiciones ideales del Jardín del Edén. Cuando el hombre actúa como alma, cura, estimula y vitaliza; transmite las fuerzas espirituales del universo, y todas las emanaciones nocivas y las fuerzas destructoras encuentran una barrera en el reino humano. El mal y sus efectos dependen mayormente de la humanidad como canal activo. La función de la humanidad consiste en transmitir y manejar fuerza. Esto, en las etapas primitivas e ignorantes, se efectúa en forma destructiva y con resultados perjudiciales. Después, cuando actúa bajo la influencia del alma, la fuerza es manejada correcta e inteligentemente con resultados benéficos. Es muy cierto que: "Toda la creación gime a una, y está en dolores de parto hasta ahora, aguardando la manifestación de los hijos de Dios".
” (72)

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El hombre aprende la primera serie de principios (*) por medio de la codicia y el consiguiente desastre que ella produce. Robó, sufrió el castigo, y dejó de robar. El principio se forjó en él mediante el dolor y aprendió que sólo podía gozar de lo que era suyo por derecho y no por posesión. El mundo va ahora aprendiendo esta lección en forma grupal, porque a medida que los rebeldes se apoderan y retienen ilegalmente lo robado, encuentran que no les es suficiente y que les trae sufrimiento. Así, con el tiempo, van aprendiendo los principios.” (73) 

(*) Los principios que rigen al yo personal inferior

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“Una antigua escritura dice:

…/… 

"El sendero hollado por el servidor es el sendero de fuego que atraviesa su corazón y conduce a la cabeza. No es en el sendero del placer ni en el del dolor donde se alcanza la liberación ni se obtiene la sabiduría. Mediante la trascendencia de ambos, por la fusión del dolor y el placer, se alcanza la meta, esa meta que está por delante como un punto de luz en la oscuridad de una noche de invierno. Este punto de luz puede recordarnos el pequeño candil de alguna triste buhardilla, pero -a medida que se sigue el sendero que conduce a dicha luz, mediante la fusión de los pares de opuestos- ese punto diminuto, frío y tembloroso, aumenta con firme irradiación y le recuerda al errante viajero la cálida luz de alguna ardiente lámpara.” (74)

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"…Más adelante se emplearán dos métodos nuevos que facilitarán la transmisión de la verdad desde el plano interno al externo. La escritura precipitada será dada a aquéllos en quienes se puede confiar, pero no ha llegado aún el momento de generalizar su empleo. Será necesario esperar hasta que el trabajo de las escuelas esotéricas haya alcanzado un desarrollo más definido. Las condiciones aún no son apropiadas, pero se le urge a la humanidad a estar dispuesta y con mente abierta para este desarrollo. Más adelante adquirirá poder de materializar las formas mentales. Encarnarán personas que tendrán temporariamente la capacidad de crear y vitalizar dichas formas mentales, lo cual permitirá que el público las vea. Sin embargo, no ha llegado aún el momento. Existe demasiado temor y no se ha experimentado suficientemente la verdad en el mundo. Es necesario adquirir mayores conocimientos respecto a la naturaleza del pensamiento y de la materia; esto debe ser seguido en forma experimental por esas personas de mente aguda y entrenada, de alto grado de vibración y de cuerpos construidos con materia muy refinada. Para lograrlo será necesario disciplina, dolor, autoabnegación y abstinencia. ...” (75)

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“Cuando un Maestro desea encontrar a quienes están capacitados para recibir instrucción y enseñanza, busca ante todo tres cosas. Si éstas no existen, será inútil toda devoción, aspiración, pureza y formas de vida. Es esencial que todos los aspirantes comprendan estos tres factores y eviten sufrimiento mental y pérdida de energía.

1. El Maestro busca la luz en la cabeza.
2. Investiga el karma del aspirante. 
3. Observa su servicio en el mundo” (76)

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"…La meditación es peligrosa donde existen móviles erróneos, tales como el deseo de progreso personal y poderes espirituales, porque bajo estas condiciones sólo produce fortalecimiento de las sombras en el valle de la ilusión, y desarrolla en toda su plenitud la serpiente del orgullo que acecha en el valle del deseo egoísta. La meditación es peligrosa cuando no existe el deseo de servir. El servicio es otra palabra con que se designa la utilización de la fuerza del alma en bien del grupo. Donde falta este impulso la energía puede fluir en los cuerpos, pero -al no utilizarse ni hallar salida- tiende a sobrestimular los centros y producir condiciones desastrosas al neófito. Asimilación y eliminación son leyes de la vida del alma al igual que de la vida física, y cuando no se tiene en cuenta esta sencilla ley, se sufrirán serias consecuencias, tan inevitables como las del cuerpo físico.” (77)

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…También el plano astral es donde los pares de opuestos actúan e interactúan y se siente con mayor potencia la atracción de las grandes dualidades. La interacción se efectúa, en primer lugar, entre el alma y su vehículo, la materia, pero existen numerosas dualidades menores que desempeñan su parte y son más fácilmente reconocidas por el hombre común.

La luz y la oscuridad interactúan, como lo hacen el placer y el dolor; el bien y el mal se encuentran y forman el campo de recreo de los Dioses, y la pobreza y la riqueza se contrarrestan mutuamente. Toda la situación económica moderna es de naturaleza astral, resultado del deseo y del empleo egoísta de las fuerzas de la materia. El calor y el frío, tal como entendemos los términos, son en forma muy peculiar resultado de la interacción de los pares de opuestos, y una interesante línea del estudio esotérico trata de los efectos producidos por las emociones raciales en las condiciones climáticas. Ciertamente en un sentido significativo conformamos nuestro clima
” (78)

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"Lo primero que descubre el aspirante es la dualidad. El hombre poco evolucionado percibe la síntesis, pero es la de su naturaleza material. El hombre altamente espiritual también percibe la síntesis, pero es la de su alma, cuya conciencia es unidad. Pero entre ambas está el desdichado aspirante, consciente sobre todo de la dualidad, y llevado de un lado a otro por ambas. Su primer paso tiene como objetivo hacerse consciente de los pares de opuestos y de la necesidad de elegir entre ellos. Por medio de la luz que ha descubierto en sí mismo, se hace consciente de la oscuridad. A través del bien que lo atrae, ve el mal, que para él es la línea de menor resistencia. Mediante la actuación del dolor puede visualizar y ser consciente del placer, y el cielo y el infierno llegan a ser para él realidades. Mediante la actuación de la vida atractiva de su alma, se da cuenta de la atracción de la materia y de la forma, y se ve obligado a reconocer el impulso y la atracción de ambos. Aprende a sentirse como "pendiendo entre las dos grandes fuerzas", y una vez comprendidas las dualidades, va conociendo paulatinamente y con certeza que el factor decisivo en la lucha es su voluntad divina, en contraposición a su voluntad egoísta. Así las fuerzas duales desempeñan su parte hasta que son percibidas como dos grandes corrientes de energía divina que van en dirección opuesta, entonces se da cuenta de los dos senderos mencionados en nuestra regla. Uno conduce de regreso al triste mundo del renacimiento, el otro a través del portal dorado, a la ciudad de las almas libres. Uno es involutivo y lo envuelve en la más densa materia; el otro lo conduce fuera de la naturaleza corporal, y con el tiempo lo hace consciente de su cuerpo espiritual, mediante el cual puede actuar en el reino del alma.” (79)

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“Segundo, la fuerza del temor. Es producto de la ignorancia, y en sus etapas iniciales no es el producto del pensar erróneo. Es fundamentalmente instintiva y predomina en el reino animal, que no es mental, así como también en el reino humano. Pero en el reino humano, su poder es aumentado en forma intensa mediante los poderes de la mente, y por el recuerdo de dolores y rencores pasados y el presentimiento de quienes podemos ver con anticipación, el poder del temor se agrava enormemente debido a la forma mental construida con nuestros temores y fobias individuales. Esta forma mental acrecienta su poder, y llega a dominarnos, a medida que le prestamos atención, pues "la energía sigue al pensamiento".

.../... 

Los temores a que están sujetos los aspirantes (obsérvese cómo está expresado) rara vez son de naturaleza egoísta, excepto cuando el sufrimiento los ha obligado a retroceder ante una situación desafortunada.” (80)

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“En el plano mental toma forma una idea. En el plano del deseo sensorio la energía compenetra esa forma. Bajo el proceso evolutivo, la forma "se dilata y crece". Mediante la correcta dirección y orientación de la forma en la dirección requerida, se cumple el propósito del pensador. 

Toda vida es vibración, el resultado de la vibración es una forma densa o sutil, siendo cada vez más sutil a medida que asciende. Al progresar, la vida palpitante cambia su grado de vibración, y en este cambio está el secreto de la destrucción y de la construcción de las formas. En esta era, de la cuarta ronda, las formas son de cuatro tipos:

…/…

3. La Forma del Devoto. Sí, significa exactamente eso, pues expresa una idea abstracta. Todo tipo de persona tiene su devoción para la cual vive, y -en la ignorancia, en el conocimiento o en la sabiduría- aplica la ley hasta donde puede comprenderla. Tal devoción puede ser completamente física, centrada en la carne, en la codicia del oro, en las posesiones materiales. Emplea todas sus energías para satisfacer esa forma concreta, y así aprende. El objetivo del devoto puede ser totalmente astral -amor a su mujer y al hijo, a la familia, al orgullo racial, amor a la popularidad o codicia de alguna especie- y les dedica toda su energía, usando el cuerpo físico para cumplir el deseo del astral. 

Pero la forma de su devoción puede ser más elevada aún -amor al arte, a la ciencia o a la filosofía, a la vida religiosa, científica o artística- y a ellas consagra sus energías física, astral y mental, y lo hace siempre con devoción. La vibración está siempre de acuerdo a la altura de la meta; descubre esa meta, la sobrepasa y se desintegra. El sufrimiento viene cuando se destruye la forma y se cambia el tono. Durante muchas vidas, ha pasado miles de años bajo vibraciones inferiores. A medida que la evolución progresa, el desarrollo es más rápido y el tono cambia vida tras vida, mientras que en las etapas primitivas podía emitirse una clave o tono durante varias vidas. A medida que el hombre se acerca al sendero, el sendero de probación queda sembrado de formas destruidas, y de un ciclo menor a otro cambia la meta y, con frecuencia, su vibración se eleva varias veces en una sola vida. Observen, si progresan con la rapidez deseada, que la vida de todos los aspirantes es de movimiento, cambios constantes y diferenciaciones, y de un continuo construir y destruir, planear y ver destruidos esos planes. Es una vida de incesante sufrimiento, de frecuentes choques con el medio ambiente, de innumerables amistades creadas y renovadas, de mutación incesante con su consiguiente agonía. Los ideales trascienden sólo para encontrar que son una pauta para otros caminos más elevados; se ven visiones, sólo para ser reemplazadas por otras; se sueña para realizar los sueños y luego eliminarlos; se hacen amigos, para quererlos y luego dejarlos, siguiendo después más lentamente los pasos del aspirante que lucha.". (81) 

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(69) Regla Uno. Algunas Suposiciones Fundamentales (pág. 55)
(70) Regla Dos. Obstáculos para el Estudio Esotérico (pág. 71)
(71) Regla Tres. La Luz del Alma y la Luz del Cuerpo (pág. 78)
(72) Regla Tres. La Luz del Alma y la Luz del Cuerpo (pág. 82)
(73) Regla Tres. La Luz del Alma y la Luz del Cuerpo. Principios y Personalidades (pág. 96)
(74) Regla Tres. La Luz del Alma y la Luz del Cuerpo. Principios y Personalidades (pág. 98)
(75) Regla Cinco. El Alma y sus Formas Mentales. 3. Constante Contemplación. (pág. 139)
(76) Regla Cinco. El Alma y sus Formas Mentales. 3. Constante Contemplación. (pág. 140)
(77) Regla Cinco. El Alma y sus Formas Mentales. 3. Constante Contemplación. (pág. 156)
(78) Regla Siete. El Campo de Batalla en el Plano Astral (pág. 168)
(79) Regla Siete. Los Dos Senderos (pág. 170)
(80) Regla Ocho. Los Tipos de Fuerza Astral (pág. 176 y 177)
(81) Regla Nueve. Las Formas Fundamentales (pág. 192 y 193) 


(CONTINUACIÓN)


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