En este fragmento el Maestro Tibetano nos habla sobre el temor y su relación con la energía astral. Al ser el mismo demasiado extenso, lo expondremos en diversos artículos.
Dani
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"El tema a considerarse es de aplicación sumamente práctica,
por tratarse del cuerpo astral -cuerpo en que el hombre está más polarizado y
del que es más potentemente consciente. En realidad el cuerpo etérico está bajo
el umbral de la conciencia. Los seres humanos son inconscientes del paso de las
fuerzas a través de este vehículo, pero se acercan más a su reconocimiento
cuando hablan en términos de vitalidad o carencia de ella. El cuerpo físico
hace sentir su presencia cuando algo anda mal o desea satisfacer uno de sus
apetitos. Sin embargo, la situación cambia respecto al cuerpo astral, porque es
el vehículo de experiencia para la mayoría, y la mayoría pasa gran parte de su
vida consciente, registrando las reacciones de dicho cuerpo y vibrando entre
dos polos, la felicidad y el sufrimiento, la satisfacción y el descontento, la
seguridad y la duda, el valor y el temor. En verdad esto significa que la
fuerza inherente y la vida del vehículo emocional sensorio rigen la expresión
de la vida y moldean la experiencia del alma encarnada. Por lo tanto, es de
valor comprender algo respecto a estas fuerzas, de dónde proceden y cómo actúan
y reaccionan en el hombre. Allí está su campo de batalla y también su campo de
victoria.
Para comenzar conviene tener presente que toda energía
astral es parte de la energía astral del sistema solar y que, por consiguiente:
1. El cuerpo
sensorio de un ser humano es un átomo de sustancia en el cuerpo sensorio del
Logos planetario.
2. El cuerpo
sensorio (término que prefiero al de astral, y que continuaré empleando) del
Logos planetario, es un aspecto -no un
átomo- del cuerpo sensorio del Logos solar,
3. Éste a su
vez es un canal para las fuerzas sensorias que emanan de grandes centros de
energía totalmente fuera de nuestro sistema solar y bajo su influencia.
Si se tiene presente lo anterior, se evidenciará que el
hombre, por ser sólo un diminuto fragmento de una totalidad mayor, que a su vez
está incorporada a un vehículo aún más vasto, es el campo donde se encuentran
fuerzas mayores y más diversificadas de lo que su cerebro puede reconocer. De
allí la complejidad de su problema y todas las posibilidades que surgen de esas
expansiones de conciencia que llamamos iniciación. Toda corriente de energía
que pasa por su cuerpo de deseos y reacción sensoria, es sólo un sendero que lo
conduce a contactos y conocimientos cada vez más amplios. Ello constituye
también una protección para la mayoría de los seres humanos, debido a que
poseen aún un mecanismo inadecuado para el registro y la impresión de ese
sinnúmero de posibilidades que ofrecen los canales de la comprensión. Hasta no
estar el mecanismo mental suficientemente despierto y controlado, no le será
posible al hombre interpretar y utilizar correctamente la información que su
cuerpo sensible de respuesta podría trasmitirle, y afortunadamente aún no lo
hace.
Aparte de la constante circulación, a través de su cuerpo
astral, de energías planetarias, solares y cósmicas, todo ser humano ha
extraído del gran Todo mayor la energía astral necesaria para construir su
cuerpo astral individual separado, que responde a su nota específica, matizado
por su cualidad particular y, limitado o no, de acuerdo al punto alcanzado en
la etapa de evolución.
Esto constituye su “círculo infranqueable" astral, que
define los límites de su respuesta emotiva a la experiencia de la vida, e
incorpora a su cualidad la amplitud de su vida de deseo, pero al mismo tiempo
es capaz de una enorme expansión, desarrollo, ajuste y control, por el impulso
del cuerpo mental y del alma. También está sujeto a la actividad vibratoria,
como resultado de la interacción entre el "círculo" y la experiencia
de la vida en el plano físico; así se pone en movimiento la gran rueda de la
experiencia que persistirá hasta ser conocidas y comprendidas las cuatro Nobles
Verdades del Buda.
Este cuerpo astral contiene en sí la contraparte de los
centros etéricos, o laya, y a través de ellos las fuerzas y energías tratadas
anteriormente pasan al cuerpo etérico. Estos centros llevan, a cada parte del
organismo astral, energías de los siete planetas y del sol, poniendo así al
hombre en relación con todas las partes del sistema solar, y dando por
resultado la determinación del destino del hombre, hasta el momento en que se
da cuenta de su herencia inmortal y llega a ser sensible a las fuerzas que
hasta ahora la mayoría no conoce. Dichas fuerzas emanan de la forma. Ésta es la
razón por la cual un horóscopo frecuentemente es exacto en su pronóstico para
quienes no han evolucionado ni están aún despiertos, siendo completamente
erróneo y falso respecto al hombre altamente evolucionado. El hombre, en su
conjunto, es producto de su cuerpo de deseos. Después, "como el hombre
piensa, así es él". El cuerpo astral con sus anhelos, apetitos,
modalidades, sentimientos y vehementes deseos, moldea el cuerpo físico mediante
las fuerzas atractivas que fluyen a través de él, y lo llevan infaliblemente a
satisfacer sus deseos. Si los apetitos de la naturaleza sensoria son
predominantemente animales en su objetivo, tenemos al hombre de fuertes
apetitos, dedicando su vida a satisfacerlos. Si sus deseos son de bienestar y
felicidad, tenemos a un hombre sensual, amante de la belleza y las diversiones,
regido casi completamente por el egoísmo. Lo mismo sucede con los innumerables
tipos de deseo, buenos, malos y comunes,
hasta tener lugar esa reorientación que reenfoca en tal forma las energías
astrales, que las encamina hacia otra dirección. Así el deseo se convierte en
aspiración y el hombre se libera de la rueda de nacimientos y de la necesidad
de reencarnar. Entonces, el horóscopo, tal como se lo conoce, resultará fútil,
falso e inútil, y la frase empleada comúnmente, aunque errónea, "el
horóscopo del ego o alma" carece de sentido. El alma no tiene un destino
individual, sino que está sumergida en el Uno. Su destino es el del grupo y el
del Todo, su deseo es la elaboración del gran Plan, y su voluntad, la
glorificación del Logos encarnado.
Quisiera sugerir a los estudiantes que procuren leer, si es
posible, La Ciencia de las Emociones, de Bhagavan Das. Es un buen tratado sobre
los cuerpos astral y sensorio y trata de los factores que conciernen más de
cerca al aspirante, a medida que enfrenta el problema de comprender y controlar
su naturaleza emocional, dominar la técnica del desarrollo, reorientarse hacia
una experiencia más amplia y prepararse para las pruebas y expansiones de la
segunda iniciación mayor -la del bautismo, hasta entrar finalmente en la
corriente."
- Tratado sobre Magia Blanca -
REGLA DIEZ
LA CONSTRUCCION DE FORMAS MENTALES
4 comentarios:
Efectivamente es compleja la comprensión del cuerpo astral o sensorio y abarca un gran radio de acción en nuestras vidas, tan grande y tan profundo que nos va permitiendo ir percibiendo su auténtica realidad paso a paso hasta hacernos conscientes del trabajo a realizar que lo vamos percibiendo a través de nuestros aparentes errores que continuarán hasta que lleguemos al desarrollo de la mente y sea ésta la que controle. Un difícil proceso de comprensión y de realización.
En este estupendo fragmento de D.K., se nos da una visión muy nítida sobre la potente energía astral que condiciona a los seres humanos hasta que éstos son conscientes de sus efectos y, mediante el empleo correcto de la mente, pueden empezar a dirigir sus vidas y no al revés.
Gracias Ana por tu aportación al tema.
Mientras vivimos inmersos en la vida de deseos ignorando nuestra procedencia divina el pequeño yo es lo único que conocemos, siendo lo más importante satisfacer nuestros deseos.
Nos creemos únicos e importantes porqué ignoramos que tenemos una família espiritual con la cual descendimos a la manifestación. Todos los seres humanos formamos parte de un grupo Egoico con el cual descendimos a la vida material para adquirir consciencia.
Pero si lanzamos nuestra imaginación mucho más allá de esta consciencia grupal, quizás podamos intuir que nuestro grupo Egoico tiene sus orígenes en el Espacio infinito.
Actualmente en el mundo existen muchísimas almas encarnadas cuya consciencia es Atlante,o sea, astral. Es por esta razón que existen tantos conflictos y falta de entendimiento entre los seres humanos cuya consciencia Aria se ha elevado al plano mental y ya piensa por si misma.
La humanidad siempre ha vivido condicionada por el miedo, acentuándose desde que empezó a desarrollar su cuerpo astral.
Observemos al mundo y veremos que nuestra civilización está completamente condicionada por el miedo y en este aspecto negativo tienen su poder las Fuerzas negativas y las personas desalmadas que detienen la evolución conscientemente, pues saben muy bien que el miedo paraliza la acción.
De aquí pueden surgir muchas reflexiones que nos den el impulso y la voluntad de acabar con las influencias negativas que tanto nos condicionan y no permitir que nada ni nadie decida lo que debemos hacer o pensar, para darnos cuenta que existen otras formas de ser y de entender la vida.
Gracias Dani
Un fuerte abrazo
Marta
Sí Marta. Es así como dices. Contrariamente a lo que se cree, el opuesto al amor no es el odio sino el miedo.
Un fuerte abrazo
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