Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (III)
Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
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Como en otras ocasiones, para realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro, capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
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"Tratado sobre Fuego Cósmico" probablemente sea de todos los libros escritos por el Maestro D.K., el mas abstracto y complejo de todos ellos, por lo que no ha de extrañarnos que haya fragmentos que no lleguemos a comprender. Además fue escrito de forma que solo sea asequible para quien su nivel de conciencia y evolución espiritual se lo permitan, añadiendo aún mas dificultad al mismo.
Debido a que el recopilatorio sobre el tema del dolor y del sufrimiento se basa en toda la obra del Maestro Tibetano, es lo que motiva que se incluya dicho libro, pero seguramente buena parte de lo que se pueda leer a continuación difícilmente será comprendido.
Dani
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TRATADO SOBRE FUEGO CÓSMICO (1925)
“…/… Haré resaltar un hecho significativo que ha sido poco
comprendido y ni siquiera captado: las dolencias que padece el vehículo etérico
del microcosmos las padece también el del Macrocosmos. Lo antedicho encierra la
explicación de los aparentes sufrimientos de la naturaleza. Algunos de los
grandes males del mundo tienen su origen en las dolencias etéricas; extendiendo
la idea, lo mismo puede decirse respecto a las condiciones planetarias e
incluso las solares. Al tratar las causas de las dolencias etéricas en el
hombre, quizás percibamos las analogías y reacciones de orden planetario y
solar. Se deberá tener muy en cuenta, al estudiar esto, que las enfermedades
del cuerpo etérico derivan de su triple propósito y podrían ser:
a. funcionales, afectando por consiguiente la absorción de prana;
b. orgánicas, afectando de esta manera la distribución del prana;
c. estáticas, afectando la trama considerada estrictamente como el “círculo no se pasa” físico, y como elemento separador entre el físico y el astral.
Las tres funciones o propósitos antedichos son de primordial interés, producen resultados totalmente diferentes y reaccionan externa e internamente de distintas maneras.
Consideradas desde el punto de vista planetario sé podrán percibir las mismas condiciones, y el cuerpo etérico planetario (que es fundamentalmente el cuerpo de los planetas sagrados, de los cuales la Tierra no es uno de ellos) también tendrá sus desórdenes funcionales que afectarán la absorción de prana, y sufrirá trastornos orgánicos que alterarán su distribución produciendo dificultades en la trama etérica, el “círculo no se pasa” del Espíritu planetario involucrado. Quisiera advertirles que en los Espíritus planetarios que se hallan en el arco evolutivo divino, los Hombres celestiales, cuyos cuerpos son planetas, la trama etérica no constituye una barrera, sino que (al igual que los Señores kármicos, pero en un plano superior) pueden actuar libremente fuera de los límites de la trama planetaria, dentro de la circunferencia del circulo no se pasa solar.” (33)
a. funcionales, afectando por consiguiente la absorción de prana;
b. orgánicas, afectando de esta manera la distribución del prana;
c. estáticas, afectando la trama considerada estrictamente como el “círculo no se pasa” físico, y como elemento separador entre el físico y el astral.
Las tres funciones o propósitos antedichos son de primordial interés, producen resultados totalmente diferentes y reaccionan externa e internamente de distintas maneras.
Consideradas desde el punto de vista planetario sé podrán percibir las mismas condiciones, y el cuerpo etérico planetario (que es fundamentalmente el cuerpo de los planetas sagrados, de los cuales la Tierra no es uno de ellos) también tendrá sus desórdenes funcionales que afectarán la absorción de prana, y sufrirá trastornos orgánicos que alterarán su distribución produciendo dificultades en la trama etérica, el “círculo no se pasa” del Espíritu planetario involucrado. Quisiera advertirles que en los Espíritus planetarios que se hallan en el arco evolutivo divino, los Hombres celestiales, cuyos cuerpos son planetas, la trama etérica no constituye una barrera, sino que (al igual que los Señores kármicos, pero en un plano superior) pueden actuar libremente fuera de los límites de la trama planetaria, dentro de la circunferencia del circulo no se pasa solar.” (33)
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“Excesiva capacidad de extracción de las corrientes
pránicas. El primer tipo de desorden funcional mencionado es común y muy
difundido (*). Su opuesto se encuentra donde las condiciones de vida son de tal
naturaleza que los centros (por estar expuestos y sometidos directa y
prolongadamente a las emanaciones solares) se desarrollan excesivamente, vibran
muy rápidamente y reciben demasiado prana. Esto es poco frecuente, pero sucede
en algunos países tropicales, siendo en gran parte la causa de la molesta
debilidad que ataca a sus moradores. El cuerpo etérico recibe el prana o los
rayos solares con demasiada rapidez y permite que entre y salga del sistema con
excesiva fuerza, dejando a la víctima presa de la inercia y la desvitalización.
En otras palabras, el cuerpo etérico se hace perezoso; es como una tela
inconsistente (empleando un ejemplo muy familiar), semejante al tejido de una
raqueta de tenis que se ha aflojado y ha perdido elasticidad. El triángulo
interno transmite las emanaciones de prana con demasiada rapidez, no
permitiendo la subsidiaria absorción, y lógicamente sufre todo el sistema; más
adelante se descubrirá que la mayoría de las dolencias sufridas por los
europeos en la India tienen su origen en esto, y algunas de las dificultades se
eliminarán cuidando el bazo y regulando inteligentemente las condiciones de
vida.” (34)
(*) La Incapacidad para extraer de las corrientes pránicas
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“…/…Gran peligro y deplorables calamidades amenazan al
hombre que despierta dichos centros empleando métodos ilegítimos y
experimentando con los fuegos de su cuerpo sin poseer el necesario conocimiento
técnico.
Mediante el esfuerzo podrá despertar los fuegos e
intensificar la actividad de los centros, pero sufrirá el castigo de su
ignorancia destruyendo la materia, quemando los tejidos del cuerpo o el
cerebro, ocasionando la demencia y abriendo la puerta a corrientes indeseables
y destructoras. No es cobardía ser precavido y cuidadoso respecto a las
cuestiones que conciernen a la vida subjetiva. .../…” (35)
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“Durante la iniciación son renovados el poder y la capacidad
vibratoria de los centros, lo cual se manifiesta en la vida exotérica como:
Primero. Mayor sensibilidad y refinamiento de los vehículos, lo cual puede causar al principio gran sufrimiento al iniciado; pero le proporciona la capacidad de responder a los contactos que contrarrestan grandemente el sufrimiento incidental. .../…” (36)
Primero. Mayor sensibilidad y refinamiento de los vehículos, lo cual puede causar al principio gran sufrimiento al iniciado; pero le proporciona la capacidad de responder a los contactos que contrarrestan grandemente el sufrimiento incidental. .../…” (36)
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“La línea de menor resistencia no es la ley que rige este
aspecto (*). En el poder de atracción del Espíritu para construir formas y en
la adaptación de la forma a la necesidad, reside el secreto del dolor y de la
resistencia del mundo; el dolor es causado sólo por la resistencia, fase
necesaria en el proceso evolutivo. La Ley de Atracción rige al Espíritu, polo
opuesto de la materia.” (37)
(*) El segundo Aspecto, el aspecto constructor o Vishnu
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“Se puede decir aquí, con respecto al Logos planetario de
nuestro esquema, que:
a. Se encuentra en encarnación física.
b. Ha recorrido la mitad del Sendero de Iniciación cósmica y, en consecuencia, ha de recibir la cuarta iniciación en esta cadena. Por consiguiente, bien puede considerarse este globo como el del sufrimiento y del dolor, pues nuestro Logos planetario experimenta en éste lo que el místico llama “la Crucifixión”.
c. Las vidas de Su cuerpo, por medio de las cuales siente, percibe y experimenta, en este periodo mundial son desgarradas por el dolor y el sufrimiento, porque Su conciencia se halla en el centro del Cuerpo, y ellas tienen la capacidad de sufrir, para que por medio de las mismas Él pueda aprender el significado del desapasionamiento del sistema, desligarse de todas las formas y de la sustancia material y, en la cruz de la materia, alcanzar con el tiempo, la liberación y la libertad del Espíritu.” (38)
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“…/… En el “Día del Juicio” en la quinta ronda o punto de
realización de nuestro Hombre celestial, se presenciará un periodo de lucha
planetaria en los niveles mentales, que hará que nuestra actual intranquilidad
mundial parezca insignificante. Como se indicó anteriormente, la lucha actual
se ha producido para poner a prueba la capacidad de los entes en las actuales
formas humanas, valorar sus fuerzas mentales y trascender, por el poder de la
MENTE, el sentimiento o dolor. …/…” (39)
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“…/… El cuerpo físico del hombre, por ejemplo, considerado
como un todo colectivo, compuesto de muchas vidas menores, sufre o prospera,
según obre la Inteligencia rectora con amor-sabiduría o contrariamente. El
principio manásico anima todo lo que ocurre dentro del aura del hombre, y éste
sufre o progresa de acuerdo a como se aplica dicho principio.” (40)
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“La progresión evolutiva en la Luna, fue trastornada e
interrumpida súbitamente por la oportuna intervención del Logos solar. El
secreto del sufrimiento que impera en la cadena terrestre, que merece el nombre
de Esfera del Sufrimiento, y el misterio de la prolongada y dolorosa vigilancia
ejercida por el GUARDIAN SILENCIOSO, tienen su origen en los acontecimientos
que llevaron a la cadena lunar a su terrible culminación. La agonía y
desesperación experimentados en nuestro planeta no existen en ningún otro
esquema.” (41)
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(33) Primera Parte. Sección C. El Cuerpo Etérico y el Prana.
III La Función del Cuerpo Etérico. 4. Desórdenes del Cuerpo Etérico. (pág. 110)
(34) Primera Parte. Sección C. El Cuerpo Etérico y el Prana.
III La Función del Cuerpo Etérico. 4. Desórdenes del Cuerpo Etérico. (pág. 112)
(35) Primera Parte. Sección C. El Cuerpo Etérico y el Prana.
V El Movimiento y los Centros. (pág. 155)
(36) Primera Parte. Sección C. El Cuerpo Etérico y el Prana.
V El Movimiento y los Centros. 5. Los Centros y la Iniciación. (pág. 190)
(37) Primera Parte. Sección F. La Ley de Economía. I Sus
Efectos sobre la Materia. (pág. 196)
(38) Segunda Parte. Sección B. Manas como Factor Cósmico,
Humano y del Sistema. I. El Origen de Manas o Mente. 4. Manas y la Cadena
terrestre. (pág. 325)
(39) Segunda Parte. Sección B. Manas como Factor Cósmico,
Humano y del Sistema. I. El Origen de Manas o Mente. 4. Manas y la Cadena
terrestre. (pág. 331)
(40) Segunda Parte. Sección B. Manas como Factor Cósmico,
Humano y del Sistema. I. El Origen de Manas o Mente. 4. Manas y la Cadena
terrestre. (pág. 334)
(41) Segunda Parte. Sección B. Manas como Factor Cósmico,
Humano y del Sistema. III. La Actual Etapa de Desarrollo Manásico en los Tres
Grupos. 3. En la Tierra. (pág. 350)