martes, 20 de agosto de 2019

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (XXXIX) - Tratado de los Siete Rayos. VOL. 4 - Curación Esotérica (VI)



Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXXVIII)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 4 - Curación Esotérica (1953)


“La energía y las fuerzas constituyen la suma total de todo lo que es. Ésta es otra verdad fundamental y trillada, sobre la cual se ha erigido la ciencia del ocultismo, y el arte de curar debe reconocer. En la manifestación no existe nada parecido. La enfermedad es una especie de energía activa, manifestándose como fuerzas que destruyen o producen la muerte. Por lo tanto, si nuestra premisa básica es exacta, la enfermedad es también una forma de la expresión divina, porque lo que conocemos como malo es el reverso de lo que llamamos bueno. ¿No restaremos importancia al tema o causaremos una falsa impresión si consideramos al mal (por lo menos en lo que concierne a la enfermedad) como bien, mal aplicado o mal adaptado? ¿Me interpretarán mal si digo que la enfermedad es energía que no funciona de acuerdo al plan o como sería de desear? Las energías que afluyen son puestas en relación con las fuerzas, dando por resultado buena salud, formas adecuadas y fuertes, y actividad vital; sin embargo, las mismas energías afluyentes, pueden ser puestas en relación con las mismas fuerzas, estableciéndose un punto de fricción, produciendo una zona enferma, dolor, sufrimiento y quizás muerte. Las energías y las fuerzas siguen siendo de la misma naturaleza esencialmente divina, pero la relación establecida produjo el problema. Si se estudia esta frase será evidente que esta definición puede incluir todo tipo de dificultad, y el productor final de la situación (sea buena o mala) es el aspecto relación. Esta afirmación es de gran importancia para toda reflexión.” (409)


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 “El “secreto” se refiere a la revelación de la manera en que puede preservarse la buena salud. No es el secreto de la curación del vehículo físico cuando existen “males corporales”. Pero hay un secreto para la buena salud, conocido por todos los iniciados después de la tercera iniciación, que pueden aplicarlo si lo desean. No obstante, quizás deseen hacerlo siempre, a no ser que estén trabajando con otros aspectos del Plan, que nada tienen que ver con la humanidad. Si se hallan entre quienes se ocupan de la conciencia incipiente del hombre y trabajan para el reino humano y en él, pueden conocer el secreto, y al mismo tiempo no querer beneficiarse con él, debido a que sienten la necesidad de identificarse totalmente con la humanidad; por lo tanto eligen compartir conscientemente todas las experiencias humanas y morir de la manera que es común al resto de los hombres. La cuestión de la identificación se halla detrás de toda manifestación; es la identificación del espíritu con la materia o del espíritu y la materia, que constituye el secreto de la apariencia divina. Una de las principales causas de la enfermedad, como bien saben, es la facilidad de los hombres para identificarse con el aspecto forma (con las numerosas fuerzas localizadas -dentro del círculo infranqueable de la personalidad). El hombre no se identifica con el productor de la forma, el verdadero hombre espiritual, ni con las energías que trata de dirigir, y que -más adelante en el ciclo evolutivo- insiste en dirigir.



Aquí también hay un significado secreto que se refiere a los siete rayos, cuando se expresan en el reino humano; el conocimiento de este secreto permite al Maestro controlar las epidemias y enfermedades ampliamente propagadas, pero esto ahora no les concierne. Incidentalmente, la relativa liberación de las plagas y epidemias que comúnmente siguen a la guerra, se ha debido parcialmente al empleo, por la Jerarquía, de este séptuple conocimiento, además del conocimiento científico de la humanidad.



A este respecto (y lo menciono simplemente por el interés que tiene) existen dos autoridades jerárquicas el Mahachohan y Su Representante, el cual pertenece al séptimo rayo-, poseedoras hoy de todo el secreto, siendo ayudadas por otros cinco Maestros, en la aplicación del conocimiento adquirido. Los cinco Maestros trabajan principalmente con la evolución dévica y, en este caso particular, con los devas curadores, que como saben, están vinculados con la forma. Estos siete Miembros de la Jerarquía son ayudados a su vez por uno de los Budas de Actividad y también por el representante del Espíritu de la Tierra. Aquí tenemos nuevamente dos, cinco y también siete -una diferente enunciación cuya suma da nueve, el número de la iniciación. Esta relación numérica lleva al hombre hasta el punto de la “iniciación en el reino de la perfección; ya no conoce más el dolor o el sufrimiento y su mente se traslada de lo que está abajo a lo que está arriba”.” (410)



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“LEY VI



Cuando las energías constructoras del alma están activas en el cuerpo, entonces hay salud, limpia interacción y correcta actividad. Cuando los constructores son los señores lunares y los que trabajan controlados por la Luna y a las órdenes del yo inferior personal, entonces hay enfermedad, mala salud y muerte.



Esta ley es muy interesante porque se ocupa básicamente de las causas, principalmente de esas causas que la persona común no puede controlar conscientemente, y porque da esotéricamente un cuadro en miniatura o microcósmico de la situación universal o macrocósmica. Trata del problema del mal o del dolor y el sufrimiento (los grandes misterios de nuestro pequeño planeta), en pocas frases que contienen vastas implicaciones. La misma simplicidad de esta gran ley natural oculta los significados de gran alcance de su actuación normal. Con mucha sencillez expone las siguientes cosas, y las enumeraré porque el desmenuzamiento de un párrafo en sus claros y simples enunciados, constituye una forma sensata para llegar a su comprensión:



1. Cuando el alma controla la forma involucrada, hay salud.



2. El alma es el constructor de la forma, la fuerza constructiva en manifestación.



3. Esto es verdad tanto en el micro como en el macrocosmo.



4. Los resultados con plenitud, recta relación y correcta actividad.



5. Cuando el alma no controla, y las fuerzas de la naturaleza-forma son por lo tanto los factores controladores, habrá mala salud.



6. Los constructores de la forma son los “señores lunares”, los elementales físico, astral y mental.



7. Éstos, en su triple totalidad, componen la personalidad.



8. Están esotéricamente regidos por la Luna, el símbolo de la forma, llamada frecuentemente “la madre de la forma”.



9. La emanación proveniente de la Luna contiene las simientes de la muerte y de la enfermedad, porque la Luna es “un planeta muerto”.” (411)



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“Cuando llega el momento en que el alma puede conscientemente asumir un control dentro de la forma y sobre ella, eventualmente crea una forma adecuada a sus necesidades espirituales; esto sucederá porque los elementales, suma total del elemental de la personalidad, han llegado a un grado tal de desarrollo que están preparados para entrar en el sendero de retorno. El alma nunca realiza un trabajo puramente egoísta para tener un medio de expresión en los tres mundos, como podrá parecer a veces al pensador casual y superficial. Esto es totalmente incidental, desde el ángulo del alma; constituye una actividad necesaria, pero involucra también el sacrificado trabajo de salvar a la sustancia y hacer progresar la evolución de la materia. Según lo expresa El Antiguo Comentario: “La Madre (sustancia-materia) es salvada por el nacimiento de su Hijo (el Cristo interno, la conciencia espiritual) “. Esto es verdad tanto en el macro como en el microcosmos.



Aquí tenemos el secreto del sufrimiento y la muerte planetarios. Nuestro Logos planetario (considerando la verdad desde el ángulo del macrocosmos) es, como saben, uno de los Dioses Imperfectos en La Doctrina Secreta, aunque perfecto más allá de nuestra comprensión humana -la comprensión de una unidad en cualquiera de los reinos constituye Su cuerpo de manifestación. No existe por lo tanto un verdadero equilibrio entre el espíritu y la materia, aunque casi se ha alcanzado el punto de equilibrio, las fuerzas involutivas son aún muy potentes y las energías espirituales todavía se hallan frustradas, aunque no tanto como antes en la historia humana; la próxima gran raza humana que seguirá a la actual, verá logrado un punto de equilibrio que introducirá la denominada edad de oro. Entonces habrá menos puntos de fricción sobre el planeta y por lo tanto en el individuo; desaparecerán las zonas de frustración y de actividad inútil. Esto ya puede observarse, desarrollándose en gran medida en el cuerpo de una persona evolucionada o de un iniciado y durante largos períodos de sus encarnaciones; por regla general las analogías paralelas son exactas.” (412)



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“Los curadores deben aprender a trabajar con el principio vida, no con alguna vaga energía, puesta en movimiento por el poder del pensamiento o la potencia del amor, como lo presentan hoy los diversos sistemas mundiales de curación creados por el género humano. Se establece contacto y se pone en movimiento el principio vida mediante la depuración de ciertos canales etéricos dentro de la estructura etérica que subyace en cada parte del cuerpo del paciente. Esta depuración no se produce pensando en la salud, afirmando la divinidad o eliminando el “error” en el acercamiento mental, sino por el método más prosaico de dirigir corrientes de energía a través de ciertos centros, afectando así determinadas glándulas en la zona del cuerpo físico enfermo, asiento de la dolencia, angustia y sufrimiento.” (413)



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“Los denominados curadores modernos se equivocan en la confección del cuidadoso diagnóstico. No conocen bastante acerca del cuerpo físico, de la patología de la enfermedad, de los síntomas primarios o secundarios, para determinar la naturaleza de la dificultad; esto se debe a que el curador común no ha tenido entrenamiento médico ni tampoco está equipado síquicamente para arribar a un correcto diagnóstico en forma esotérica. Por lo tanto cae en la general presunción de que el paciente se halla enfermo, que el lugar de la dificultad parece estar en tal o cual zona del cuerpo físico, que el paciente se queja de ciertas dolencias y dolores, y si se puede lograr que éste sea suficientemente pasivo y capte (conjuntamente con el curador) el hecho de su divinidad -¿y quién puede hacerlo hermano mío?- entonces, si tiene fe en el curador, con toda seguridad será curado.” (414)



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“El grado de evolución del espíritu de la tierra afecta a cada átomo de su cuerpo -el cuerpo de una entidad involutiva. El resultado de esta imperfección, que no es la del Logos planetario sino la del espíritu de la tierra, se manifiesta como enfermedad en todas las formas de todos los reinos de la naturaleza. Los minerales están sujetos a la enfermedad y a la descomposición, y hasta la fatiga de los metales es un hecho científico comprobado; las plantas y los animales reaccionan a las enfermedades que se producen en las estructuras de sus formas, y la enfermedad y la muerte son inherentes al átomo, del cual están compuestos todos los organismos. El hombre no está exento de ello. La enfermedad, en consecuencia, no se produce por el erróneo pensar, como he dicho a menudo, o por no afirmar la divinidad. Es inherente a la naturaleza de la forma, indicando las imperfecciones que sufre el espíritu de la tierra; es el método por excelencia con que esta vida elemental mantiene la integridad y capacidad para reabsorber lo que es suyo, pero que fue puesto bajo otra dirección por la potencia atractiva de la vida de aquello que conforma a cada reino de la naturaleza durante un ciclo de encarnación.” (415)



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“…El Maestro Jesús en la Cruz no pudo responder a ningún proceso salvador (aunque así lo hubiera deseado), porque el cuerpo del alma -como sucede siempre en la cuarta iniciación- fue destruido; nada hubiera podido responder al poder evocador de una persona foránea, interesada o amorosa. Como un adepto y alguien en quien la conciencia monádica estaba firmemente establecida, los poderes de que Jesús disponía no pudieron ser utilizados en la salvación de su cuerpo físico. Además debe recordarse que Él no tuvo ningún deseo de salvarlo, porque ya poseía el poder (demostrado más tarde en la historia de El Evangelio) de crear un cuerpo a voluntad para satisfacer sus necesidades. El pecado sutil y subjetivo de los apóstoles consistió en que no se interesaron en evocar la viviente actividad del Maestro para Su propio bien (aunque Él no lo hubiera aceptado; pero ellos lo ignoraban), sino que estaban totalmente preocupados por su propio sufrimiento. Aunque trataran de evocarla hubiera sido inútil, pero el bien que les pudo proporcionar y la revelación que hubieran recibido acerca de la inmortalidad del alma, los habría iluminado enormemente y quizás traído un cristianismo erigido alrededor de un Cristo viviente y no de un Cristo muerto.” (416)



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“El método empleado, de acuerdo a la Ley de Perfección, se denomina “perfecta inofensividad” y fue siempre el método utilizado por Cristo, el Ser perfecto. No es la inofensividad tan a menudo estipulada por mí cuando me dirijo a los aspirantes, sino la inofensividad impuesta por el hombre espiritual y su natural destino. Consiste en ignorar el efecto o el resultado producido sobre la naturaleza forma. Reiteradamente he dicho que la Jerarquía actúa sólo con la naturaleza espiritual o con el alma de la humanidad, y que -para el Maestro- la forma tiene relativa importancia. El hombre espiritual considera, como el máximo bien, la liberación de la triple forma, siempre que de acuerdo a la ley, le llegue como resultado de su destino espiritual y decisión kármica; no debe venir como un acto arbitrario, o una escapatoria de la vida y sus consecuencias en el plano físico, o como autoimpuesto. De esta extraña actuación de la Ley de Perfección (extraña desde el punto de vista limitado del hombre) la guerra (1914-1945) fue un ejemplo destacado. Murieron millones; más millones sufrieron cruelmente en su naturaleza forma, y muchos más millones sufrieron (y aún están sufriendo) la agonía mental de la inseguridad, la expectativa y la pobreza. No obstante se obtuvieron dos principales resultados de naturaleza espiritual, actuando bajo la Ley de Perfección:



1. Las almas fueron liberadas de una civilización atrasada y decadente -pues así es considerada desde el ángulo de la Jerarquía la mentada civilización que poseen- y volverán, en mejores cuerpos, a una civilización y cultura que estará más de acuerdo con las necesidades del hombre espiritual. La razón principal de la total destrucción de las antiguas formas (física, emocional y mental) es que constituyeron una sólida prisión para el alma y negaron todo verdadero progreso a la masa humana.



2. El rico y el pobre, el inteligente y el ignorante, captan ahora claramente una cosa que acrecentadamente colorará el pensamiento humano: que la felicidad y el éxito no dependen de la posesión de cosas ni de bienes materiales. Dicho concepto es el error cometido por las

organizaciones laboristas cuando luchan y se declaran en huelga para exigir más dinero, a fin de vivir más holgadamente; es el error cometido también por el público en general cuando reacciona contra la actitud del trabajo, pues se revela contra la restricción del constante afluir de bienes materiales. La humanidad ha cometido este error durante incontables épocas y ha errado gravemente al poner el énfasis sobre aquello que beneficia a la forma.…” (417)



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“La propia voluntad del curador (no importa cuán elevada sea la cualidad) y su determinación de curar al paciente, crean una tensión en el curador, que puede desviar seriamente la corriente de energía curadora. Cuando tal tipo de voluntad está presente, como sucede con frecuencia en el caso del curador inexperto o neófito, está propenso a absorber las dificultades del paciente y experimentará los síntomas de la dolencia y también el sufrimiento. Su voluntariosa determinación de prestar ayuda actúa como un “boomerang”, causándole sufrimiento, lo cual no ayuda realmente al paciente.” (418)



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“…el iniciado, en el Ashrama o “en su camino glorioso hacia el Lugar donde mora el Señor” (Shamballa), resume o contiene en sí mismo todo el bien esencial que ha acumulado en el alma antes de la destrucción del cuerpo del alma en la cuarta iniciación. Él sintetiza en sí el conocimiento y la sabiduría de eones de lucha y paciente sufrimiento. Nada más puede adquirirse adhiriéndose al alma o a la forma. Ha absorbido todo lo que ellas poseían, que podría arrojar luz sobre la espiritual Ley de Sacrificio. Es interesante observar cómo el alma se convierte aquí en simple intermediario entre la personalidad y el iniciado de alto grado. Ahora nada queda por relatar, informar o transmitir y -a medida que el Sonido reverbera- el alma desaparece, como testimonio de respuesta. Sólo es un cascarón vacío, pero su sustancia es de un orden tan elevado que se convierte en parte integrante del nivel búdico y la función que allí desempeña es etérica. Renuncia al principio vida, retornando al depósito de la vida universal.” (419)



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“El curador clama: Que el poder descienda, hendiendo las aguas. No le importa cómo responden las aguas; a menudo trae tormentosas olas y horrendos y terribles acontecimientos. El fin es bueno. La dificultad terminará cuando la tormenta se calme y la energía haya cumplido su marcado destino. El poder está forzado a penetrar directamente al corazón, y en todo canal, nadis, nervios y bazo, debe hallar un paso y un camino y así enfrentar al enemigo, que ha logrado entrar y se ha aposentado para vivir. El desalojo -despiadado, repentino y total- es emprendido por quien sólo ve el funcionamiento perfecto y no acepta interferencias. Este perfecto funcionamiento abre así la puerta a la vida eterna, o a la vida en la tierra durante poco tiempo.



Esta técnica es curiosamente poderosa y rápida cuando el curador pertenece al sexto rayo; los resultados son drásticos y dolorosos, pero seguros -curación o muerte, y por lo general esta última. El curador de sexto rayo raras veces es disciplinado o inteligente en esta época, porque está finalizando el ciclo de sexto rayo. Cuando nuevamente el sexto rayo venga a la manifestación, la humanidad habrá progresado mucho en el sendero, y el actual agresivo, demasiado seguro y fanático curador de sexto rayo, no volverá a aparecer. Hoy son mayoría, y su trabajo no es bueno; es bien intencionado, pero la técnica es aplicada ignorantemente, y el fin no justifica la seguridad del curador, decepcionando frecuentemente al paciente.” (420)



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(409) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley V. Regla Dos. 1. No existe nada más que energía, porque Dios es Vida. (pág. 430)
(410) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley V. Regla Dos. 6. Las dos, las cinco y también las siete, además de aquello que ellas producen, poseen el secreto. (pág. 437)
(411) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley VI. Regla Tres. (pág. 444)
(412) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley VI. Regla Tres. (pág. 445)
(413) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley VII. Regla Tres. (pág. 458)
(414) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley VII. Regla Cuatro. (pág. 460)
(415) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley VIII. Regla Cuatro. (pág. 465)
(416) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley VIII. Regla Cinco. (pág. 478)
(417) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley IX. Regla Cinco. (pág. 483)
(418) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley IX. Regla Seis. (pág. 494)
(419) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Octavo. Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas. Aplicación de las Leyes y Reglas. Ley X. Regla Seis. Tanto el alma como la forma deben renunciar al principio vida y así permitir a la Mónada liberarse. El alma responde. La forma rompe entonces la conexión. (pág. 504)
(420) TERCERA PARTE. Las Leyes Fundamentales de la Curación. Capítulo Noveno. Los Siete Métodos de Curación. 3. Las Siete Técnicas de Curación. Las Siete Afirmaciones. 1. La técnica de sexto rayo. (pág. 519)



  (CONTINUACIÓN)


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