miércoles, 14 de junio de 2017

EL MAESTRO TIBETANO - Djwhal Khul - (I)


"El Maestro Djwal Khul o Maestro D. K., como se lo llama frecuentemente, es otro adepto del segundo rayo de Amor-Sabiduría, el último de los adeptos que pasaron la iniciación, pues recibió la quinta iniciación en 1875; conserva el mismo cuerpo de entonces(*); la mayoría de los Maestros la recibieron en cuerpos anteriores, su cuerpo de origen tibetano no es joven. Está dedicado al Maestro K. H. y vive en una casita cercana a la de este Maestro. Por Su disposición a servir y a hacer cuanto sea necesario, ha sido llamado "el Mensajero de los Maestros". Es muy culto y tiene más conocimiento acerca de los rayos y de las Jerarquías planetarias del sistema solar, que ningún otro Maestro. Trabaja con quienes se dedican a la curación, y coopera en los grandes laboratorios del mundo en forma desconocida e invisible, con los buscadores de la verdad, con todos los que tratan definidamente de curar y aliviar al mundo y con los grandes movimientos filantrópicos mundiales, tales como la Cruz Roja. Se ocupa de los discípulos de los distintos Maestros, que pueden aprovechar su instrucción, y en los últimos diez años ha aliviado, en gran parte, el trabajo de enseñanza de los Maestros M. y K. H., tomando a Su cargo, por determinado tiempo, algunos de Sus aspirantes y discípulos. También trabaja mucho con ciertos grupos de devas del éter, que son devas sanadores y colaboran así con Él en el trabajo de remediar algunos males físicos de la humanidad. Dictó gran parte de la monumental obra La Doctrina Secreta, y le hizo ver a H. P. Blavatsky muchas ilustraciones y datos que aparecen en ese libro."

(*) Nota: El libro fue escrito en 1922

- Iniciación Humana y Solar (1922) -
CAPÍTULO VI. LA LOGIA DE MAESTROS.
ALGUNOS MAESTROS Y SU TRABAJO


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RESUMEN DE UNA DECLARACIÓN HECHA POR EL TIBETANO PUBLICADA EN AGOSTO DE 1934

"SOLAMENTE diré que soy un discípulo tibetano de cierto grado; esto puede significar muy poco para ustedes, porque todos son discípulos, desde el aspirante más humilde hasta más allá del Cristo Mismo. Tengo cuerpo físico lo mismo que todos los hombres, resido en los confines del Tibet, y a veces (desde el punto de vista exotérico), cuando me lo permiten mis obligaciones, presido un grupo numeroso de Lamas tibetanos. A esto se debe la difusión de que soy un abad de ese Monasterio Lamásico. Aquellos que están asociados conmigo en el trabajo de la Jerarquía (todos los verdaderos discípulos están unidos en este trabajo) me conocen también con otro nombre y cargo. A. A. B. conoce dos de mis nombres.

Soy un hermano que ha andado un poco más por el Sendero y, por consiguiente, tengo más responsabilidades que el estudiante común. He luchado y me he abierto un camino hacia la luz, logrando obtener mayor luz que el aspirante que leerá este articulo; por lo tanto tengo que actuar como transmisor de luz, cueste lo que cueste. No soy un hombre viejo, con respecto a lo que la edad puede significar en un instructor, ni tampoco soy joven e inexperto. Mi trabajo consiste en enseñar y difundir el conocimiento de la Sabiduría Eterna dondequiera que encuentre respuesta; y esto lo he estado haciendo durante muchos años. Trato también de ayudar a los Maestros M. y K. H. en todo momento, porque estoy relacionado con Ellos y Su trabajo. Lo expuesto hasta aquí encierra mucho; pero tampoco les digo nada que pueda inducirles a ofrecerme esa ciega obediencia y tonta devoción que el aspirante emocional brinda al Guru o Maestro con el que aún no está en condiciones de tomar contacto, ni podrá lograrlo hasta tanto no haya trasmutado la devoción emocional en desinteresado servicio a la humanidad, no al Maestro.

No espero que sean aceptados los libros que he escrito. Podrán o no ser exactos, correctos y útiles. El lector puede comprobar su verdad mediante la práctica y el ejercicio de la intuición. Ni A. A. B. ni yo tenemos interés en que se los considere como que han sido inspirados, ni tampoco que se diga misteriosamente que son el trabajo de uno de los Maestros.

Si estos libros presentan la verdad de tal manera que pueda considerarse como la continuación de las enseñanzas impartidas en el mundo, y si la instrucción suministrada eleva la aspiración y la voluntad de servir, desde el plano de las emociones al plano mental (el plano donde se encuentran los Maestros), entonces estos libros habrán cumplido con su propósito. Si la enseñanza impartida encuentra eco en la mente iluminada del trabajador mundial y despierta su intuición, entonces acéptense tales enseñanzas. Si estas afirmaciones son corroboradas oportunamente y consideradas como verdaderas al ser comprobadas por la Ley de Correspondencia, está muy bien; pero si esto no es así, no se acepte lo expuesto."

- Tratado sobre Fuego Cósmico (1925) -
RESUMEN DE UNA DECLARACIÓN HECHA POR
EL TIBETANO PUBLICADA EN AGOSTO DE 1934


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"Quisiera intercalar aquí unas pocas palabras respecto a mí mismo. Los estudiantes pueden desviar sus energías en ociosas conjeturas referentes a mi identidad. ¿Qué importancia puede tener esto? Lo que me incumbe, en relación con el grupo, es dar la ayuda necesaria a quienes tratan de capacitarse para trabajar activamente como discípulos. Soy discípulo, y habiendo progresado en el Sendero de Retorno, más que los aspirantes que estudian estas instrucciones, conozco los peligros que acechan, qué se necesita y lo que puede ayudar en la preparación para el importante momento en que atraviesen el portal. ¿Es necesario algo más? ¿No tiene el mismo valor la verdad si es enunciada por un aspirante, un discípulo o un Maestro, o hasta por un Cristo? Cuanto más me acerque a ustedes, quizás será mayor mi utilidad. Mi anonimato será respetado, y las especulaciones respecto a mi identidad constituirán una infructuosa pérdida de tiempo. Es suficiente saber que soy oriental, pertenezco al Rayo de la Enseñanza y estoy íntimamente asociado con el Maestro K.H.; parte de mi trabajo consiste en la constante búsqueda de aspirantes de gran corazón, ferviente devoción y mente entrenada, y soy un discípulo como los demás, desde el más humilde probacionista hasta el más elevado de los Grandes Seres."

…/…

- Tratado sobre Magia Blanca (1934) -
REGLA CUATRO. 
EL SONIDO, SU TRABAJO CREADOR


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"Me conocen como Instructor, como discípulo tibetano e iniciado de cierto grado -el grado no tiene importancia para ustedes. Lo que tiene importancia es la enseñanza que daré. Soy un iniciado en los misterios del ser. Esta afirmación imparte por sí misma información a quienes tienen conocimiento. Saben también que tengo cuerpo humano y resido en el norte de la India. Que esto sea suficiente y no permitan que la curiosidad les haga perder de vista la enseñanza."

- El Discipulado en la Nueva Era - Vol. I (1944) -
PRIMERA PARTE.
CHARLAS A LOS DISCÍPULOS


(CONTINUAR)



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los que leemos los libros del maestro D.K. sabemos que esta Declaración aparece en todos sus libros.

Es la grandeza y la humildad de un gran Maestro, que nada impone ni nada nos induce a creer, sino que nos sugiere que seamos nosotros mismos los que descubramos la Verdad. De hecho sus libros no son tan explícitos como otros y estoy segura de que su estilo tiene una sabia y espiritual intención y es que solamente creamos aquello que investiguemos y corroboremos que corresponde a la Verdad.

A mi personalmente me convence y lo practico y sea quien sea el Maestro que lea o del que me hablen, nada rechaza ni acepto sin corroborar que corresponde a la Verdad. Por supuesto que me puedo equivocar, pero si tenemos una intención pura y un trabajo serio, cualquier equivocación será la necesaria para que corrijamos nuestro error.

Mi agradecimiento a las enseñanzas del Maestro D.K. y a su ejemplo de humildad.

Dani Dofinet dijo...

La verificación personal a todos los niveles, tanto externo como interno, es fundamental para asimilar sus enseñanzas. Cada cual asimilará lo que su conciencia le permita.