Extraídos del libro “El
Discipulado en la Nueva Era II”, páginas 144 a 147 (versión española), estos
fragmentos quizá nos ayuden a comprender mejor el significado y propósito de esta
importante invocación mundial realizada diariamente por multitud de personas
Como comenta el Tibetano, la humanidad en conjunto, tiene
un importante papel a jugar en el desarrollo del Plan Divino. En ella se
encuentran (en latencia) los tres aspectos de la divinidad. Intentemos
desarrollar los mismos para que, cuanto antes mejor, se “restablezca el Plan en la
Tierra”
Dani
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Desde el punto de Luz en La Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder, restablezcan el Plan en la Tierra.
Cada una de las cuatro estrofas
se refiere a uno de los tres aspectos de la energía divina —además de referirse
a la humanidad misma donde se unen los tres— y están potencialmente en
latencia, llegando finalmente al pleno florecimiento de la divinidad,
expresando en forma perfecta los tres aspectos. De allí, hermanos míos, la
intensidad del conflicto humano —conflicto sin paralelo en cualquier otra
diferenciación de la Vida divina. En la humanidad se unen todos los aspectos y
líneas. Esto es fundamental en la enseñanza esotérica. Ustedes saben muy bien
que los reinos subhumanos culminan en la humanidad y los reinos superhumanos
tienen allí su oportunidad y todas las vidas superhumanas han pasado alguna vez
por el reino humano.
Las primeras tres líneas se refieren a la Mente de Dios, como punto
focal para la luz divina, lo cual significa el alma de todas las cosas. El
término "alma", con su principal atributo de iluminación, incluye al
ánima mundi, el alma animal, el alma humana, y a ese punto culminante de luz
que consideramos como el alma influyente de la humanidad. Es un aspecto de la
manifestación divina, al cual se refiere ese gran Hijo de Dios manifestado como
Shri Krishna, cuando exclamó: "Habiendo compenetrado el entero universo
con un fragmento de Mí Mismo, Yo permanezco". Ese fragmento es el alma de
todas las cosas. Esa alma trae la luz y difunde la iluminación.
En las tres líneas de la segunda estrofa es invocado el corazón de Dios
y considerado el punto focal de amor. Este "corazón" del mundo
manifestado es la Jerarquía -ese gran agente transmisor de amor hacia cada
forma de la divina manifestación. No es necesario que me explaye sobre la
"naturaleza esencialmente amorosa" de la Jerarquía; se ha escrito demasiado
sobre ella, se ha comprendido excesivamente poco y se ha hablado demasiado del
amor y no se ha comprendido suficientemente la tarea que enfrenta la Jerarquía
cuando trasmite amor.
El amor es una energía que debe
llegar a los corazones de los hombres y fecundar a la humanidad con la cualidad
de la comprensión amorosa -eso es lo que el amor y la inteligencia expresan
cuando se unen.
Las tres líneas, de la tercera estrofa se refieren a Shamballa
-"el Centro donde la Voluntad de Dios es conocida"- el centro de
donde la Jerarquía extrae su vida, a medida que despierta en la humanidad el
impulso de servir. Como bien saben, estas líneas indican que la humanidad no
puede aún captar el propósito de Sanat Kumara. Sólo los Miembros avanzados de
la Jerarquía y por lo menos los iniciados de tercer grado (el primer grado de
la Logia de Sirio), tienen una idea de la naturaleza del propósito que subyace
en el Plan. Reflexionen sobre esta frase.
Habiendo invocado los tres
aspectos o poderes de la Mente, del Amor y de la Voluntad, las tres líneas de la cuarta estrofa indican el arraigo de todos estos
poderes en la humanidad misma, en "el Centro que llamamos la raza de
los hombres". Aquí y sólo aquí, reside la promesa del futuro y su
esperanza y oportunidad. Aquí y sólo aquí, todas las cualidades divinas en
tiempo y espacio- pueden expresarse y cumplirse; aquí y sólo aquí, puede
verdaderamente nacer el amor, actuar correctamente la inteligencia y la
Voluntad de Dios demostrar su buena voluntad efectiva. Por intermedio de la
humanidad, sola y sin ayuda (excepto por el Espíritu divino que existe en cada
ser humano), puede "ser sellada la puerta donde se halla el mal". No
es Sanat Kumara que sella esa puerta; no es la Jerarquía que obliga al mal a
retroceder al lugar de donde vino. Es la humanidad que lucha, aspira y sufre, a
quien se le ha confiado la tarea y, hermano mío, la humanidad es apta para esa
tarea.
…/…
Es un clamor por luz en nuestro
camino y para que la luz afluya a los lugares oscuros de la Tierra; es un
llamado por más amor en el mundo, como lo claman los hombres de buena voluntad
y de tendencias humanitarias; es, finalmente, el llamado intuitivo de los
aspirantes y discípulos del mundo para la plena expresión, en tiempo y espacio,
de la voluntad al bien -la Voluntad de Dios. La instintiva humanidad común, los
hombres y mujeres de buena voluntad y los discípulos del mundo, están todos
implicados en esta invocación, introduciendo los atributos de instinto,
inteligencia e intuición.
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