Este artículo es la continuación del fragmento en el que el Maestro Tibetano nos habla sobre el temor y su relación con la energía astral.
Si lo deseáis, podéis consultar el anterior artículo desde este enlace
Dani
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"Al considerar el cuerpo sensorio de un ser humano,
probablemente será de mayor utilidad si lo hago en términos de temperamento y
expresiones comunes, porque sólo al tratar sus efectos y procurar dominarlos,
el hombre llega al conocimiento de sí mismo y se convierte en Maestro. Las manifestaciones
más comunes de la actividad astral son:
I. Temor.
II. Depresión o
su polo opuesto, regocijo.
III. Deseo de
satisfacer los apetitos animales.
IV. Deseo de
felicidad.
V. Deseo de
liberación. Aspiración.
Éstas resumen prácticamente la mayoría de las experiencias
sensorias del hombre, y las consideraremos cada una desde los siguientes
ángulos:
1. La causa.
2. El efecto.
3. El método de
dirección.
Observarán que digo "método de dirección", no
método de control. Los aspirantes deben comprender que trabajan con las fuerzas
y dentro de ellas, y que la actividad correcta o errónea del plano físico se
debe simplemente a una buena o mala dirección de las corrientes de fuerza, y no
a algo bueno o malo de las energías mismas.
I. Temor. Es una de las manifestaciones más comunes de la
energía astral, y se la enumera primero porque constituye, para la mayoría, el
Morador en el Umbral y, en último análisis, el mal astral básico. Todo ser
humano conoce el temor; el alcance de las vibraciones del temor abarca desde
los temores instintivos del hombre salvaje, basados en su ignorancia de las
leyes y fuerzas de la naturaleza, y en su terror a la oscuridad y a lo
desconocido, hasta los temores, tan prevalecientes hoy, de perder a los seres
queridos, los amigos, la salud, la riqueza, el dinero, la popularidad, y así sucesivamente hasta los últimos temores
del aspirante -temor al fracaso, temor arraigado en la duda, o al último
rechazo o aniquilamiento, temor a la muerte (que comparte igualmente con toda
la humanidad), temor a la gran ilusión del plano astral, a la fantasmagoría de
la vida misma y además temor a la soledad en el sendero, hasta temer al temor
mismo. Esta lista podría extenderse, pero es suficiente para indicar la
prevalencia de toda índole de temores. Dominan la mayoría de las situaciones y
oscurecen muchos momentos felices. Reducen al hombre a un tímido y atemorizado
átomo de vida sensoria, atemorizado ante los enormes problemas de la
existencia, consciente de su insuficiencia como hombre para resolver todas las
situaciones, e incapaz de abandonar sus temores y dudas y heredar la libertad y
la vida. A menudo está tan embargado por el temor, que hasta teme perder la
razón. Nunca podrá ser suficientemente descrito este panorama sombrío, porque
el temor es la energía astral que predomina en la actualidad, y la sensible
humanidad sucumbe demasiado fácilmente a él.
Se preguntarán: ¿Cuáles son las causas fundamentales del
temor? Esta pregunta, si la llevamos retrospectivamente hasta los orígenes de
la historia esotérica del sistema solar, no tiene respuesta inteligible. Sólo
el iniciado avanzado puede comprenderla. El temor tiene sus raíces en la trama
y urdimbre de la materia misma, y es por excelencia la formulación o efecto del
principio mente y resultado de la actividad mental. El hecho de que las aves y
los animales conozcan el temor, ubica el tema sobre una base más amplia que si
sólo se tratara simplemente de la debilidad humana y el resultado de la
actividad del funcionamiento de la mente humana. No es algo que proviene del
poder de razonar del hombre, pero si empleara su razón en forma correcta podría
eliminar el temor. Reside en lo que se denomina mal cósmico -frase altisonante,
pero que nada dice. Es inherente a la realidad de la materia y a la acción de
los pares de opuestos -alma y materia. Las almas sensorias de los animales y de
los hombres se dan cuenta subconscientemente de factores tales como:
1. La
inmensidad y, por lo tanto, la sentida opresión que ejerce el Todo.
2. La presión
de otras vidas y existencias.
3. La actuación
inexorable de la ley.
4. La sensación
de aprisionamiento, limitación y su consiguiente incapacidad.
En estos factores, que surgen del mismo proceso manifestado,
y persisten y aumentan en potencia durante épocas, residen las causas de todo
el temor moderno y la base de todo terror, primordialmente el estrictamente
psicólogo y no sólo el temor instintivo del animal.
No tendría ninguna utilidad concretar la cuestión con mayor
claridad. ¿De qué sirve decir que el temor es una cualidad del mal (o sea de la
materia), que colora fundamentalmente o caracteriza al cuerpo sensorio o astral
de nuestro Logos planetario? ¿Qué se obtendría si explicara el problema de esa
gran Vida en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, a medida que Él,
en Su propio plano cósmico, busca la liberación y encara Sus propias pruebas y
experiencias peculiares? ¿Qué palabras adecuadas existen para describir la
lucha cósmica entre esas Vidas de conciencias tan impersonales y excelsas, que
las palabras “suyo, él o prueba” son irrisorias y no dan a entender ningún
aspecto de la verdad ni de la realidad? El mal cósmico, la progresión cósmica o
los problemas cósmicos, pueden muy bien dejarse para esa lejana época en que
los aspirantes hayan recibido la tercera iniciación, perdido el sentido de
separatividad y -identificados con el aspecto Vida y no con el aspecto forma-
puedan penetrar hasta cierto punto en el estado de conciencia de nuestro Logos
planetario, percibir Su destino y tener una visión fugaz de la maravilla de la
consumación."
- Tratado sobre Magia Blanca -
REGLA DIEZ
LA CONSTRUCCION DE FORMAS MENTALES