Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (XXI)
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Como en otras ocasiones, para
realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de
extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que
tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del
Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro,
capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la
información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
Dani
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Tratado de los Siete Rayos. Vol. 1 - Psicología Esotérica I (1936))
(CONTINUACIÓN)
“Además quiero recordarles que el
curso que sigue la mónada (un aspecto de la energía que se halla en uno de los
tres rayos principales) puede dividirse más o menos en tres partes, las cuales
conducen a una cuarta:
1. La realización de una unidad
inferior, es decir, la unidad de la naturaleza forma. El alma en esta unidad se
identifica tan íntimamente con el aspecto material que no establece diferencia
alguna, cree que es la forma, y no se conoce como alma. Esto con frecuencia
llega a su máxima expresión en determinada vida donde se manifiesta plenamente
la personalidad, donde el alma está totalmente centrada en las reacciones de la
personalidad, y la vida inferior es tan fuerte y vital que se expresa en forma
potente y material.
2. La consiguiente y dolorosa
diferenciación de la conciencia en una dualidad realizada. En esta condición el
hombre es consciente de lo que se denomina su dualidad esencial; sabe que es
espíritu-materia, vida-forma y el alma en manifestación. Durante esta etapa,
que abarca muchas vidas y conduce al hombre por el sendero de probación y del
discipulado hacia la tercera iniciación, el centro de gravedad (si así puedo
denominarlo) cambia constantemente, sale de la forma y se centra cada vez más
en el alma. Hay una acrecentada conciencia de que existe una Realidad que
envuelve y al mismo tiempo extingue a la dualidad.
Recuerden que toda la historia de
la evolución es la historia de la conciencia y de la creciente expansión del
principio de "llegar a ser consciente", de manera que desde el
microscópico interés del hombre consciente de sí mismo -porque vamos a confinar
la explicación dentro de los límites del cuarto reino de la naturaleza- tenemos
una inclusividad que se desarrolla lentamente, y que lo llevará finalmente a la
conciencia del Cristo cósmico.
3. La elevada realización de la
unidad sigue a este sentido de dualidad y, en esta etapa final, se pierde la
sensación de ser el alma y el cuerpo. La conciencia se identifica con la Vida
que mora internamente en el planeta y en el sistema solar. Cuando esto sucede,
se registra un estado del ser que está más allá de las palabras, de la mente y
de la forma.” (249)
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“6to. Rayo. Devoción o Idealismo.
Este rayo, que está saliendo de
la manifestación, es de vital importancia para nosotros porque ha puesto su
impronta sobre nuestra civilización occidental en forma más definida que los
otros rayos, siendo para nosotros el más familiar y mejor conocido. El mántram
que define su propósito es diferente de los demás y podría expresarse más o
menos así:
La cruzada ha comenzado. Los
guerreros marchan. Aplastan y matan todo lo que impide su camino; pisotean todo
lo que se yergue ante su camino. Marcha hacia la luz.
El trabajo sigue adelante. Los
trabajadores cubren sus ojos por compasión y por temor. El trabaja es lo único
de valor. La forma debe desaparecer para que el espíritu amoroso pueda
descansar. Nada puede detener el progreso de los trabajadores del plan. Inician
el trabajo asignado con himnos y cantos.
La cruz se erige en lo alto; la
forma es colocada allí, y en esa cruz tiene que entregar su vida. Cada uno
construye una cruz que forma la cruz, y asciende a la cruz.
A través de la guerra, del
trabajo, el dolor y la fatiga, se realiza el propósito. Así lo expresó el
símbolo.
Se observará en qué forma este
propósito produce su liberación cuando el hombre se lo aplica a si mismo.
Cuando el hombre lo aplica al hombre produce la corrompida y terrible historia
de la crueldad del hombre contra el hombre. En el anterior mántram se hallará la
clave del propósito del sexto rayo, tal como aparece en el reino humano, y un
amplio y ajustado estudio (observen esta frase paradójica) de las ideas
subyacentes, revelará una pequeña parte de un propósito mayor. El alma es y
debe ser despiadada para su forma y sus problemas. Sin embargo, el alma puede
comprender la necesidad del dolor y las dificultades del mundo, porque el
hombre puede ampliar el conocimiento de su propia técnica que aplica a si mismo
y aplicar la técnica que Dios aplica a Su mundo, pero nada hace a sabiendas que
pueda aumentar posiblemente la pena y el dolor en el mundo.” (250)
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“…En último análisis, puede
decirse que la creencia en la existencia del alma en gran parte es cuestión del
temperamento, anhelo y deseo de esas épocas en que el hombre luchaba, sufría y
aliviaba la tensión del vivir, creando un cuerpo mental alrededor de un ser
feliz e inmortal, que oportuna y finalmente lo libraría de todas las
vicisitudes de la existencia física. El alma puede ser considerada como una
hermosa visión o una alucinación, porque lo único que prueba su existencia es
el testimonio sin base sólida alguna, dado por muchos místicos que en el
transcurso de las épocas han hecho contacto con Ella y obtuvieron experiencias
que podrían tildarse de ilusorias, o ser el resultado de lesiones cerebrales o
reacciones escapistas. Eso es lo que dicen los materialistas y los partidarios
de los hechos científicos comprobados. Creencia, testimonio verbal, esperanza,
acontecimientos síquicos raros e inexplicables, conjunto de opiniones
inexpertas y hallazgos de visionarios (probablemente casos sicopáticos) no son suficientes
para probar la existencia del alma. Sólo demuestran el poder del hombre para
visualizar, construir imágenes y cuadros y perderse él y su espantoso presente
en un mundo de ensueño y de un posible y ardientemente deseado futuro, en el
cual terminarían las frustraciones, lograrla la plena expresión y entraría en
posesión de una imaginaria herencia, construida por él mismo con las esperanzas
insatisfechas y los inexpresados anhelos de su profundamente oculta vida
mental. La creencia en Dios, en el cielo y en un futuro inmortal ha derivado de
un antiguo temor e ignorante terror de la humanidad infantil. Veían en todos
los fenómenos de la naturaleza (incomprensibles y aterradores) la actividad de
un hombre gigantesco, construido como si fuera la proyección de su propia
conciencia, el cual podía ser apaciguado o exasperado por el comportamiento de
un ser humano. El resultado del efecto obtenido respecto a esa deidad, definía
el destino del hombre, bueno o malo, según como reaccionaba ese Dios a sus acciones.
Aquí tenemos el origen de los complejos del cielo o del infierno de las
actuales creencias religiosas. De esto derivó automáticamente la idea de una
entidad llamada alma, que podía gozar del cielo o sufrir en el infierno, según
la voluntad de Dios y como resultado de sus acciones, mientras tenía forma
humana. A medida que las formas del hombre acrecentaban su sensibilidad y se
refinaban bajo la influencia de la Ley de Selección y de Adaptación; a medida
que la vida grupal era más íntima y mejoraba la integración grupal, y que la
herencia histórica, tradicional y artística se enriquecía y dejaba su impronta,
así crecían las ideas de Dios y similarmente las ideas sobre el alma se
acrecentaban y enriquecían y profundizaban los conceptos del hombre y el mundo
acerca de la realidad, de modo que hoy enfrentamos un problema de pensamientos
heredados que atestiguan un mundo de conceptos, ideas e intuiciones que tratan
de lo inmaterial y lo intangible, dando testimonio milenario a una creencia
sobre el alma y su inmortalidad, para lo cual no existe una justificación
verdadera. Al mismo tiempo la ciencia nos ha demostrado que lo único que
podemos realmente conocer con certeza es el mundo tangible de los diversos y
diferentes fenómenos, con sus formas, mecanismos, tubos de ensayo, laboratorios
y los cuerpos de los hombres "constituidos en forma maravillosa y dignos
de admiración". Éstos, en forma misteriosa, producen pensamientos, sueños
e imaginaciones, y a su vez hallan expresión en los proyectos formulados en el
pasado, presente y futuro, o en el campo de la literatura, el arte y la
ciencia, o en la simple vida cotidiana del ser humano común que vive, ama,
trabaja, se divierte, engendra hijos, se alimenta, gana dinero y duerme.
¿Y después qué? ¿Desaparece el
hombre en la nada, o sigue viviendo en algún lugar una parte de él, hasta ahora
invisible? ¿Sobrevive este aspecto durante algún tiempo y a su vez desaparece,
o hay un principio inmortal, una entidad sutil intangible que tiene existencia,
ya en el cuerpo o fuera de él, y que es el Ser inmutable e inmortal, que la
creencia en Él ha sostenido a incontables millones de seres en el transcurso de
las épocas? ¿Es el alma una ficción de la imaginación o ha sido
satisfactoriamente refutada su existencia por la ciencia? ¿Es la conciencia una
función del cerebro y de su aliado sistema nervioso, o aceptaremos la idea de
un morador consciente en la forma? ¿El poder de darnos cuenta y reaccionar al
medio ambiente tiene su origen en la naturaleza del cuerpo, o existe un ente que
observa y acciona? ¿Es esta entidad distinta y separable del cuerpo, o es el
resultado del tipo de cuerpo o de vida, por lo cual persiste después que
desaparece el cuerpo, o desaparece con éste y se pierde? ¿Existe sólo materia o
energía en constante movimiento provocando la aparición de hombres que
reaccionan a su vez y expresan la energía que afluye ciega e inconscientemente
a través de ellos, sin tener existencia individual? ¿O son todas teorías
parcialmente verídicas, y llegaremos a comprender realmente la naturaleza y el
ser del hombre sólo en la síntesis de todos ellos y en la aceptación de las
premisas generales? ¿Es posible que los investigadores orientados en forma
mecánica y científica hayan llegado a la correcta conclusión sobre el mecanismo
y la naturaleza de la forma, y que los pensadores espiritualmente orientados
que afirman la existencia de un ente inmortal también tengan razón? ¿O quizá
falte aún algo que elimine la brecha entre las dos posiciones? ¿ Será probable
que descubramos algo que vincule el mundo intangible del verdadero ser con el
mundo tangible (así denominados) de la vida de la forma?
Cuando la humanidad esté segura
de su divinidad e inmortalidad y haya adquirido conocimiento sobre la
naturaleza del alma y el reino en el cual funciona el alma, su actitud hacia la
vida y los asuntos cotidianos sufrirán tal transformación que veremos surgir en
verdad un nuevo cielo y una nueva tierra. Una vez que esta entidad central,
dentro de cada forma humana, sea reconocida y se conozca por lo que
esencialmente es, y su divina persistencia sea establecida, entonces,
lógicamente, veremos el comienzo del reinado de la Ley divina en la tierra -ley
impuesta sin fricciones ni rebeldías. Esta reacción benéfica se producirá
debido a que los pensadores de la raza serán fusionados en una percepción
general del alma y en la consiguiente conciencia grupal, que les permitirá ver
el propósito que subyace detrás de la actuación de la ley.” (251)
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“¿Cuál es la verdadera naturaleza
del místico o introvertido? Es una persona cuya fuerza del alma, rayo o
cualidad, es demasiado fuerte para que la maneje la personalidad. El hombre
descubre que el sendero a los mundos internos de deseo-emoción y de mente y
visión espiritual, son para él la línea de menor resistencia y, en
consecuencia, sufre la integración y expresión en el plano físico. El
"tirón" del alma contrarresta el tirón externo, y el hombre se
convierte en un místico visionario. Aquí no me refiero al místico práctico que
está en camino de ser un ocultista blanco. Lo contrario podría ser verdad,
entonces tendremos al extrovertido puro. El rayo de la personalidad se enfoca
en el plano físico y la atracción interna del alma se contrarresta
momentáneamente y a veces durante varias vidas. Cuando esta condición externa y
"tirón" es muy fuerte y cuando todas las cualidades de rayo de la
personalidad se enfocan en un punto, tendremos un despliegue de exhibicionismo,
según se lo denomina, o una personalidad constructiva de elevado grado que
expresa el genio y las posibilidades creadoras de una expresión física,
emocional y mental coordinada, coordinación que se manifestará externamente en
el mundo del quehacer y no internamente en el mundo del ser o del alma. Ambas
condiciones indican el "genio hacia la perfección". Cuando el equipo
es mediocre tenemos un complejo reprimido o frustrado, y un fuerte sentido de
inferioridad que puede derivar en un exhibicionismo anormal. Cuando el equipo
es refinado y entrenado, tendremos un magnífico trabajador en los distintos campos
del esfuerzo humano. Cuando, como ocurre ocasionalmente, se agrega a lo
anterior una tendencia a la introversión, con su consiguiente conocimiento del
alma y desarrollo de la intuición, entonces tendremos un conductor de hombres,
un instructor proveniente de los dioses y una potencia espiritual. De allí que
sería de valor si los sicólogos en estos tiempos modernos se interesaran (por
lo menos temporariamente) en las hipótesis enunciadas por la escuela de
sicología esotérica. Con ello saldrían ganando y, en último caso, nada
perderían.” (252)
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“El reino animal tiene la
cualidad de un creciente propósito instintivo que en su forma más elevada se
convierte en los animales más evolucionados en domesticidad y devoción al
hombre. Detrás de la apariencia de los animales hay una constante orientación
hacia la comprensión, y la consiguiente gravitación hacia las formas de vida
que circundan sus deseos. De allí la influencia del quinto Rayo de Conocimiento
Concreto, que afluye a través de la familia humana hacia el tercer reino de la
naturaleza. El hombre es aquí el factor iniciador, y a él se le ha encomendado
la tarea de conducir al reino animal hacia la liberación -liberación hacia el
cuarto reino, por ser la esfera de su próxima actividad. El reino vegetal se
libera y pasa a otro proceso evolutivo y sus vidas entran en la evolución
denominada dévica o angélica. Por eso el viento y el mundo de los insectos son
sus agentes, así como el hombre y el elemento agua son los agentes iniciadores
del mundo animal. El secreto de la liberación para la naturaleza animal está
oculto en la "naturaleza acuosa", el aspecto sangre; en el
derramamiento de sangre, esotéricamente comprendido, reside la clave de la
liberación del reino animal. De allí que se están llevando a cabo, en gran
escala, ciertos procesos iniciadores, tales como el derramamiento de sangre
efectuado por la matanza de la forma animal del ser humano durante la Gran
Guerra. En la guerra fue derramada sobre la tierra la sangre de millares de
seres, y desde el punto de vista del propósito vida, se han obtenido ciertos
resultados esotéricos. Este hecho es difícil que lo comprenda el hombre, porque
percibe primordialmente la forma y no la cualidad de la vida. Es difícil para
el hombre comprender el propósito divino que actúa detrás del mal que se
reproduce en la matanza de animales y en el derramamiento de sangré durante las
épocas prehumana y humana. Por "el derramamiento de esa agua color
rojo", se está llevando a cabo esa liberación que iniciará la vida de ese
reino en nuevos estados de conciencia y de percepción. El problema de la
matanza, sea en el reino animal o humano, se originó durante la primera
"guerra en los cielos", cuando Miguel y sus ángeles fueron arrojados
del cielo y nuestro sistema planetario vino a la existencia. Hasta que la
conciencia del hombre no haya evolucionado a tal grado que pueda responder a la
conciencia planetaria por medio de un mecanismo interno -aún no desarrollado en
la mayoría- y "entrar en los secretos del Anciano de los Días", el
problema del dolor, del derramamiento de sangre, de la guerra y del
sufrimiento, continuarán siendo un misterio inescrutable. Será develado -y ésta
es la nota clave más importante- sólo cuando el hombre no emplee el proceso de
la iniciación animal mediante el derramamiento de sangre y lo reemplace por la
domesticación y el mutuo amor. Cuando la mentalidad de la raza esté más
desarrollada, el hombre podrá, por el arbitraje y el correcto empleo de la
palabra, allanar todas las diferencias y cambiar la iniciación animal, ya sea
que se refiera al reino animal o a su propio cuerpo animal.” (253)
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“A este rayo (*) se lo denomina
"el rayo de la lucha" porque en él las cualidades rajas (actividad) y
tamas (inercia) están en forma extraña, tan equilibradas, que la lucha entre
ambas quebranta la naturaleza del hombre de cuarto rayo; cuando el resultado es
satisfactorio se lo denomina el "Nacimiento de Horus" o del Cristo,
originado por la agonía del dolor y el constante sufrimiento.
Tamas o inercia, produce apego a
las comodidades y a los placeres, detesta causar dolor y llega hasta la
cobardía moral, la indolencia, y a dejar las cosas como están, a descansar y a
no pensar en el mañana. Rajas o actividad, es fogosa, impaciente e impulsa
siempre a la acción. Estas fuerzas opuestas de la naturaleza convierten la vida
del hombre de cuarto rayo en una perpetua lucha y desasosiego; las fricciones y
las experiencias así adquiridas traen una rápida evolución, pero el hombre
puede fácilmente convertirse en un héroe o en una nulidad.
Es el rayo del valiente capitán
de caballería, indiferente a sus propios riesgos y a los de sus seguidores. El
hombre que pertenece a este rayo hará que renazca la esperanza perdida, porque
en los momentos de gran excitación es dominado totalmente por rajas o
actividad; es el rayo del arriesgado especulador y del tahúr, lleno de
entusiasmo y proyectos, fácilmente agobiado por el fracaso o el dolor, pero
recuperándose rápidamente de sus reveses e infortunios.” (254)
(*) 4to Rayo
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“Todo el problema del dolor y el
sufrimiento, según hoy se la comprende, está vinculado con este estado de
conciencia, incidental a la percepción de los pares de opuestos. El animal
sufre, pero lo hace en forma física y sensoria. El hombre sufre, pero lo hace
física, sensoria y también mentalmente; el sufrimiento mental se debe a que ha
desarrollado ciertos aspectos de la mente inferior -presentimiento, memoria,
imaginación, poder de visualizar, remordimiento e impulso innato de alcanzar la
divinidad, que trae consigo una sensación de pérdida y de fracaso. Los
padecimientos de Dios (a los que se refieren las escrituras del mundo, tan
misteriosamente) están lejos de ser sensorios y son mentales e intuitivos, pero
no me detendré a dilucidar este misterio. Los padecimientos de la humanidad son
primordialmente personales; los de Dios son preeminentemente impersonales y se
relacionan con la totalidad. Me referí a ello porque quería describir la
síntesis del desenvolvimiento de lo incoado a lo sensorio, de esto a lo que se
comprende mentalmente, y de allí a lo que se "aprecia divinamente",
como lo define el ocultismo. He hecho descripciones que abarcan la totalidad.
Traten de pensar en la totalidad y no adapten cada detalle al todo y recuerden
que lo que puede parecer una contradicción quizás sea únicamente un fragmento
transitorio, al cual aún no pueden relacionar ni aplicar.
En el reino animal se observan
los primeros indicios de dolor o sufrimiento, mientras que en los animales
superiores y domésticos ambos procesos educativos están más claramente
definidos. El trabajo que realiza el hombre con los animales tiene resultados poderosos
y, oportunamente, conducirá a reabrir la puerta al reino humano. Parte del
trabajo ya efectuado por el hombre ha excedido la expectativa divina y puede
justificar el apresuramiento del Plan….” (255)
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“…Llegamos aquí a un gran
misterio, peculiar a nuestro planeta. En muchos libros esotéricos se ha
afirmado e insinuado que Dios y nuestro Logos planetario han cometido un error
muy serio, y que este error comprende a nuestro planeta y todo lo que contiene
de dolor, caos y padecimientos visibles. ¿Podría decirse que no fue un error
sino simplemente un gran experimento, cuyo éxito o fracaso es imposible juzgar?
Podría decirse también que el objetivo del experimento es el siguiente: La
intención del Logos planetario de provocar una condición sicológica que puede
ser mejor descripta como "lucidez divina". El trabajo de la siquis y
la meta de la verdadera sicología es ver con claridad la vida tal cual es y
todo lo que ello involucra. Esto no significa condiciones y medio ambiente,
sino Vida. Este proceso comenzó en el reino animal y culminará en el humano.
Ambos están descriptos en El Antiguo Comentario como "los dos ojos de la
Deidad, ciegos al principio, pero más tarde ven, aunque el ojo derecho ve con
más claridad que el izquierdo". La primera tenue indicación de esta
tendencia hacia la lucidez se advierte en la facultad que tienen las plantas de
buscar el sol, lo cual prácticamente no existe en el reino mineral. (256)
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“El primer punto que debe
destacarse respecto a la responsabilidad humana con los animales es que el
mundo animal personifica dos aspectos divinos y dos principios divinos, y dos
rayos principales tienen que ver con su expresión o manifestación. Los dos
aspectos se encuentran también en el hombre, y en estas dos líneas, que el
hombre comparte al unísono con el animal, reside su responsabilidad y tarea; al
ampliar estos aspectos de la energía divina él comprenderá cuál es su tarea y
la llevará a su culminación. La misma actividad e innata inteligencia divinas
se encuentran en el aspecto forma de los dos reinos. Son inherentes a la
materia misma. Pero este tercer rayo de inteligencia divina actúa con más
potencia e influye más poderosamente al reino animal que al hombre. Información
que no se había dado hasta hoy.
Lógicamente están también
presentes el aspecto constructor de la forma, del segundo rayo, y el instinto
de rebaño, base de la relación sexual entre los cuerpos animales. Desempeña una
función similar entre los seres humanos, y a lo largo de estas dos líneas de
energías se hallarán los puntos de contacto y la oportunidad de asumir la
responsabilidad. En último análisis debe observarse que los animales tienen más
para dar a los hombres que los hombres a los animales, en lo que respecta a
estas determinadas funciones y poderes. En la familia humana actúa otro aspecto
divino, la voluntad, el propósito dirigido, el objetivo planificado, el
inteligente designio o plan. Estas cualidades son inherentes al hombre y
constituyen un aspecto de la mente divina, inactivo como regla general en el
animal. Sin embargo, a medida que este reino va entrando bajo la creciente
influencia humana y que la constante tendencia a la domesticidad hace sentir su
presencia, veremos surgir objetivamente el propósito en cierta medida; uno de
los medios para lograr este fin reside en dirigir el afecto y la atención del
animal hacia su amo. En esta ilustración se expresa la responsabilidad que
tiene el hombre con el mundo animal. Los animales domésticos deben ser
entrenados para que participen en la acción de la voluntad aplicada. Parece ser
que todavía el hombre interpreta esto como la voluntad del animal de querer a
su amo, pero es algo más profundo y fundamental que satisfacer el amor del
hombre por ser amado. El verdadero e inteligente entrenamiento de los animales
salvajes y la adaptación a las condiciones de la vida ordenada, constituyen
parte del proceso divino de integrar el Plan y de expresar la intención divina
en forma ordenada y armoniosa. Mediante el poder del pensamiento el hombre
eliminará oportunamente la separación que existe entre él y el reino animal, y
debe hacerse con el pensamiento dirigido y controlado, que a su vez controlará
y dirigirá la conciencia animal. Esto no se efectuará por amor, temor o dolor.
Existe la intención de que el procedimiento y el estímulo sean pura y
estrictamente mentales.
Desde épocas remotas la relación
entre los animales y el hombre ha sido totalmente física. Los animales
acechaban al hombre en la época en que el hombre animal no era muy diferente de
ellos. Por lo general se olvida que hubo una etapa de desarrollo humano en que
el hombre animal y las formas existentes de vida animal, vivían en relación más
estrecha que en la actualidad. Lo único que los separaba entonces era el hecho
de la individualización. Sin embargo, esta individualización era tan poco
comprendida que la diferencia existente entre el animal sin mentalidad (según
se dice) y la humanidad infantil, apenas se distinguía. Gran parte de lo
acontecido en esos remotos eones se ha perdido en el silencio del pasado. El
mundo animal era entonces mucho más poderoso que el humano; los hombres eran
totalmente impotentes para defenderse del ataque de los animales, y los
estragos que produjeron en los primitivos hombres animales a mediados de la
época lemuriana fueron terribles y espantosos. Pequeños grupos nómadas de seres
humanos eran diezmados totalmente época tras época, por la poderosa vida animal
del período, pero el instinto, que se diferenciaba muy poco del de sus
enemigos, enseñó al hombre animal a tomar ciertas precauciones. A medida que
transcurrieron millones de años empezaron a afirmarse la inteligencia y la
astucia humanas, y la humanidad llegó a ser más poderosa que los animales y a
su vez devastó al reino animal. Hasta hace doscientos años las vidas humanas
inmoladas por el mundo animal, en las junglas del continente occidental, en
África, en las tierras primitivas de Australia y en las islas de los mares
tropicales, fueron incalculables. De allí la crueldad del hombre hacia el
animal, que frecuentemente se olvida, debido al prevaleciente sentimentalismo.
Es el karma que inevitablemente está saldando el reino animal. Esta cuestión
debe ser considerada con mayor amplitud que hasta ahora, y sus verdaderos
valores históricos deben ser mejor comprendidos antes de que el hombre pueda
decidir inteligentemente cuál es el problema de su responsabilidad y cómo
debería enfrentarlo y resolverlo.” (257)
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(249) Primera Parte. Capítulo I. Introducción. 1. Los Tres Objetivos en
el Estudio de los Rayos (pág. 35)
(250) Primera Parte. Capítulo II. Algunas preguntas y sus
Correspondientes Respuestas. Pregunta 2. ¿Cuáles son el origen, la meta, el
propósito y el plan del Alma? B. Los Cuatro Rayos de Atributo. El Sexto Propósito
de la Deidad (pág. 85)
(251) Primera Parte. Capítulo II. Algunas preguntas y sus
Correspondientes Respuestas. Pregunta 3. ¿Puede ser comprobada la realidad de
la existencia del Alma? (pág. 94)
(252) Segunda Parte. Capítulo I. Los Siete Constructores Creadores, los
Siete Rayos. 1. Los Rayos y la Vida-Cualidad-Apariencia. (pág. 139)
(253) Segunda Parte. Capítulo I. Los Siete Constructores Creadores, los
Siete Rayos. 4. La Cualidad en el Mundo de las Apariencias. (pág. 166)
(254) Segunda Parte. Capítulo I. Los Siete Constructores Creadores, los
Siete Rayos. 5. Análisis de los Rayos y Su Expresión. El Cuarto Rayo de Armonía
a Través del Conflicto (pág. 172)
(255) Segunda Parte. Capítulo II. Los Rayos y los Reinos de la Naturaleza.
2. El Reino Vegetal. C. Los Planetas y los Reinos de la Naturaleza (pág. 204)
(256) Segunda Parte. Capítulo II. Los Rayos y los Reinos de la Naturaleza.
3. El Reino Animal. (pág. 205)
(257) Segunda Parte. Capítulo II. Los Rayos y los Reinos de la Naturaleza.
3. El Reino Animal. A. Las Relaciones Humanas con los Animales (pág. 207)
(CONTINUACIÓN)
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