Este artículo es la continuación de El Dolor y el Sufrimiento (V)
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Como en otras ocasiones, para
realizar este estudio he intentado hacer una recopilación exhaustiva de
extractos de todos los libros del Maestro y de Alice A. Bailey (25) que
tratan sobre estos temas, aunque dada la extensión de toda la obra del
Tibetano, podría ser que faltase algún fragmento.
Cada fragmento viene precedido por el título del libro,
capítulo y/o sección de donde procede el texto, por si se desea ampliar la
información mas allá de lo relacionado estrictamente con el tema.
Las
conclusiones (cuando las haya) son
personales, por tanto, como tales no tiene porque estarse de acuerdo con
las mismas. Son reflexiones e interpretaciones propias de los extractos
del Tibetano.
En
la última entrada que se publique sobre el tema, si lo deseáis, podréis
descargaros la recopilación completa en un documento en formato pdf.
Espero que la lectura de estos artículos (que iré publicando
progresivamente al ser demasiado extensa toda la recopilación) pueda seros de utilidad.
Dani
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LA LUZ DEL ALMA - LOS YOGA SUTRAS DE PATANJALI (1927)
“…Toda actividad de la naturaleza inferior es resultado de
kama-manas, o la mente matizada por el sentimiento, la voluntad-deseo del
hombre inferior. El sistema de Raja Yoga tiene como objetivo reemplazar tales
impulsos por la acción inteligente del alma u hombre espiritual, cuya naturaleza
es amor, cuya acción es inteligente (esotéricamente entendido) y cuyo móvil es
el desarrollo grupal. Por lo tanto, las reacciones denominadas dolor y placer
deben ser trascendidas, porque ambas dependen de la identificación con la
forma, debiendo ser reemplazadas por el desapego.” (54)
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“El dolor es el efecto producido cuando el cuerpo astral o
emocional está erróneamente polarizado. El dolor es la consecuencia de no
equilibrar correctamente los pares de opuestos, e indica falta de equilibrio.”
(55)
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“La paz de la sustancia mental o chitta, se puede alcanzar
practicando la simpatía, la ternura, la firmeza de propósito y, el
desapasionamiento, en lo que al placer o al dolor, bien y mal concierne.” (56)
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“…El hombre ha logrado (gracias a la disciplina y la
práctica de los métodos de yoga y por la perseverancia en la meditación)
desligarse de todas las formas e identificarse con lo amorfo.
Ha llegado al centro del corazón de su ser. Desde este punto
de comprensión espiritual pura, puede actuar acrecentadamente en el futuro. Con
la práctica, fortalece esa comprensión, de manera que contempla toda vida,
trabajo y circunstancias, como una procesión pasajera que no le concierne. Sin
embargo, puede dirigir sobre ellos el faro del espíritu puro; él mismo es luz,
se conoce a sí mismo como parte de la "Luz del mundo" y "en esa
luz verá la luz". Conoce las cosas tal cual son, y se da cuenta que todo
lo que hasta entonces ha considerado como real, sólo es ilusión. Ha horadado el
gran maya y lo ha sobrepasado, llega hasta la luz que lo produce, y no le es
posible en el futuro cometer errores; su sentido de los valores es correcto, y
su sentido de proporción exacto. No está sujeto al engaño, sino libre de la
ilusión. Cuando este punto es comprendido ya no le afecta el dolor ni el placer,
sumergiéndose en la beatitud qué otorga la comprensión de sí mismo.” (57)
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“…El hombre es doblemente ciego, porque no sólo nace ciego e
insensible, también lo es mentalmente, pues no se ve a sí mismo ni ve las cosas
como son, y comete el error de considerarse la forma material, haciéndolo
durante muchos ciclos. No tiene sentido de los valores ni de la proporción;
mira lo transitorio, doloroso, impuro, material, el hombre inferior (sus tres
envolturas), como si fuera él mismo la realidad. No puede disociarse de sus
formas. Los sentidos son parte de la forma; no son el hombre espiritual, el
morador de la forma, sino parte del no-yo y el medio para hacer contacto con el
no-yo planetario. Por medio de la discriminación y el desapasionamiento, el yo,
que es permanente, puro y bienaventurado, puede, con el tiempo, disociarse del
no-yo, que es transitorio, impuro y sufriente. Mientras no comprenda esto, el
hombre estará en un estado de avidya; cuando está en proceso de realizarlo, el
hombre es un buscador de vidya o conocimiento, el cuádruple sendero. Cuando
conoce el alma tal cual es, y el no-yo está relegado al lugar que le
corresponde como envoltura, vehículo o implemento, es trascendido el
conocimiento mismo y el conocedor permanece solo. Esto es la liberación y la
meta.” (58)
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“…Deseo es todo tipo de apego, en grado mayor o menor, y el
progreso del alma parece depender de un objeto a otro de los sentidos, hasta
que llega el momento en que el hombre queda solo, y librado a sus propios recursos.
Ya no tiene apegos y hasta el Guru parece haberlo abandonado. Le queda una
única realidad, la realidad espiritual que es él mismo; entonces su deseo se
dirige a lo interno, y no va hacia afuera, porque descubre el Reino de Dios
interno. Abandona todo deseo. Establece contacto y continúa manifestándose y
trabajando en los planos de la ilusión, pero lo hace desde el centro en que
mora su Yo divino, la suma total de todos los deseos. Nada le atrae ya, ni lo
lleva a los desvíos del placer o el dolor.” (59)
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“Mientras existan las raíces (*) (o samskaras),
fructificarán como nacimiento, vida y experiencias, y su resultado será placer
o dolor.” (60)
(*) Del Karma
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“Las simientes (o samskaras) traen placer o dolor, si sus
causas originantes fueron el bien o el mal.
Se ha de observar que el bien es lo que tiene relación con
el principio único con la realidad que mora en todas las formas, con el
espíritu del hombre, cuando se revela por medio del alma, y con el Padre al
manifestarse por medio del Hijo. El mal se relaciona con la forma, el vehículo
y la materia; en realidad, concierne a la relación del Hijo con su cuerpo de
manifestación. Si el Hijo de Dios (cósmico o humano) está limitado, aprisionado
y cegado por su forma, esto constituye el poder que ejerce el mal sobre él. Si
es consciente de su yo, sin estar atado por las formas y libre de la esclavitud
de la materia, esto constituye el poder que ejerce el bien. La total liberación
de la materia causa beatitud o placer –el gozo de la realización. El mal causa
dolor, porque, en la medida que el Regente Interno esté limitado por su cuerpo
de manifestación, así sufrirá.” (61)
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“El hombre iluminado considera que toda existencia (en los
tres mundos) es dolor, debido a las actividades de los gunas. Estas actividades
son tres, produciendo consecuencias, ansiedades e impresiones sublimadas.
Las tres "gunas" son las tres cualidades de la
materia misma: sattva, raja y tamas, o ritmo, actividad e inercia, inherentes a
todas las formas. El estudiante debe recordar que toda forma, en todos los
planos, posee esta característica, y ello es aplicable lo mismo a la forma más
elevada que a la más baja; la manifestación de estas cualidades es sólo de
grado.
Para el hombre que está alcanzando la perfección, es cada
vez más evidente que cada forma, a través de la cual el hombre espiritual
divino se manifiesta, produce limitación y dificultad. El vehículo físico del
adepto, aunque construido de sustancia predominantemente sáttvica, equilibrada
y rítmica, lo confina al mundo del esfuerzo físico y limita los poderes del
verdadero hombre. Hablando en forma general, puede decirse que:
1. El atributo inercia caracteriza al yo personal inferior y a las envolturas del triple hombre inferior.
2. El atributo actividad es la característica principal del alma y la cualidad que causa la intensa actividad y labor constante del hombre, al buscar experiencia y, más tarde, al tratar de servir.
3. El atributo ritmo o equilibrio, es la cualidad del espíritu o mónada, y también la tendencia a la perfección, causa de la evolución del hombre, en tiempo y espacio, y el factor que lleva la vida a través de todas las formas hasta la consumación. Sin embargo, debemos tener en cuenta que las tres son cualidades de la sustancia, por la cual el triple espíritu se manifiesta en este sistema solar. No se conoce aún la naturaleza del espíritu, por cuanto no podemos pensar más que en términos de forma, por trascendentales que estas formas sean. Únicamente las almas que han alcanzado la iniciación más elevada y pueden trasponer nuestro círculo infranqueable solar, conocen algo de la naturaleza esencial de lo que llamamos espíritu.
Volviendo a la manifestación práctica de los tres gunas, en
los tres mundos (en relación con el hombre), se puede observar que:
1. El atributo de equilibrio o ritmo caracteriza al vehículo mental. Una vez que el cuerpo mental está organizado y el hombre es dirigido por su mente, su vida también se estabiliza y organiza, y la orientación de sus asuntos prosigue en forma equilibrada.2. La cualidad de actividad o movilidad, caracteriza a la naturaleza emocional o astral; cuando ésta predomina, la vida es caótica, violenta, emocional y está sujeta a todo capricho y sentimiento. Es principalmente la cualidad de la vida de deseo.3. La cualidad de inercia domina al cuerpo físico; el objetivo del ego es quebrar esta inercia e impulsar a su vehículo inferior a la actividad, lo cual traerá los fines deseados. De allí que en las primeras etapas del esfuerzo sea necesario emplear el guna de movilidad y la plena actuación de la naturaleza emocional o de deseos.
El dolor es el producto de las actividades de la forma, pues
dolor es el resultado de la diferencia inherente entre los pares de opuestos,
espíritu y materia. Ambos factores se mantienen esencialmente “en paz"
hasta que entran en conjunción y se resisten mutuamente produciendo fricción y
sufrimiento, cuando se unen en tiempo y espacio.
Patanjali señala que este dolor es abarcante, pues comprende
el pasado, el presente y el futuro.
1. Consecuencias. El dolor es producto de la actividad del pasado y del agotamiento del karma cuando se manifiesta al corregir los equívocos y pagar el precio de los errores cometidos. El cumplimiento de obligaciones y deudas pasadas es siempre un proceso doloroso. Ciertas ocurrencias del pasado hacen necesarias la actual condición heredada, el medio ambiente, el tipo de cuerpo y de forma, el vehículo y las relaciones grupales, siendo doloroso para el alma confinada en ello.
2. Ansiedades. Conciernen al presente y a veces se convierten en aprensiones. Si se analiza este término se observará que no sólo abarca el temor al sufrimiento, sino al fracaso del cuerpo espiritual al prestar servicio. Estos temores producen también dolor y malestar y van paralelos al despertar del hombre real que descubre su herencia.3. Impresiones sublimadas. Se relacionan con el futuro y conciernen a las premoniciones de muerte, sufrimiento, necesidad, que dominan a tantos hijos de los hombres. Es el temor a lo desconocido y a lo que puede ocurrirnos, a nosotros o a otros, y a su vez produce dolor.” (62)
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“El dolor puede ser evitado antes de producirse.
Las palabras en sánscrito de este aforismo encierran una
doble idea. Se infiere, en primer lugar, que ciertos tipos de
"malestar" (según algunas traducciones) pueden evitarse por un
correcto reajuste de las energías del hombre, de manera que por un cambio en la
actitud mental no son posibles las reacciones dolorosas, y por la transmutación
de sus deseos desaparecen los antiguos "dolores”. En segundo lugar se
infiere que la vida será vivida en el presente, de manera de no iniciar causas
que tengan efectos dolorosos. Esta doble inferencia hará que el yogui adopte en
su vida una disciplina dual, que involucra la firme determinación de practicar
el desapego y constante disciplina de la naturaleza inferior. Esto traerá por
resultado una actividad mental de tal naturaleza que las antiguas tendencias,
anhelos y deseos, ya no atraerán, ni se emprenderá actividad alguna que
produzca karma o resultados posteriores.
El karma del pasado puede ser agotado únicamente ahora, y
ese tipo de karma que trae dolor, tristezas y malestar, debe seguir su curso.
El karma actual o esa precipitación de efectos que el ego tiene intención de
agotar en el presente cielo de vida, debe desempeñar igualmente su parte en la
emancipación del alma. Sin embargo, el hombre espiritual puede regir en tal
forma al hombre inferior, que los acontecimientos del karma (o los efectos que
se manifiestan en el mundo físico objetivo) no causen angustia ni dolor, pues
serán vistos y enfrentados por el yogui carente de apegos. Tampoco le permitirá
iniciar esas causas que produzcan dolor.” (63)
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“Todo dolor y tristeza son ocasionados por el hombre
espiritual cuando se identifica con las formas objetivas en los tres mundos y
con el reino fenoménico, donde dichas formas desarrollan sus actividades.
Cuando él es capaz de desprenderse del reino de los sentidos y reconocer
"que él no es lo que se ve, se toca y se oye", entonces puede
liberarse de todas las limitaciones de la forma y permanecer separado como
perceptor y actor divino. Utilizará las formas como quiera a fin de alcanzar
ciertos fines específicos, pero no caerá en el engaño de considerarlas como si
fueran él mismo.” (64)
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“Cuanto mayor es el refinamiento del vehículo humano, más
grande será la respuesta del sistema nervioso a los pares de opuestos, dolor y
placer. A medida que el hombre progresa y asciende en la escala de evolución,
en la familia humana, se acrecienta grandemente su capacidad de comprender el
dolor o el gozo, convirtiéndose en una tremenda verdad, en el caso del
aspirante y del discípulo. El sentido de los valores llega a ser tan agudo y su
vehículo físico tan sensible, que sufre más que el hombre común, lo cual sirve
para impelirlo a continuar su búsqueda más activamente. Responde con mayor
rapidez a los contactos externos, y su capacidad para soportar el dolor físico
y emocional aumenta notablemente. Esto se evidencia en la quinta raza,
particularmente en la quinta subraza, por el acrecentamiento de los suicidios.
La capacidad de sufrir de la raza, se debe al desenvolvimiento y refinamiento
del vehículo físico y a la evolución del cuerpo sensorio, o astral.” (65)
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“Al aspirante no le queda excusa alguna al inculcarle la
verdad de que la transgresión de los mandamientos produce igualmente efectos,
tanto si la violación es leve como si es grave. "Un pensamiento
contrario" debe producir efecto; este efecto es dual: dolor, e ignorancia
o engaño.” (66)
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“Todo sufrimiento, desagrado e infelicidad, se deben a la
rebelión. Desde el punto de vista del ocultista, la rebeldía sólo trae mayores
dificultades, y la resistencia sólo sirve para nutrir el mal, cualquiera sea.
El hombre que ha aprendido a aceptar su sino, no malgasta el tiempo en vanas
lamentaciones y puede dedicar toda su energía en cumplir perfectamente su
dharma o trabajo obligatorio. En vez de quejarse y oscurecer las cuestiones de
la vida con la preocupación, la duda y la desesperación, despeja su camino
mediante la sana comprensión de la vida, tal como es, y la directa apreciación
de lo que puede hacer de ella. Así no malgasta fuerza, tiempo ni pierde
oportunidad, y avanza constantemente hacia la meta.” (67)
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“La razón por la cual enfrentamos los pares de opuestos y
con tanta frecuencia elegimos la línea de actividad, o actitud mental, que nos
produce placer o dolor, se debe a que no sabemos distinguir entre la naturaleza
inferior y la superior, entre el yo personal (actuando como unidad física,
emocional y mental) y el espíritu divino, que mora en cada uno de nosotros. Nos
identificamos con el aspecto forma, no con el espíritu. Durante eones nos hemos
considerado como el no-yo y olvidamos nuestra afiliación, nuestra unidad con el
Padre y la realidad de que somos el yo inmanente.” (68)
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(54) Libro Primero. El Problema de la Unión. Aforismo 5.
(pág. 23)
(55) Libro Primero. El Problema de la Unión. Aforismo 31.
(pág. 58)
(56) Libro Primero. El Problema de la Unión. Aforismo 33. (pág.
61)
(57) Libro Primero. El Problema de la Unión. Aforismo 47.
(pág. 77)
(58) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 5.
(pág. 93)
(59) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 7.
(pág. 95)
(60) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 13.
(pág. 100)
(61) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 14.
(pág. 102)
(62) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 15.
(pág. 102)
(63) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 16.
(pág. 104)
(64) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 17.
(pág. 105)
(65) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 27.
(pág. 119)
(66) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 34.
(pág. 130)
(67) Libro Segundo. Los Pasos hacia la Unión. Aforismo 42.
(pág. 138)