Este artículo es la continuación del fragmento en el que el Maestro Tibetano nos habla sobre el temor y su relación con la energía astral.
Si lo deseáis, podéis consultar los anteriores artículos:
Dani
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"En consecuencia, limitemos nuestra atención al hombre y muy
especialmente al hombre común, y veamos de dónde proceden las oleadas de temor
que constantemente lo arrastran:
1. Temor a la
muerte. Está basado en:
a. El terror,
en el proceso final del desgarramiento en el acto de la muerte.
b. El horror a
lo desconocido y a lo indefinido.
c. La duda
respecto a la inmortalidad.
d. El pesar por
tener que abandonar a los seres queridos o ser abandonado por ellos.
e. Las antiguas
reacciones a las pasadas muertes violentas, arraigadas profundamente en el subsconsciente.
f. El aferrarse
a la vida de la forma, por estar principalmente identificados con ella en la conciencia.
g. Las viejas y
erróneas enseñanzas referentes al cielo y al infierno, siendo ambas,
perspectivas desagradables para cierto tipo de persones.
Como conozco el tema, tanto por la experiencia en el mundo
externo como por la expresión de la vida interna, diré que: La muerte no
existe. Como bien saben, hay una entrada en una vida más plena. Hay liberación
de los obstáculos del vehículo carnal. El tan temido proceso de desgarramiento
no existe, excepto en los casos de muerte violenta o repentina, entonces lo
único desagradable es la sensación instantánea y abrumadora de peligro y
destrucción inminentes, y algo que se parece a un shock eléctrico. Nada más.
Para los no evolucionados, la muerte es un sueño y un olvido, porque la mente
no está bastante despierta para reaccionar, y el archivo de la memoria está prácticamente
vacío. Para el ciudadano común y bueno, la muerte es la continuidad en su
conciencia del proceso de la vida, y lleva a cabo los intereses y tendencias de
esa vida. Su conciencia y sentido de percepción son los mismos e invariables.
No percibe mucha diferencia, está bien cuidado, y a menudo no se da cuenta que
ha pasado por la muerte. Para el
perverso y cruel egoísta, el criminal y esos pocos que viven únicamente para el
aspecto material, se produce esa situación denominada "atados a la
tierra". Los vínculos que han forjado con la tierra, y la atracción hacia
ella, de todos sus deseos, los obliga a permanecer cerca de la misma y de su
último medio ambiente terreno. Tratan desesperadamente por todos los medios
posibles, de ponerse en contacto y volver a penetrar en él. En contados casos,
un gran amor personal por quienes han dejado, o el incumplimiento de un deber
reconocido y urgente, mantienen a quienes poseen bondad y belleza, en semejante
situación. Para el aspirante, la muerte es la entrada inmediata en una esfera
de servicio y de expresión a que está muy acostumbrado, percibiendo enseguida
que no es nueva. En las horas de sueño ha desarrollado un campo de servicio
activo y de aprendizaje. Ahora sencillamente funciona en él durante las
veinticuatro horas (hablando en términos de tiempo del plano físico) en vez de
las breves horas de sueño en la tierra.
A medida que pasa el tiempo y antes de finalizar el próximo
siglo (nota: el libro fue escrito en el siglo XX, por lo tanto se refería al presente siglo XXI), se comprobará que la muerte no existe tal como se la comprende ahora. La
continuidad de conciencia será tan ampliamente desarrollada y tantos hombres de
tipo elevado actuarán simultáneamente en ambos mundos, que el antiguo temor
desaparecerá y el intercambio entre el plano astral y el físico estará
firmemente establecido y científicamente controlado, llegando a su fin,
felizmente, la actuación de los médium de trance. La común y vulgar mediumnidad
y las materializaciones controladas por los guías indios, son perversiones del
intercambio entre los dos planos, como lo son las perversiones sexuales y la
distorsión de la verdadera relación entre los sexos. No me refiero aquí al
trabajo de los clarividentes por pobre que sea, ni a la posesión del cuerpo por
entidades de alta calidad sino a los fenómenos desagradables de
materialización, ectoplasma y al trabajo ciego e ignorante efectuado por
antiguos y degenerados atlantes y almas aferradas a la tierra, tales como los
guías comunes y el cacique indio. No hay nada que aprender de ellos, pero sí
mucho que evitar. El reinado del temor a la muerte casi ha terminado, y
entraremos pronto en un período de conocimiento y seguridad, que socavará la
base de todos nuestros temores. Respecto al temor a la muerte, poco puede
hacerse, excepto elevar el tema a un nivel más científico y, en este sentido,
enseñar a las personas a morir. Existe una técnica de morir, así como existe
una de vivir, pero se ha perdido en gran parte en Occidente y casi en Oriente,
excepto en algunas agrupaciones en Oriente formadas por Conocedores. Quizás
consideremos esto más adelante, y la idea de encarar este tema puede permanecer
en la mente de los estudiantes que lo leen, y probablemente al estudiar, leer y
pensar, quizás obtengan material de interés para ser recopilado y publicado.
2. Temor al futuro. Este es un temor que todavía demuestra
una creciente tendencia a desarrollarse y causará mucha angustia en el mundo,
antes de ser eliminado. Surge de tres facultades humanes:
a. Los hábitos
de pensar, instintivos y psicólogos, profundamente arraigados en la naturaleza
animal, y que se remontan al instinto primordial de autoconservación. Sin
embargo, las razas primitivas tienen poco de esto. El estado mental que ve el
futuro con anticipación es una característica predominantemente humana, siendo
ese germen de la facultad imaginativa, ligado a los procesos mentales que,
finalmente, se fusionarán en la meditación intuitiva, además de la
visualización, verdadera base de todo trabajo creador. Por ahora es una amenaza
y un obstáculo. Antiguos sufrimientos, recuerdos espantosos, tormentos obsesores,
hondamente asentados en el subconsciente, surgen con frecuencia a la superficie
y provocan una situación de temor y aflicción que ningún razonamiento es capaz
de aquietar. Las facilidades de los medios de comunicación ponen a todo el
mundo en relación con las tragedias, dolores y sufrimientos de sus hermanos, a
miles de kilómetros de distancia. La catástrofe económica de la época actual ha
producido una condición de terror colectivo, y cuanto más sensible es el
individuo, mayor es su reacción a este estado mental. Por lo tanto, el temor al
futuro es una mezcla dolorosa de recuerdo instintivo e imaginación
premonitoria, y pocos escapan a esta amenaza. La preocupación y la ansiedad
constituyen el destino de todo hombre, y no pueden ser ni serán contrarrestadas
ni vencidas por ningún factor inferior al alma.
b. Los
destellos de previsión, emanados del alma que mora en la conciencia del Eterno
Ahora. Cuando se establece firmemente contacto con el alma y se estabiliza en
el cerebro la conciencia del Conocedor, la previsión no nos causará terror.
Entonces se verá el panorama en su totalidad, no como una vislumbre pasajera y
fragmentaria, como sucede ahora. Aquí nuevamente el remedio es el mismo: el
establecimiento de relaciones tan estrechas entre el alma y el cerebro, por
medio de la mente entrenada y controlada, que la causa y el efecto se verán
como uno y se podrán dar los pasos apropiados para solucionar las situaciones
correctamente y en forma más ventajosa. La previsión raras veces anuncia
felicidad, y la razón no hay que buscarla muy lejos. La raza se encuentra en el
punto en que el hijo pródigo es consciente de la vacuidad y futilidad de la
vida terrena, pues está ya preparado para considerar cuidadosamente el mensaje
del Buda, debido a que durante siglos ha sido asolado por la guerra y el
hambre, el deseo y la lucha económica. El panorama que tiene por delante parece
ser desastroso y amenazador.
Sin embargo, si los hombres llevaran el concepto de la
hermandad, con todas sus implicaciones, a la vida y al trabajo diarios, a las
interrelaciones entre el capitalista y el obrero, el político y el pueblo, una
nación y otra o una raza y otra, se obtendría esa paz en la tierra que nadie
podría derribar. ¡Una regla tan sencilla y sin embargo tan lejos de la
comprensión de la mayoría!
c. Un
conglomerado, de sufrimientos y temores de otras personas pueden afectar a un
individuo, sin que nada tengan que ver con él. Es muy posible que un individuo
capte el temor que domina a otras personas, aunque no tema a nada. Se
identifica tanto con los presentimientos de futuros desastres, que los
interpreta en términos de su propia y futura experiencia. Es incapaz de
desligarse de sus reacciones, y absorbe tanto veneno en sus auras mental y
emocional, que lo arrastran a un torbellino de temor y terror. Sin embargo,
debe saber que el futuro no oculta para él ningún desastre. Está simplemente
bajo una ilusión, pero el efecto sobre su cuerpo astral y plexo solar es el
mismo. Desgraciadamente esto ocurre en
la actualidad, donde hay miles de almas sensibles que tienen aspiraciones,
inexpertas en el manejo del karma mundial, abiertas al sufrimiento de los demás
e incapaces de distinguir entre su propio destino y el ajeno, en su medio
ambiente y en el futuro inmediato.
También es posible, para aquellos aspirantes más avanzados y
quienes están en el sendero del discipulado, hacer contacto en el plano astral
con antiguas vibraciones del mal y del dolor -males acontecidos y desaparecidos
hace mucho tiempo; posiblemente puedan leer una pequeña fracción de los
archivos akáshicos que conciernen a los futuros sufrimientos de un individuo o
grupo, que probablemente no los verán cumplirse, no obstante adjudicarse para
sí la información recibida, sufriendo las consecuencias.
3. Temor al dolor físico. En algunas personas este temor es
la causa fundamental de todas sus ansiedades, aunque no lo reconozcan. En
realidad es el resultado de los tres temores anteriores, de la presión ejercida
sobre su cuerpo astral y de la tensión provocada por la imaginación y el
raciocinio, en el sistema nervioso físico. El sistema nervioso llega a ser
excesivamente sensible y puede producir intensos sufrimientos físicos. Las
enfermedades y achaques, que para las personas comunes y flemáticas tienen
importancia vital, se agravan hasta convertirse en verdadera agonía. Quienes
cuidan de los enfermos deben reconocerlo y dar los pasos necesarios para
aliviar la condición física mediante el empleo de sedantes y analgésicos, a fin
de que no haya indebida tensión sobre el sistema nervioso, excesivamente
forzado.
Me preguntarán si apruebo el empleo del éter, el cloroformo
y las drogas sedantes, en las operaciones. Diré que como principio no, pero
provisionalmente sí. Cuando el hombre haya hecho un firme contacto con su alma
y desarrollado la facultad de entrar y salir a voluntad de su cuerpo físico, no
será necesaria la ayuda de sedantes. Mientras tanto pueden considerarse como
medidas de emergencia, necesarias para el karma mundial y el punto de evolución
de la raza. Naturalmente que no me refiero al uso de narcóticos y drogas, por
las personas desequilibradas e histéricas, sino al empleo sensato de lenitivos
bajo la inteligente dirección de un facultativo.
4. Temor al fracaso. Afecta a la mayoría de las personas por
muchas causas. El temor de no poder cumplir y de no lograr el amor y la
admiración de los seres queridos, el temor al desprecio de otros y a que lo
conceptúen inferior, y el temor de no ver ni aprovechar la oportunidad, son
todos aspectos del complejo del temor que colora las vidas de tantas personas dignas.
Puede estar basado en un medio ambiente
desagradable e incomprensivo, en un instrumento inadecuado para la tarea, y
muchas veces tiene su origen en el hecho de que el hombre es un discípulo o un
alma elevada, ya preparada para hollar el sendero de probación.
Ha obtenido un leve contacto con su alma; ha percibido la
visión y sus posibilidades; observa su personalidad, y la compara con el
trabajo que debe realizar y la calidad de las personas con quienes se ha puesto
en contacto, dando por resultado un complejo de inferioridad extremadamente
fuerte, debido a que es nutrido por el descenso de verdaderas corrientes de
fuerzas. Como sabemos, la energía sigue al pensamiento y está matizada por la
calidad del pensamiento. El hombre analiza con desagrado su personalidad,
nutriendo las mismas cosas que deplora y haciéndose más inadecuado para la
tarea. Es el círculo vicioso del esfuerzo, pero debe ser contrarrestado por la
plena comprensión de la verdad contenida en las palabras: "Como el hombre
piensa, así es él". A medida que reflexiona sobre la naturaleza de su alma
omnisciente, se hace a semejanza de esa alma. Su pensamiento está enfocado en
la conciencia del alma y se convierte en esa alma en manifestación, por
intermedio de la personalidad."
- Tratado sobre Magia Blanca -
REGLA DIEZ
LA CONSTRUCCION DE FORMAS MENTALES
4 comentarios:
El aquietamiento y purificación de las emociones y deseos representa un gran trabajo para la humanidad y de ahí nos viene el temor a la muerte, al futuro, a lo desconocido, a lo que consideramos que es una posesión y que es un bien para nosotros como son las cosas materiales y que nos representa un lastre para poder avanzar. En el cuerpo astral están la mayoría de nuestros apegos y de nuestros deseos egoístas que no nos dejan ver la realidad. Todo eso a lo que tanta importancia le damos como son los deseos y los sentimientos que son de los sentidos y por lo tanto del astral, forma parte de los espejismos que tenemos que detectar y eliminar de nuestras vidas.
Sin haber superado y trascendido el astral no podemos desarrollar y explotar el cuerpo mental, el más importante de la personalidad.
Ciertamente, así me parece a mi también.
Creo que el peor de todos es el miedo a la muerte y al sufrimiento que podemos padecer antes que se produzca.
Sin embargo cuando el Maestro nos habla de la muerte, nos dice que si fuéramos conscientes de las innumerables veces que hemos dejado el cuerpo físico lo aceptaríamos como algo familiar i natural, tal como lo es el nacimiento. I nos dice también que puede ser más traumático el nacimiento que la muerte y aunque no lo recordemos todo ser humano sin ninguna excepción lo hemos vivido.
Sin embargo lo que para la personalidad es muerte, para el Alma es vida, pues los cuerpos de la personalidad son para ella una prisión que no le permiten manifestar plenamente Su Divinidad y la muerte física, astral y mental representan para ella una gran liberación.
La creencia en el más allá nos da la esperanza de que no somos aniquilados, de que la individualidad, el ser y la consciencia adquiridos siguen intactos y que además tienen una continuidad que al igual que si nos hubiéramos dormido, el nacer es un nuevo despertar con las mismas tendencias y nivel de consciencia que dejamos en la vida anterior.I así de muerte a vida y de vida a muerte, seguimos avanzando siendo cada vez más conscientes de esta continuidad.
Gracias Dani por ponernos de frente con esta realidad que forma parte de la Vida.
Un fuerte abrazo
Cuando lleguemos a alcanzar la continuidad de conciencia en los diferentes planos de existencia del ser humano, desaparecerán muchos temores resultado de la incertidumbre e ignorancia.
Gracias Marta
Un fuerte abrazo
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