lunes, 28 de enero de 2019

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO (XXVII) - Tratado de los Siete Rayos. VOL. 2 - Psicología Esotérica II (IV)


Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXVI)

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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.

Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.

Las conclusiones (cuando las haya) son personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos del Tibetano.

En la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.

Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.


Dani

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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 2 - Psicología Esotérica II (1942)


“Las siete reglas o factores para “Obtener el control por el Alma” son:

1. La tendencia innata e inextirpable de mezclar y sintetizar.

Constituye la ley o regla de la vida misma:

a. Esta tendencia da por resultado en el aspecto forma, la destrucción y la ruina, con su corolario de dolor y sufrimiento. En el aspecto vida, da por resultado la liberación y la consiguiente expansión.

b. Es la causa básica de toda iluminación -individual, racial, planetaria y del sistema.

c. Es el resultado de un acto de la voluntad, causado por el impulso presentido e innato propósito de Dios. Sin embargo -y esto a menudo se olvida- tal tendencia se inicia cuando el Logos planetario reconoce que Su plan a su vez también está condicionado y es parte integrante de un plan aún mayor -el de la Deidad solar. Dios, el Logos solar, está igualmente condicionado por un propósito de vida más elevado.

2. La cualidad de la visión oculta:

a. Esta cualidad, en el aspecto forma, produce la vista física, la ilusión astral y el conocimiento concreto. En el aspecto vida produce iluminación, incluyendo la extensa iluminación reflejada por nuestro planeta en el cielo, similar a la que hace al individuo un portador de luz, que eventualmente permitirá que la entera humanidad constituya una estación en la tierra.

b. Es la causa fundamental de toda percepción sensoria y el anhelo instintivo de llegar a la conciencia, en sus numerosas fases. La Jerarquía tiene que trabajar con esta cualidad, intensificándola y proporcionándole poder magnético.

c. Es el resultado superior del deseo que se funda intrínsecamente en la voluntad para formar un Plan y un propósito.

3. El instinto para formular un plan. Este instinto rige toda actividad que, en el proceso evolutivo, se divide en actividad instintiva, inteligente, intuitiva o plena de propósito, y en actividad iluminada, en lo que al género humano concierne. Esto incluye a ese sector de la Jerarquía que trabaja con la humanidad. Los aspectos más elevados de actividad planeada son muchos y diversos y todos se sintetizan por la actividad del tercer rayo, enfocada hoy en el séptimo rayo:

a. Observada desde el aspecto forma, esta facultad de hacer planes conduce a la actividad separatista y egoísta. Observada desde el aspecto vida, conduce a una colaboración fusionada que pone en actividad cada unidad de energía en todas las formas y aspectos subjetivos y unificados, a fin de que emprendan la tarea de unificación. Esto está sucediendo hoy poderosamente en el mundo actual. La tendencia a la unificación conduce, ante todo, al ser humano a desarrollar una personalidad integrada, para luego subordinar esa personalidad en bien del todo mayor.

b. Constituye la causa básica de la evolución misma -individual, planetaria y del sistema.

c. Este instinto es el resultado del desarrollo de la mente o manas, y el surgimiento de la inteligencia. Es la cualidad particular o naturaleza instintiva, mediante la cual la humanidad expresa el primer rayo de intención volitiva, fomentada por el deseo y trasmutada en actividad inteligente.

4. El anhelo de vivir una vida creadora, por medio de la facultad divina de la imaginación. Dicho anhelo, como podrá verse fácilmente, está estrechamente relacionado con el cuarto Rayo de Armonía, que produce unidad y belleza, adquiridas a través del conflicto:

a. En el aspecto forma conduce a la guerra, a la lucha y a la construcción de formas que luego deben ser destruidas. En el aspecto vida, conduce a la cualidad, a la irradiación vibratoria y a la revelación, en la tierra, del mundo de significados.

b. Por lo tanto, es la causa básica de la esencia sutil o revelación, que trata de expresarse a través de todas las formas de cada reino de la naturaleza. No hay un término mejor para expresar la maravilla oculta que debe ser revelada: la revelación del significado. En la actualidad ya comienza a suceder.

c. Es el resultado de la capacidad -unas veces adecuada y otras inadecuada- que posee la conciencia interna de revelar en qué medida controla por medio del Plan y cómo responde a la intención superior. Actualmente los miembros de la Jerarquía dependen de esta respuesta, al tratar que aflore en la conciencia humana el significado oculto.

5. El factor análisis. Este factor sorprenderá a quienes sufren la consecuencia del abuso del poder de discriminar, analizar y criticar. Sin embargo, es una cualidad fundamental y divina que produce una participación inteligente en el Plan y una habilidad en la acción:

a. En el aspecto forma se manifiesta como la tendencia a separar, dividir y crear posiciones contradictorias. En el aspecto vida, conduce a esa comprensión que tiende a la identificación, por medio de la elección y la comprensión más amplias.

b. Es el impulso y la causa básica que conducirá a la aparición eventual de ese reino de la naturaleza, superior al humano, el cual pertenecerá estrictamente al alma y manifestará en la tierra el quinto reino de la naturaleza, el reino de los dioses. Debe tomarse nota de esta frase.

c. Es el resultado del trabajo activo de los hijos de Dios, los hijos de la mente, y también su aporte a la contribución total planetaria, como parte del gran Plan del sistema. La Jerarquía misma es la manifestación externa e interna del sacrificio de los divinos Manasaputras (tal como se los denomina en La Doctrina Secreta) y sus miembros responden a la visión que han presentido del Plan para la totalidad. La Jerarquía es esencialmente el germen o el núcleo, del quinto reino de la naturaleza.

6. La cualidad innata que posee el hombre para idealizar. Se funda en el éxito del Plan mismo. Originalmente dicho Plan trató de despertar en el hombre las siguientes respuestas: correcto deseo, correcta visión y correcta actividad creadora, basados en la correcta interpretación de los ideales. Estos tres propósitos merecen ser considerados detenidamente:

a. En el aspecto forma se ha desarrollado como deseo material, conduciendo eventualmente a la crueldad y, con frecuencia, a una extrema expresión sádica. En el aspecto vida, ha conducido al sacrificio, a un centrado propósito, al progreso en el sendero y a la devoción.

b. Constituye la causa básica de toda organización y colaboración. El ideal que tiene ante sí la Jerarquía es la realización del Plan. El Plan es trasmitido a la humanidad en forma de ideas que, con el tiempo, se convierten en ideales -ideales que deben desearse y luchar por ellos. A fin de materializar esos ideales, surge la tendencia a organizar.

c. Es el resultado -en forma curiosa- del trabajo de un grupo peculiar de trabajadores mundiales que la humanidad conoce con el nombre de Salvadores Mundiales. Son los Fundadores de esas formas mediante las cuales las ideas divinas se convierten en ideales de las masas, en todas las esferas del pensamiento humano. Todo gran conductor mundial es necesariamente un “Salvador sufriente”.

7. La interacción de las grandes dualidades es la séptima regla o fuerza controladora, con la que trabaja la Jerarquía. Debido a la actividad engendrada por esta interacción y a los resultados obtenidos (que producen siempre un tercer factor) el mundo manifestado es impulsado a seguir la línea del Propósito divino. Esto no es evidente para el hombre que está sumergido en los detalles de la vida, pero si pudiéramos ver la vida planetaria tal como la pueden ver los Maestros, veríamos aparecer el diseño en toda su belleza y la estructura de la idea de Dios acerca del universo, parecería hoy más nítidamente delineada y poseería mayor síntesis y belleza de detalles que en el pasado:

a. En el aspecto forma da la impresión de estar aprisionado por el factor tiempo, víctima de la velocidad y de las implacables fuerzas de todas las actividades de la vida, cuando actúan sobre el aprisionado ser humano. En el aspecto vida, proporciona un vivir rítmico y la consciente adaptación de la energía al propósito y a la meta inmediatos.

b. Necesariamente es la causa fundamental de la aparición y desaparición de las formas humanas y de las que han sido construidas por los seres humanos.

c. Es el resultado de la unificación efectuada en el plano físico que produce las unificaciones inferiores, así como las efectuadas hasta ahora en la conciencia humana han producido la unificación con el alma. Las unificaciones más elevadas hechas hasta ahora en el plano de la mente se han de expresar oportunamente en el plano de la vida física.” (280)

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“Sólo dos cosas permitirán al hombre penetrar en este reino interno de causas y de revelación, y son:

Primero, el esfuerzo constante, basado en un impulso subjetivo para crear esas formas que expresarán alguna verdad presentida; mediante ese esfuerzo y por su intermedio, el énfasis cambia constantemente desde el mundo externo aparente, al aspecto interno fenoménico. Por este conducto se produce un enfoque en la conciencia que oportunamente se afirma y se aparta de su actual intensa exteriorización. Un iniciado es, esencialmente, un individuo cuyo sentido de percepción se ocupa de los contactos e impactos subjetivos y no se preocupa predominantemente del mundo de las percepciones sensorias externas. Este interés, cultivado en el mundo interno de significados, no sólo tendrá un pronunciado efecto sobre el buscador espiritual, sino que con el tiempo dará importancia, ya reconocida en la conciencia cerebral de la raza, al mundo de significados como único mundo real para la humanidad. Esta comprensión dará lugar, a su vez, a dos efectos:

1. La estrecha adaptación de la forma a los factores significativos que la han traído a la existencia en el plano externo.

2. La creación de la verdadera belleza en el mundo y, por consiguiente, un acercamiento más estrecho al mundo de las formas creadas, a la verdad interna emergente. Podría decirse que la divinidad está velada y oculta en la multiplicidad de formas con sus infinitos detalles, y en la simplicidad de las formas, que oportunamente se verá, llegaremos a una nueva belleza, a un más amplio sentido de la verdad y a la revelación del significado y del propósito de Dios en todo lo que Él ha realizado época tras época.

Segundo, el continuo esfuerzo por llegar a ser sensible al mundo de las realidades significativas y, por lo tanto, crear esas formas en el plano externo que serán la copia fiel de los impulsos ocultos. Esto se efectuará cultivando la imaginación creadora. Hasta ahora, la humanidad sabe poco sobre esta facultad que está latente en todos los hombres. Un destello de luz irrumpe en la mente que aspira; un sentimiento de esplendor develado penetra por un instante a través del tenso aspirante que espera la revelación; la súbita comprensión del color, la belleza, la sabiduría y una gloria indescriptibles, se abren ante la conciencia sintonizada del artista, en un elevado momento de dedicada atención y, por un segundo, la vida se ve como esencialmente es. Pero la visión desaparece, se desvanece el fervor y la belleza se disipa. El hombre ha quedado con un sentimiento de congoja, de pérdida y, sin embargo, posee la certeza de un conocimiento y un deseo de expresar, como nunca ha experimentado antes, aquello con lo que ha entrado en contacto. Debe recuperar lo que ha visto y revelado a quienes no han experimentado ese momento secreto de revelación; de algún modo debe expresarlo y revelar a otros la significación que existe detrás de la apariencia fenoménica. ¿ Cómo hacerlo? ¿ Cómo recuperar lo que una vez fue suyo y parece haber desaparecido retirándose del campo de su conciencia? Debe comprender que aquello que ha visto y con lo cual ha hecho contacto aún está allí y contiene la realidad; que es él quien se ha apartado y no la visión. El dolor que se sufre en los momentos intensos hay que pasarlo, vivirlo una y otra vez, hasta que el mecanismo de contacto se acostumbre a la vibración elevada y pueda, no sólo sentir y hacer contacto, sino retener y hacer contacto a voluntad con ese mundo oculto de belleza. El cultivo de este poder de penetrar, retener y trasmitir, depende de tres cosas:

1. La voluntad de soportar el dolor de la revelación.

2. El poder de mantener un punto elevado de conciencia en el cual llega la revelación.

3. La centralización de la facultad imaginativa sobre la revelación o sobre todo lo que la conciencia cerebral puede traer a la zona iluminada del conocimiento externo. Esto constituye la imaginación o la facultad de crear imágenes, que vincula la mente con el cerebro y produce la exteriorización del esplendor velado.” (281)

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(280) CAPITULO I. El Rayo del Ego. IV. Reglas para Obtener el Control por el Alma. 2. Las Siete Reglas (pág. 177)
(281) CAPITULO I. El Rayo del Ego. IV. Reglas para Obtener el Control por el Alma. 2. Las Siete Reglas. d. El Anhelo de Lograr una Vida Creadora (pág. 197)

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